Políticas
27/3/2025
Maturano confiesa que la CGT convoca al paro para descomprimir la bronca y rescatar al gobierno
Impulsemos a fondo la movilización obrera y popular el 9, y el 10 paremos el país.

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Maturano, secretario general de La Fraternidad.
En una entrevista radial, el secretario general del sindicato de La Fraternidad, Omar Maturano, expresó abiertamente que la intención del paro del 10 de abril por parte de sus convocantes es descomprimir la bronca popular para ayudar a que Milei finalice su mandato. Esto, luego de reconocer que la CGT fue oficialista bajo todos los gobiernos, incluido el de la dictadura. Un sincericidio que refuerza la necesidad de recuperar los sindicatos para los trabajadores.
El representante sindical de los maquinistas ferroviarios fue concluyente respecto al carácter que busca imprimirle al paro. Señaló que hay una "presión social grande" y que si frente a ello la CGT "cierra todas las canillas, eso va a explotar por algún lado". "No puede explotar por ningún lado. Este gobierno tiene que llegar a los 4 años, con todas las cagadas que se va a seguir mandando, a fin de año, elegiremos otro o el mismo, pero tiene que llegar y la democracia estar tranquila, en paz social y tratar de conservarla" sentenció. Los trabajadores debemos tomar nota de los reales intereses que defienden estas direcciones burocráticas y tomar en nuestras manos la tarea de organizar las acciones de lucha que se vienen y su continuidad.
En pocas oraciones, confesó que ni él ni la dirección de la CGT tienen voluntad alguna de impulsar a fondo las demandas de sus afiliados, sino que su objetivo principal radica en garantizar la gobernabilidad de Milei, que viene a barrer con cada una de las conquistas obreras. Por eso conciben a este paro -aislado y sin continuidad- como una válvula de escape para evitar que el creciente descontento popular se transforme en una rebelión que se lleve puesto al gobierno.
A su vez, la convocatoria es una respuesta de la burocracia sindical frente al desborde producido en la jornada del 12 de marzo, donde los trabajadores, ante la inacción de sus gremios, encontraron en la iniciativa de los jubilados y de las hinchadas de fútbol un canal para movilizarse contra la ofensiva antiobrera de Milei. Ese proceso le valió al gobierno una derrota política, cuando al miércoles siguiente el pueblo volvió a congregarse masivamente en la Plaza Congreso pese al despliegue represivo. Sin dudas, la intervención popular puso en crisis el pacto colaboracionista de la CGT y el oficialismo, con lo que la primera se vio forzada a llamar al paro.
Luego de describir el operativo de salvataje del gobierno, Maturano aseguró que la marcha del 9 de abril será pacífica porque "las banderas rojas van a ir atrás", refiriéndose a la izquierda y al clasismo. De este modo, se ocupó de responsabilizar a los manifestantes de la feroz represión del miércoles 12 de marzo, absolviendo a Patricia Bullrich de su accionar criminal. Al mismo tiempo, esclareció la delimitación estratégica que existe entre aquellos, como él, que actúan como agentes de las patronales y de los gobiernos capitalistas al interior de las organizaciones obreras, y, de la vereda opuesta, quienes nos esforzamos en recuperar los sindicatos para ponerlos al servicio de la lucha de los trabajadores, y que queremos echar a Milei en las calles porque su permanencia en el poder constituye una amenaza a los derechos más elementales de las mayorías.
Como si hiciera falta aclararlo, Maturano remarcó que "todas las CGT desde 1930 hasta la fecha, fueron oficialistas. Con la dictadura también era oficialista". Lo que omite es que dicha colaboración le costó caro a los trabajadores de Argentina, ya que estas centrales, no solo no organizaron, sino que oficiaron de obstáculo en cada proceso huelguístico que se abrió paso a lo largo de la historia. La Fraternidad no escapa de esa entrega, dejando pasar los despidos de maquinistas en el Belgrano Sur y en el Ferrocarril Roca del último tiempo y la tentativa gubernamental de privatizar los trenes.
Con todo, se decanta que nuestro destino no puede quedar librado a las decisiones de la CGT, que trabaja en el sostenimiento de Milei. Es necesario organizar desde las bases las jornadas del 9 y el 10 de abril, poniendo en pie asambleas en los lugares de trabajo, para promover una intervención obrera decidida que tenga como norte derrotar a este gobierno reaccionario con la movilización callejera.

