Políticas

10/6/2019

Mendoza: Un llamado de atención para la izquierda y los trabajadores

Progresa una polarización contra los trabajadores

Ya escrutadas el 90% de las mesas, la alianza “Cambia Mendoza” cosechó el 45,6% de los votos. El radical Rodolfo Suarez (31%) le ganó la pulseada a Omar De Marchi, del PRO (13,1%). En segundo lugar quedó el peronismo con el 38%, donde se impuso la lista de Unidad Ciudadana por escaso margen. Lejos “Protectora”, del Diputado Nacional José Luis Ramón (7,7%) y el Frente de Izquierda (3,9%) con un importante retroceso (56% menos que las PASO 2017 y 45% menos que las PASO 2015). La polarización entre Cambiemos y El PJ ha alineado atrás de estos al PS, Libres del Sur o el Frente Renovador.


Los bloques patronales lograron captar la atención del electorado en sus respectivas internas, poniendo en marcha una polarización electoral. Gran parte del electorado han decidido su voto contra otra variante política, no en defensa de programa alguno.


Suarez, el candidato elegido por los grandes empresarios apenas cosechó el 31%, logra una primera minoría lejos de expresar un ascendiente popular, mostrando el repudio de un sector al ataque al movimiento obrero y el pueblo explotado que fue impulsada por Alfredo Cornejo. Omar de Marchi, el hombre de Macri, ocultó su referencia nacional y se mimetizó con la estética morada de Cambia Mendoza, poblando sus listas de radicales desplazados del armado Cornejista.


La interna del PJ la ganó Anabel Sagasti, candidata de Unidad Ciudadana, sobre Alejandro Bermejo del sector del pejotismo tradicional, que coqueteaba con el peronismo federal. Este resultado no debe sorprender, en 2017 había ganado las dos secciones electorales más grandes, sobre cuatro. El anuncio de la formula Fernández Fernández fue el empujón final para derrotar al sector de los intendentes, que políticamente estaban anulados por su adhesión obscena a la política de Cornejo.


El mal menor es el peor de los males


El peronismo en general y el kichnerismo en particular se colocaron como la oposición con chances de disputarle a Cambiemos, en nombre de que la situación empeora y ellos representan la vuelta a un pasado menos malo. El movimiento obrero y popular debe tomar nota de lo que el Partido Obrero en el Frente de Izquierda advirtió durante toda la campaña: el Kichnerismo fue virando a la derecha, presentándose como la fuerza de recambio frente a Cambiemos y particularmente del escuálido Rodolfo Suarez. Este viraje se pronunció con el lanzamiento de los Fernández.


Lejos de las tradicionales campañas vacías, está ha sido programáticamente muy disputada por los K en el plano del capital. El kichnerismo mendocino se dirigió sistemáticamente a los capitalistas en nombre de la productividad, la competitividad, fomentar la industria del conocimiento y lógicamente la institucionalidad. Del “modelo” de desarrollo nacional o la refundación de una burguesía nacional solo quedó la mística.


Anabel Sagasti se comprometió a mantener el “Ítem aula”, rediscutiéndolo con los docentes. Rechazar el “ítem aula” es algo urgente para defender la educación pública ya que éste es la piedra angular de la educación como una fuente de acumulación y también el principio del trabajo por productividad en el Estado, el fin de la estabilidad.


En relación al reclamo del lobby capitalista de la minería, Unidad Ciudadana respondió colocando como candidatos a intendente a verdaderos operadores de las mega-mineras, como el ex gobernador Celso Jaque y el ex intendente de Guaymallén Alejandro Abraham. Anabel Sagasti fue muy cuidadosa al referirse a la ley 7722 (prohíbe el uso de material contaminante) al decir que es el marco institucional actual, pero no se pronunció en su defensa, simplemente dejó abierta la puerta a una modificación.


