Merlo: un diálogo trucho que no resuelve nada

El 18 de febrero, el Partido Obrero, junto a representantes de ATE y organizaciones sociales del distrito, tuvimos la segunda reunión con el Ejecutivo municipal a fin de avanzar en la resolución de un conjunto de reivindicaciones.


El 18 de febrero, el Partido Obrero, junto a representantes de ATE y organizaciones sociales del distrito, tuvimos la segunda reunión con el Ejecutivo municipal a fin de avanzar en la resolución de un conjunto de reivindicaciones.


El intendente, Gustavo Menéndez, una vez más no dio la cara. No participó de la reunión porque, según nos informaron, estaba “con lo de la toma”. Fuimos recibidos, nuevamente, por Ruiz Díaz, uno de sus secretarios. Efectivamente, mientras más de 2.000 familias eran expulsadas brutalmente de las tierras, Menéndez salía en los medios justificando el desalojo.


Desde el Partido Obrero colocamos como primer punto la necesidad de dar solución a los ocupantes de la toma mediante la expropiación y la urbanización de esos terrenos. Denunciamos la represión y exigimos la libertad de los vecinos detenidos.


Avanzar en la adjudicación de lotes con servicio en Río Alegre; módulos de trabajo y ayuda institucional para cooperativas y comedores; implementación de Unidades de Desarrollo Infantil y casas transitorias para mujeres víctimas de violencia de género; el reconocimiento de ATE como sindicato para trabajadores municipales. Estos fueron algunos de los reclamos planteados por las organizaciones.


Como Partido Obrero presentamos por escrito un pliego de reivindicaciones que incluía la reincorporación de los trabajadores municipales precarizados que fueron despedidos, la defensa del hospital materno-infantil de Pontevedra frente a su vaciamiento y la asistencia económica y también de salud para Karina Abregú, víctima de intento de femicidio.


Las repuestas del municipio se repiten: se lamentan del estado en que lo encontraron y le echan la culpa a Othacehé.


También argumentan no tener presupuesto, pero Merlo es uno de los que recibe mayor partida provincial en acuerdo con Vidal. ¿Hay plata para pagar shows costosos -algo copiado de la intendencia anterior- y no para asistir a Karina Abregú, que no puede trabajar porque su ex pareja le dejó el 60% del cuerpo quemado? Por otra parte, ¿cuánta plata se necesita para reconocer a ATE en municipales o poner las maquinarias del municipio al servicio de la urbanización de las tierras? Está claro que lo que falta es voluntad política.


Plantear que “no hay plata” sin hacer públicos los balances y presupuestos es mantener otro viejo vicio de Othacehé.


Como toda solución se nos planteó el armado de nuevas reuniones con las distintas secretarías específicas para continuar con el diálogo.


 Menéndez -y el centroizquierda claudicante que lo apoya- utiliza esa faceta dialoguista como argumento sólo para diferenciarse del régimen de violencia de Othacehé. Pero ya apeló a ella para el desalojo violento de la toma. Además, se sigue negando el derecho a la salud, al trabajo, a la asistencia alimentaria y educativa a los niños de las barriadas.


La muletilla de campaña de Menéndez era decir que venía a “restaurar derechos”. El pueblo trabajador de Merlo irá sacando sus propias conclusiones a medida que se levanta el viento que se lleva las palabras.