El gobierno decide lanzar una quinta edición del dólar soja durante el mes de octubre, cuya recaudación irá directamente a financiar la corrida en curso. Eso ocurrió con la versión anterior, en la que los sojeros liquidaron U$S 2.045 millones en septiembre, pero el Banco Central solo pudo realizar compras netas por U$S 513 millones durante los primeros veinte días de ese mes.

El gobierno dilapida las menguadas reservas en intentar contener la disparada de los dólares financieros y mantiene intacta la fuga de divisas bajo todas sus formas. Como resultado, el saldo negativo del BCRA en lo que va del año es de -U$S 1.766 millones y las reservas líquidas ostentan un rojo de -U$S 14.100 millones. En lugar de detener esa sangría, el oficialismo apela a parches cuyas consecuencias son muy negativas para la economía del país y el bolsillo popular, como otorgar numerosos beneficios cambiarios a los capitalistas y tomar nueva deuda externa.

Por un lado, Massa anunció el quinto dólar soja, vigente hasta el 20 de octubre, que implicará una emisión extra de alrededor de $150 mil millones. A su vez, se encuentra funcionando el dólar petróleo, que atañe una emisión extra de aproximadamente $128 mil millones. Por otra parte, las exportaciones agroindustriales provenientes de las economías regionales están exentas del pago de retenciones. Asimismo, “el Banco Central autorizó la semana pasada a que las empresas puedan traer sus dólares a $ 800 en lugar de a $ 350” (El Cronista, 3/10).

Todas medidas de fuerte impacto inflacionario tanto por la emisión monetaria que acarrean como por la presión que generan en el precio de los alimentos, combustible y tarifas. Cabe destacar que esos tipos de cambio preferenciales son en definitiva una devaluación en tandas que busca aproximarse al salto cambiario que exige el FMI.

A su turno, Alberto Fernández está negociando con China la liberación de un nuevo tramo del swap, por U$S 5 mil millones. Eso significaría más endeudamiento en moneda extranjera a una tasa usuraria del orden del 7%. Hipoteca  que terminará pagando el pueblo trabajador con más privaciones.

Las divisas recabadas a partir de esas costosas iniciativas, como dijimos, irán a solventar la corrida en curso, la cual se aceleró en estas últimas semanas previas a las elecciones, como podemos constatar en la suba de las cotizaciones paralelas del dólar, o si observamos la paulatina salida de depósitos a plazo fijo -en términos reales- (Página 12, 1/10) y el creciente desprendimiento de bonos del Tesoro por parte de algunos fondos de inversión (Infobae, 3/10). Esos dólares también serán destinados a pagarle al FMI el 30 de octubre, vencimientos por U$S 3.500  millones, en pos de seguir honrando esa deuda fraudulenta.

Como vemos, el saqueo capitalista persiste bajo la anuencia oficial y somos los trabajadores quienes cargamos con  las consecuencias. Necesitamos cortar todas las vertientes de la fuga, nacionalizando bajo control obrero el sistema financiero y el comercio exterior, repudiando la deuda usuraria y rompiendo con el FMI. Solo así podremos preservar el ahorro nacional y destinarlo al desarrollo productivo y a resolver las acuciantes necesidades populares. Ya quedó demostrado que ni conceder más estímulos al capital, ni contraer nueva deuda, ni aplicar el programa del Fondo constituyen salida alguna a la bancarrota que nos acontece, sino que la agravan.

https://prensaobrera.com/politicas/milei-confiesa-que-necesita-a-barrionuevo-para-pasar-la-reforma-laboral-antiobrera

 

https://prensaobrera.com/politicas/martin-insaurralde-escandalo-y-renuncia