Sergio Massa desarrolló un discurso, delante de 250 empresarios, donde afirmó que el ajuste fiscal continuará y se cumplirán las metas de déficit fiscal impuestas por el Fondo, porque “solucionar problemas requiere esfuerzo y sacrificio”. El único sacrificio quiere que lo hagan los trabajadores.

“Vamos a terminar el año cumpliendo el 2,5% de déficit fiscal que nos habíamos proyectado”, sostuvo el ministro. Como sabemos, esto incluye la destrucción de los ingresos populares, recortes en esferas públicas fundamentales como salud, educación y vivienda y una mayor recaudación fiscal a costa de la permanencia de la estampida inflacionaria.

Además agregó que “las elecciones no se ganan con expansión fiscal, esa idea, hoy, atrasa un poco”, lo que confirma que el gobierno aún cuenta con el apoyo de burguesía para llevar adelante el plan de ajuste que demanda el FMI, al que Massa reconoce como la gran ancla que evita un estallido de la economía, aunque sea un combo explosivo que “podría terminar en un Rodrigazo”.

Además el ministro dio referencias del consenso que existe dentro de todo el arco político patronal para cumplir con las exigencias: “El ordenamiento fiscal es un trabajo de la política, del gobierno y de la oposición. Cuidar las reservas es una tarea nuestra, pero en la que participamos todos”. De esta forma deja claro que no hay grieta a la hora de reventar a los trabajadores.

También realizó algunas declaraciones sobre el shock devaluatorio que exige un sector importante de capitalistas: “tengamos cuidado, porque los que piden una devaluación desesperados están destruyendo el valor de sus compañías en dólares, no solamente destruyen el ingreso de los argentinos”. Es decir, si bien el costo social de una depreciación abrupta del peso sería enorme, el gobierno pone el foco, sobre todo, en preservar los márgenes de ganancia de las patronales.

Esto queda demostrado si tenemos en cuenta que todos los bonos de deuda que van apareciendo para patear los vencimientos están linkeados al dólar, puesto que las presiones devaluatorias ya están haciendo saltar los tipos de cambio paralelos, el dólar oficial se viene devaluando, y no se sabe hasta cuando el Central va a poder contener un salto abrupto en el precio de la divisa por la carencia de reservas.

El ajuste y las ataques a las masas son cada vez mayores. Solamente una transformación económica de fondo, que parta del rechazo del pago de la deuda externa y ponga todo los recursos del Estado en función de los intereses mayoritarios podrá evitar que una nueva catástrofe económica se vuelque sobre nuestras espaldas.

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