Son partidarios de pagar y en efectivo, como lo hicieron durante años al Club de París, la importante deuda provincial. Centralmente contraída para subsidiar a los grupos exportadores del vino, las empresas de trasporte y reducir las alícuotas de ingresos brutos a las industrias.


La frutilla del postre fue la visita de Axel Kicillof a Mendoza para apoyar las candidaturas de Unidad Ciudad. En su gira, Kicillof le reclamo a Alfredo Cornejo “por qué no se había puesto al hombro la explotación de Vaca Muerta en la provincia”. Nadie más indicado que “Kici” para refrescarle la memoria a las petroleras sobre el acuerdo secreto CFK-Chevron.


Anabel Sagasti se ganó el respeto de todo el arco patronal, por más que no la elijan. Esto quedó en claro en el trato amable, que le dispensaron los sectores de la prensa abiertamente hostil al nacionalismo.


El movimiento obrero y la izquierda


Es claro que el Frente de Izquierda sufrió un retroceso. No logramos desarrollar una movilización política de los explotados de tipo general. Sin embargo debemos reivindicar el trabajo político realizado en distintos frentes obreros al calor de la campaña electoral.


Sin lugar a dudas el Polo Obrero jugó un rol clave, en su gran mayoría las asambleas son dirigidas por jóvenes y su acción proselitista logró trascender el límite de las asambleas de desocupados. El Polo Obrero es el sector más dinámico de la lucha de clases y en los próximos días va a un plan de lucha provincial.


Párrafo aparte merecen los trabajadores precarizados como en la construcción, los obreros de viñas o remiseros. Este sector se mostró más dispuesto e incluso se incorporó a la campaña con el PO anotándose como voluntarios, organizando mateadas o constituyendo comités de apoyo. Los trabajadores precarizados no tienen la presión de una burocracia sindical y son quienes más viven en carne propia los desbarajustes de la economía. En el próximo período vamos a eventos para organizar los lugares de trabajo y pelear por los reclamos de esta fracción del movimiento obrero.


El movimiento obrero organizado no ha intervenido, ya no en el proceso electoral, sino en la crisis en curso. El proceso electoral incluso actúa como un bálsamo, porque alimenta la idea de que la situación puede ser graduada y particularmente Mauricio Macri pueden ser expulsados mediante el voto. Este estado de ánimo es lo que explica que durante el último paro nacional la destilería de Lujan de Cuyo trabajara casi normalmente, igual que la mayoría de las metalúrgicas, bodegas y las pocas industrias que están operativas. Apenas se sintió en las escuelas por la ausencia de alumnos y la reducción sustancial de colectivos. El peronismo aprovechó como en ningún otro lugar el paro, para mostrarle a las patronales como ellos tiene la llave para descomprimir sin que esto signifique acicatear a los trabajadores.


Nuestro método de campaña fue el de ir puerta por puerta a buscar a los trabajadores. Este se reveló trabajoso, pero eficaz. En las zonas donde nuestra organización logro movilizar políticamente, es notable el sostenimiento de nuestra elección y la cantidad de fiscales movilizados. La constitución de nuevas regionales, incluso en el interior provincial.


Finalmente tenemos un debate pendiente con los compañeros del PTS y la izquierda. No se trata de tácticas electorales, se trata del desarrollo de un programa transicional como el que desarrolló el PO durante toda la campaña. Se trata de colaborar con la maduración política de la clase obrera y los explotados.


La PASO mendocina expresa la tendencia a la polarización electoral que se desarrolla nacionalmente, al mismo tiempo que esa polarización no expresa las verdaderas tensiones sociales en pugna, por lo tanto nuestra acción está colocada en preparar el escenario catastrófico que depara al pueblo trabajador la imposición de los reclamos del FMI.


Solo una acción unificada de la Izquierda, con un congreso como venimos proponiendo, puede potenciar una alternativa independiente, de los trabajadores y la izquierda contra las variantes capitalistas.