Políticas

10/2/2005|886

Mendoza: “Cicchitti basura, vos sos la dictadura”


El intendente de la ciudad de Mendoza reafirma constantemente que es un dictador. A mediados de noviembre llamó a un plebiscito por el aumento de 3 pesos mensuales para la seguridad urbana, y solamente contó con los votos de la mitad de los contribuyentes (por dar una cifra generosa).


 


Comenzaron a llegar las boletas con el nuevo importe. De inmediato, en las calles de la ciudad aparecieron aproximadamente unos 1.000 policías comunitarios con palos, cuidando “el orden”. Solamente cinco meses les duró el curso de instrucción, en la actualidad se preparan para portar arma reglamentaria. Pero a esto le agregamos la estadística de muertes por robos, ajustes de cuentas, etc.


 


El día 24 de enero se arrojó la cifra de 26 muertes en lo que va del año: uno por día y en su mayoría en la “Ciudad de Mendoza” o sea la “Ciudad de Cicchitti”, la “Ciudad del buen orden”.


 


¿A qué seguridad se refiere el señor intendente si no es la de reprimir, como sucedió el día lunes 24 de enero cuando compañeros del Partido Obrero en plena actividad de afiliaciones en calle San Martín y Las Heras fuimos interrumpidos por diez policías –entre ellos uniformados, de civil y la famosa policía comunitaria– queriendo incautar las fichas de afiliaciones, presentándose uno de ellos como inspector de la Municipalidad (conocido como policía civil) y citando la famosa ordenanza 1155/79 que determina que no se puede volantear en la ciudad? Al oír nuestro discurso de tener conocimientos de esa ordenanza perteneciente a la dictadura, y que por lo tanto es anticonstitucional, e insistiendo que nuestra actividad era de afiliaciones, para conseguir la personería jurídica, y que por tal motivo contábamos con plenos derechos y libertades democráticas, comenzó la provocación verbal y física hacia dos compañeros, por supuesto toda una estrategia para llevárselos detenidos por desacato a la autoridad.


 


Ante tal provocación les pedí a los compañeros que nos retiráramos del lugar. Nos fuimos a la siguiente esquina, continuando con nuestra actividad; por supuesto que el control siguió allí y de esta manera todos los días los tenemos encima, mientras en el resto de la ciudad siguen ocurriendo asesinatos, robos, etc.


 


Conclusión: Cicchitti quiere tener orden en su ciudad para las “empresas extranjeras” que vienen a “invertir” en la tierra del buen sol y el buen vino.