Políticas

4/6/1998|587

Masiva movilización el 29

La burocracia de la CGT y el Moas jugó durante toda la semana pasada a las escondidas para impedir que en cualquier plenario o reunión se colara el planteo de convertir la movilización del 29 en un paro activo. Si el paro del 21 fue extraordinario, el del 29 lo habría superado; hasta el jueves 28 los trabajadores estaban esperando la orden de parar, en las fábricas que no pararon masivamente el 21 la decisión era hacerlo esta vez; en las escuelas primarias muchos docentes debatían sobre el premio a la asistencia y la disposición a parar el 29.


Mientras la burocracia se escondía, el gobierno lanzó una campaña terrorista también para quebrar la movilización. A los cortos publicitarios mostrando los enfrentamientos entre manifestantes y policías el 21, sumó el reclamo a los partidos y organizaciones patronales y sindicales que se pronunciaran contra la violencia y, para completarla, acuarteló a 13.000 policías desde el jueves 28 y pusó en las calles del centro más de 2000 efectivos.


El viernes 29, a pesar de todo esto, sin paro y con la ciudad sitiada, más de 3.500 trabajadores se movilizaron por sus calles. El reclamo unánime fue el paro provincial y un plan de lucha.


La burocracia cumplió la función de darle aire a un gobierno que en términos políticos y económicos está acabado. Las reuniones con los empresarios en el Consejo Económico y Social (un engendro corporativista creado por la reforma constitucional de Angeloz) sirvieron para que, a cambio de pronunciarse contra la violencia, los patrones descargaran su lista de reclamos (subsidios, rebajas impositivas, etc.). El aire le está sirviendo a Mestre para quebrar la ocupación de la Cervecería Córdoba ‘por dentro’. Imposibilitado de desalojarla por la fuerza después de un mes de toma ha lanzado una batería de propuestas (como subsidios mensuales de 600 pesos, pago anticipado de una parte de la indemnización, etc.) con el objetivo de sacar a los trabajadores de la planta y quitar de escena un conflicto que despertó todas las tendencias de lucha entre los trabajadores cordobeses. La burocracia en esto cumple también un importante papel porque ha dejado a los cerveceros a su propia suerte, no ha cumplido con el compromiso de sostener material y físicamente la ocupación y no ha sacado el paro ni el plan de lucha; el Sindicato de Cerveceros, presa de estos compromisos, ha entrado en la impotencia y ha cambiado su reclamo de la anulación de la licitación (por lo tanto el mantenimiento de la fuente de trabajo) por la discusión de las propuestas gubernamentales y la espera de una decisión judicial que los considere parte y los reconozca como trabajadores de la Cervecería, adelantando su decisión de desalojar cualquiera sea el resultado de estas ‘gestiones’.


En Córdoba se están viviendo las preliminares de una pelea de fondo. Los conflictos pendientes son muchos y muy profundos (modificación del Estatuto docente, de los convenios de EPEC y de Renault, renovación del convenio Fiat-Smata, etc.) y los trabajadores dan sobradas muestras de su voluntad de lucha. El gobierno de Mestre está ‘groggy’ como resultado del desquicio de las finanzas provinciales y de la crisis de la industria metalmecánica y envuelto en una crisis política.


En ocasión del 1º de Mayo una serie de organizaciones sindicales y políticas de Córdoba, reunidas en la Multisectorial, establecieron una salida de los trabajadores para esta situación, llamando a la Cta y el Mta a romper con los partidos patronales, a construir una organización política de los explotados y a conformar un polo obrero frente al polo patronal que quiere reventar las conquistas obreras y estableció además un programa de reivindicaciones enteramente ajustado a la presente situación. Sobre esta base la Multisectorial desplegó una activa lucha por garantizar el paro del 21, por sacar un paro el 29 y en la defensa de la lucha de los cerveceros. En el planteamiento de la Multisectorial está la salida para los trabajadores y la provincia: la derogación del convenio Fiat, el reparto de la horas de trabajo, el subsidio para los desocupados, la defensa de las conquistas obreras. Un paso práctico, por pequeño que parezca, es que cien activistas y delegados se pronuncien por este planteamiento y constituyan así la base de un plenario que resuelva un plan de lucha.