Políticas

22/5/2023

Massa pretende reactivar el consumo aumentando el endeudamiento familiar, mientras sigue ajustando los ingresos

Anuncia una extensión del 30% en el límite de la tarjeta de crédito.

La política de suba de tasas encarece el financiamiento con tarjeta.

Como única medida para “proteger” el consumo popular frente a la inflación irrefrenable, Massa anunciará un aumento del 30% en los montos de compras en cuotas con tarjetas de crédito. Así las cosas, nuestros ingresos continuarán derruidos pero tendremos la posibilidad de incrementar el nivel de endeudamiento para poder llegar a fin de mes.

La vocación del gobierno de intentar complacer a las patronales y al FMI hace que mejorar los ingresos populares esté fuera de su agenda, por el contrario, promueve su derrumbe ajustando en jubilaciones, salario mínimo y asistencia social y fomentando topes paritarios. De este modo, según la consultora Ecolatina, en cinco años la caída real de los salarios formales fue del 19% y del 42% en el sector no registrado. A su vez, en diez años, el salario mínimo perdió 37 puntos de poder adquisitivo, la jubilación mínima 24 puntos y la Asignación Universal por Hijo 18 puntos.

Ese desplome del ingreso de las familias trabajadoras impacta inevitablemente en el consumo. Según la consulta Scentia, en abril cayeron 21% las ventas en los comercios de cercanía del Amba, donde se concentra el 80% de las compras. El retroceso fue del 13,1% en los artículos de limpieza y hogar, del 12,2% en los de higiene, del 9,3% en alimentos (ascendiendo al 10% en los perecederos). Como vemos, la población de los barrios, frente a las crecientes dificultades económicas, se tuvo que privar del acceso a productos de primera necesidad.

Massa, extendiendo el límite de las tarjetas de crédito, presenta como vía de solución que nos endeudemos cada vez más, no con la aspiración de comprar una casa o abrir un negocio, sino para realizar las compras cotidianas. Agregando así una confiscación extra a nuestro bolsillo: la de los bancos a partir del cobro de intereses, que el oficialismo se encarga de encarecer aumentando constantemente las tasas de referencia del Banco Central a pedido del FMI.

Por otra parte, la ampliación del 30% resulta inocua debido al grado de desactualización que presentan los márgenes de compra de los plásticos. Sucede que la banca prefiere invertir el grueso de sus carteras en la compra de Leliqs y Pases, dado los altos retornos que reportan, que destinarlo en financiar a particulares. Lo anterior demuestra que ni esta iniciativa, ni la reciente rebaja de la tasa de interés del Ahora 12, lograrán contrarrestar las consecuencias recesivas que provocan los rendimientos positivos de las letras del BCRA y los plazos fijos que garantiza el gobierno.

A su turno, el anuncio oficial deja afuera a los sectores más postergados, para quienes el uso de tarjeta de crédito está restringido y deben recurrir a préstamos más usurarios, como los que se obtienen en las entidades que otorgan efectivo a sola firma. Casualmente, son aquellos los que realizan la mayoría de sus compras en los comercios barriales, donde los controles de precios no llegan y el consumo está en caída libre.

Con todo, se trata de una medida destinada al fracaso cuyo único objetivo es disimular el papel activo que juega el gobierno a la hora de destruir los ingresos de las mayorías, encarecer el financiamiento y perjudicar el consumo. Que debamos endeudarnos para poder comer es razón suficiente para echar a los políticos capitalistas que nos condujeron hasta acá y dar paso a la izquierda y los trabajadores, cuyo programa contempla los aumentos salariales indexados a la inflación -para que no sea necesario pagar en cuotas las compras del hogar- y la nacionalización bajo control obrero de la banca para terminar con la usura y permitir que el crédito del país se oriente a la producción y al acceso universal a la vivienda.