Mercosur, peor que nunca, el peor de todos
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Para Clarín, con la cumbre de Presidentes que se realizó en Iguazú “el Mercosur consolidó sus proyectos expansionistas: sumó a México, una potencia regional, y a Venezuela, una protagonista mundial en la producción de petróleo”. La conclusión de Clarín fue que con esas incorporaciones “mejora la posición de fuerza en las negociaciones de libre comercio con la Europa comunitaria” y “frente a EE.UU. con quien discute el Alca”.
¿Pero qué pasó en Iguazú, qué medidas se adoptaron, qué estrategia común se definió para que el “gran diario argentino” saque semejantes conclusiones y, más todavía, sostenga que los países latinoamericanos comenzaron a transitar “una misma senda que algunos ya bautizaron Unión Sudamericana, a pesar de la sigla –U.S.– poco atinada”?
Para saber lo que pasó hay que recurrir a la prensa brasileña porque los diarios argentinos brillaron por la falta total de información.
“Sin avances significativos, en medio de un clima tenso de intercambio de acusaciones mutuas que incluyeron escenas de llanto, terminó ayer la 26ª Cumbre de Presidentes y Ministros de los países del Mercosur”, comentaron desde Iguazú los periodistas del Estado de Sao Paulo (9/7).
El diario paulista agregó que “para disfrazar el fracaso de la cumbre, el Presidente Néstor Kirchner anunció a las apuradas la incorporación de Venezuela como miembro asociado del Mercosur y el inicio de las negociaciones con México, para que ese país también tenga en un futuro próximo ese mismo status”.
¿Cómo fue la cumbre? O Estado dice que “a lo largo de la reunión, todos dispararon críticas contra todos”. “El gobierno argentino contra Brasil... del lado uruguayo, las acusaciones tenían múltiples direcciones: los paraguayos, los peruanos y los brasileños”, a quienes acusaron de “no querer una integración comercial y sí una asociación política regional, liderada por Brasil”.
“Los brasileños prefirieron disparar sus dardos contra los uruguayos... y no faltaron irritaciones contra los argentinos”, prosigue O Estado, aportando un dato no menor: “El enfrentamiento comercial de la Argentina con Brasil (por las heladeras y televisores) llegó al extremo inédito de que la Casa Rosada decidió no divulgar la foto de Kirchner al lado del Presidente Lula en la cena de bienvenida”.
Las escenas de llanto se originaron porque Paraguay estuvo a punto de abandonar el Mercosur (la canciller paraguaya irrumpió en lágrimas) por las presiones de argentinos, chilenos y brasilenos contra el “contrabando paraguayo”.
Concluida la cumbre, el presidente de Uruguay, Jorge Batlle, comentó que las negociaciones del Mercosur con la Unión Europea estaban estancadas. “La Unión Europea nos ofrece cuotas por alimentos pero nos pide un área completa de servicios. Entiendo a Brasil. ¿Cómo va a cambiar unos miles de litros de leche de cuota en Europa por todo su mercado telefónico?” (La Nación, 10/7).
Mientras Brasil quiere prebendas mayores a cambio de abrir por completo su mercado a los “servicios” europeos, Kirchner atacó a Brasil por esa postura. El santacruceño fue un pionero, junto a Carlos Menem, en abrir a la gran banca europea no sólo el mercado telefónico sino el sistema financiero y el negocio de la jubilación privada, entre otros al BBVA y al Santander. En Iguazú, Kirchner dijo que no se había podido avanzar “en los capítulos Inversiones, Servicios y Compras Gubernamentales por las restricciones que impusieron algunos Estados que son parte del Mercosur, lo que generó importantes dificultades en el entendimiento con la Unión Europea”. Está más que claro que Kirchner se reveló como un agente de la banca europea.
El balance de la reunión de Iguazú revela que la cumbre del Mercosur fue un nuevo escenario donde se manifestaron las divisiones, rivalidades y choques entre las distintas burguesías y las presiones del imperialismo mundial. Clarín ni siquiera repara en el hecho de que México estaría dispuesto a ingresar como “observador” al Mercosur siendo socio pleno del Nafta, y que Chile es observador del Mercosur y tiene un avanzado tratado de libre comercio con EE.UU. en los moldes de lo que EE.UU. quiere como Alca.