Políticas
10/12/2021
Mientras negocian con el FMI, habilitan la fuga de dólares a las multinacionales
Cuando una comitiva oficial se reúne en Washington para buscar un acuerdo, flexibilizan el cepo cambiario para el gran capital.
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Mientras la comitiva de funcionarios del Ministerio de Economía y el Banco Central apuntaba en Washington las exigencias del FMI para el Plan Plurianual tan anunciado por Alberto Fernández, en medio de una fuerte presión por ejecutar una devaluación en regla, el gobierno decretó una flexibilización del cepo cambiario para que las grandes multinacionales exportadoras puedan fugar sus ganancias del país. Del ajuste fiscal a las restricciones como las que impiden pagar en cuotas viajes al exterior, los platos rotos del empantanamiento de la política económica se facturan solo a los trabajadores y la clase media, mientras se mantienen inamovibles los pilares de un régimen de saqueo.
La nueva medida contempla una ampliación de la potestad de las firmas que venden al extranjero de acceder a dólares el precio oficial, es decir a la mitad de las cotizaciones paralelas. Es un régimen especial para aquellas megainversiones superiores a los 500 millones de dólares anuales, que podrán disponer de hasta 40% de las divisas generadas, y hasta el 60% en los casos por encima de los 1.000 millones, para giros de dividendos o pagos de deuda.
Ya a la minera australiana Fortescue, que explora la posibilidad de montar un parque de producción de hidrógeno verde en Río Negro, le habían adelantado que se venía alguna habilitación para que pueda disponer de los dólares que obtenga con el negocio. Es un tema sensible por el raquitismo de las reservas internacionales del Banco Central, pero el gobierno toma nota que -además de lo que dicta el directorio del Fondo- las tan promocionadas leyes de incentivos a la producción hidrocarburífera, automotriz y agroindustrial no entusiasmaron a nadie, porque petroleras y pulpos cerelero-aceiteros exigen precisamente poder acceder al mercado de cambios.
En el relato oficial, la salida a la encerrona que plantea entonces la escasez de divisas cuando busca honrar los compromisos de deuda del verano pasaría por fomentar el crecimiento de las exportaciones como vía de incrementar el ingreso de dólares al país. De esa forma intentan convencer que es posible llegar a un acuerdo con el FMI sin verse obligados a una brusca devaluación del peso, cuando el principal motivo de la sequía del Central responde precisamente a los pagos de deuda y a la fuga de capitales que mantiene su ritmo a pesar de los sucesivos reforzamientos del cepo.
Lo que sucede es que perdura una fenomenal huelga de inversiones (retracción de las plantaciones de soja, caída de los pozos petroleros convencionales), y el 2022 vaticina mayores complicaciones. Tras un año de récord exportador por la disparada de los precios internacionales de las commodities, los analistas advierten que se revertirá buena parte de la situación.
La suba de tasas de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) impactará de lleno en la cotización de las materias primas y empujará una mayor salida de capitales de los países periféricos hacia los centros financieros; una estimación del medio británico The Economist pone a la Argentina al tope del ránking de economías más expuestas a la jugada de la FED para apaciguar la inflación mundial. La consultora Eco Go estima que los contratos de futuros indican que la soja caería un 13%, que la exportaciones se contraerían un 7% y que empeorarían los términos de intercambio (precios exportación versus importación), que son lo que explicó la mitad del superávit comercial de este año.
Para los que querían vivir de exportar soja. Acá vemos que es una ilusión. https://t.co/eedyeC1da8
— Gabriel Solano (@Solanopo) December 7, 2021
Abriendo la canilla de dólares al precio oficial, ofreciendo regímenes de beneficios impositivos y promoviendo reforma sectoriales de los convenios colectivos, el gobierno busca tentar inversiones del gran capital. El único “crecimiento” que puede derivar de ello es el del saqueo. Por eso el plan oficial para evitar un salto devaluatorio difícilmente pueda convencer a los técnicos del FMI, y menos al mercado, después de dos años con altísimo superávit comercial sin revertir el desplome de las reservas del Banco Central. Y justamente en buena medida se debe a las ventas de dólares para contener las cotizaciones paralelas, que siguen financiando la fuga de divisas de las patronales: en los primeros siete días hábiles de diciembre ya dilapidó 340 millones.
Otros atajos también habrían fracasado, como la reasignación de DEGs de otros países para poder hacer frente a los vencimientos del verano, que duplican las estimaciones más generosas de las reservas netas. Rusia y Arabia Saudita habrían rechazado la propuesta, arguyendo que en este cuadro serían un impago seguro. Todos los caminos nos llevan a un acuerdo con el FMI que será ruinoso para el país.
En conclusión, el ajuste que sufre la población trabajadora convive con las facilidades que se ofrecen a los fugadores. De igual manera, si una devaluación agravaría la inflación galopante y los tarifazos en ciernes, los capitalistas tienen para cubrirse los bonos dólar linked que vuelve a ofrecer Martín Guzmán. Cortemos de cuajo con el saqueo, ganemos las calles contra el pacto con el FMI.
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