Políticas

20/9/2023

Massa confirma los tarifazos: la inflación de agosto no fue la excepción sino un augurio de lo que se viene

La disparada en los precios mayoristas también nos da un indicio de eso.

Un año repleto de golpes al bolsillo popular.

El índice inflacionario de agosto, pos devaluación, batió todos los récords. Sin embargo, la suba de precios no parece que fuera a amainar en lo que resta del año, diluyendo así los efectos de los anuncios electoralistas de Massa.

En primer lugar, el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, confirmó, que, si bien suspendieron el aumento del 11% en la boleta de luz y gas que estaba previsto para la primera semana de septiembre, el mismo fue reprogramado para noviembre. Como vemos, sigue pie la decisión de reducir subsidios energéticos para complacer al FMI, compensando ese recorte con aumentos sobre los usuarios, dejando indemnes a las empresas que intervienen en los distintos eslabones de la cadena energética.

Por su parte, el programa energético de Milei también asegura nuevos tarifazos. Acaba de disertar frente a los integrantes del Club del Petróleo, donde prometió equiparar los precios internos del gas y el petróleo a los internacionales (más elevados), fomentar la exportación de hidrocarburos sin priorizar el abastecimiento interno y dejar de subsidiar a Cammesa, generando que los precios dolarizados del gas en boca de pozo se trasladen directamente a las boletas de electricidad y gas que pagan los hogares. Todas medidas que pondrían al rojo vivo la cuestión de las tarifas.

Por otra parte, el salto en la inflación mayorista del mes de agosto (del 18,7%) da un indicio de cuáles serán los precios de reposición en el mercado minorista, y, por lo tanto, su impacto futuro en el índice de precios al consumidor. La misma alcanzó el 30,3% en el caso de los bienes importados -en los cuales la devaluación tuvo una incidencia directa-, y el 22,4% en los productos agropecuarios, debido a que el capital agrario busca replicar en el mercado interno los beneficios extra que obtiene exportando a un dólar más caro.

El gobierno es artífice de esta situación, desde el momento que autorizó una suba del tipo de cambio, siguiendo la orden del FMI, y que mantiene intacto el dominio privado del comercio exterior, permitiendo que un puñado de monopolios acoplen los precios locales de las materias primas a los internacionales, lo cual encarece los alimentos en las góndolas criollas.

Este horizonte sombrío para el bolsillo popular refuerza la importancia de organizarnos ahora para recomponer los ingresos de los trabajadores, por un sueldo básico equivalente a la canasta familiar, aumentos salariales atados a la inflación de cada mes y trabajo genuino. Exigimos un paro nacional y planteamos la necesidad de poner en pie un congreso de delegados de base para llevar al triunfo estos reclamos por medio de un plan de lucha.