Políticas
28/9/2023
Mendoza: nuevo gobierno, mismo ajuste
Lo que dejaron los comicios.

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Cornejo será gobernador nuevamente.
Alfredo Cornejo será nuevamente gobernador en el periodo 2023-2027. Con una diferencia de menos del 10% le ganó claramente a su exaliado y principal contrincante electoral, Omar De Marchi.
El triunfo del oficialismo no esconde la dispersión y fraccionamiento del bloque que venía gobernando. El radicalismo perdió más de 15 puntos en relación a las elecciones a gobernador de 2019 y 10 en relación a las de 2015, donde el mismo Cornejo desplazó de la gobernación al peronismo.
Claro triunfo con dificultades
El oficialismo llegó dividido a esta elección por la ruptura de “Unión Mendocina”, un frente constituido por el PRO de Omar De Marchi, el Partido Demócrata, La Libertad Avanza, radicales y peronistas disidentes, entre otros. Su retroceso no se limita a la ruptura y a la pérdida de posiciones: el radicalismo no logró contener los votos que cosechó en las Paso, perdió más de 50 mil votos; un 40% del caudal logrado por Luis Petri, que fue a internas enfrentando a Alfredo Cornejo.
La estrategia del radicalismo para el último periodo fue contraponer su política a la del gobierno nacional y particularmente a la de CFK. “Cuidemos Mendoza” fue el eslogan, que jugaba con el fantasma de una hipotética vuelta del peronismo a la gobernación, algo que nunca fue una posibilidad concreta. El desbande del PJ y el desastre del gobierno nacional agotaron toda chance del peronismo mendocino. Despejado este fantasma, el oficialismo comenzó a recibir parte del descontento social por la situación económica y social.
Los niveles de desempleo y pobreza son alarmantes; pese a la publicidad oficial, las medidas provinciales son inocuas. El gasto de la provincia en asistencia social es irrisorio; el gobierno se limita a entregar módulos alimentarios. Esta área fue blanco de un recorte de envergadura, como lo refleja la eliminación de las raciones alimentarias en las escuelas y el desfinanciamiento de la salud y la educación.
El descontento también recorre al empresariado. Los sectores más concentrados reclaman avanzar en medidas estructurales como la distribución del agua, la reducción impositiva, y centralmente acelerar la explotación de Vaca Muerta y avanzar en la megaminería metalífera. Sectores más pequeños de los empresarios directamente reclaman un cambio.
Nuevo cogobierno
A diferencia de elecciones anteriores, el próximo gobierno radical retrocede en su representación parlamentaria. En Diputados, de estar a un pestañeo de los dos tercios, pasó a ser una minoría simple; en el senado perdió el quórum propio y es una clara minoría. Esto complica su control sobre el aparato judicial, que presenta fisuras evidentes. Además perdió cuatro intendencias; ahora solo conduce 9 de 18.
Su retroceso no pone en juego la gobernabilidad pero si complica los planes de gobierno, particularmente implementar las medidas de fondo que reclaman los sectores del gran empresariado. Estos vienen empantanados desde que Rodolfo Suárez enfrentara una rebelión popular contra la habilitación de la megaminería.
En este aspecto, “Unión Mendocina” no expresa una diferencia de fondo con la política del gobierno; iremos al establecimiento de un cogobierno en defensa de las medidas que reclama el empresariado más concentrado. Esto, en un cuadro de crisis económica y social de magnitud.
El desafío más grande que enfrenta Alfredo Cornejo es avanzar con una política de ataque contra los sectores populares. Con porcentajes más altos que la media nacional, la inflación, la pobreza, la precarización laboral y la depreciación de los salarios son rasgos distintivos del panorama mendocino.
La no oposición
Unión Mendocina se colocó como una variante electoral del radicalismo. Con más del 30% de los votos, quedó como segunda minoría legislativa y con dos intendencias.
La pregunta que sobrevuela es si Omar De Marchi tendrá la capacidad para mantener “Unidad Mendocina”. Sin una estrategia común, es complejo contener a radicales desplazados y peronistas retirados. De Marchi apuesta a un triunfo de Milei y a ser su representante en Mendoza. Las fricciones y contradicciones de esta “oposición Frankenstein ” le dan poca vida a la unidad.
El Partido Verde logró crecer poco más del 7% y amplió su representación legislativa. Su campaña se basó en atacar a las dos principales fuerzas electorales por cogobernar contra los intereses de los mendocinos; denunciaron su responsabilidad sobre distintos aspectos como la crisis de los médicos, y la situación de hospitales y escuelas. Sin profundidad pero con vehemencia, pudo capitalizar parte del descontento.
Los verdes estuvieron a un suspiro de relegar al cuarto lugar al peronismo, que no contuvo su caudal electoral de las Paso y realizó la peor elección de los últimos 40 años. Un gran mérito para una fuerza que desarrolla una actividad pública sólo en periodos electorales y desde sus posiciones legislativas colaboró más de una vez con el oficialismo.
La izquierda y las necesidades populares
Sin polarización, el FIT-U marcó el paso. En porcentajes, retrocedió levemente en relación a las elecciones Paso (del 4,53% al 4,23% y del 3,95% al 3,88% de los votos totales); en términos absolutos, creció 370 votos. En un escenario de rechazo evidente al peronismo y al oficialismo provincial, el Frente de Izquierda no logró recomponer su registro electoral.
La ausencia de una campaña unitaria y sobre todo que buscara una movilización de sectores más amplios del activismo es un aspecto relevante para entender por qué los verdes lograron capitalizar un sector descontento y el FIT-U no. La campaña se desarrolló con una dualidad evidente, la misma que se expresó en las Paso y condujo a una interna con dos listas.
La base para esto fue una campaña conservadora, con planteos de reforma que en esencia no presentaban una contraposición con las fuerzas gobernantes. Esto no pasó desapercibido para la prensa, sobre todo en el debate de candidatos. La convocatoria de los compañeros del PTS a discutir acciones comunes llegó tarde, apenas días antes de la elección. Bajo estas condiciones, el Partido Obrero militó por el voto al FIT-U contra todos los candidatos patronales.
Los compañeros del PTS, que lideraron la lista, dejaron relegado a un segundo plano problemas centrales como el trabajo y el salario. La cuestión de la pobreza, que afecta al 50% de la población, directamente estuvo ausente.
En relación al problema de la vivienda, el planteo de créditos blandos dejó afuera a la inmensa mayoría de los que sufren la crisis habitacional, ya sea por hacinamiento, precariedad o por el aumento de los alquileres.
El remate de una campaña dividida fue la presentación de la “plataforma del PTS en el FIT-U” horas antes del comienzo de la veda electoral.
Con estas consideraciones, valoramos enormemente que la izquierda no haya perdido votos con respecto a las Paso; es un punto de apoyo importante para desenvolver una oposición a los planes de Cornejo y la derecha, pero también contra el ajuste de Massa y el FMI.
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