La política del gobierno nacional en torno a los salarios dista mucho de la desregulación que profesa el presidente Javier Milei y sus voceros en otros campos de la economía: el gobierno está pisando las negociaciones salariales y negándose a homologar convenios que superen la “pauta oficial” para bajar la inflación destruyendo los salarios.

Esto se desprende del intervencionismo estatal en materia de negociaciones salariales por parte de un gobierno que se autodefine como “liberal”, donde desde la Secretaría de Trabajo tienen orden de no homologar paritarias que supere el 14% para febrero y marzo (se habla de un 9% para abril), contra una inflación que acumula desde diciembre hasta la fecha (estimando marzo en un 10%) un 88%.

En este marco se encuentra trabada la homologación de la paritaria camionera, donde se firmó un 25% de aumento para marzo y 20% para abril, apenas respondiendo a la inflación de los meses previos, y se recalienta la actividad sindical en diversos gremios. Con una amenaza de paro de 48 horas para el futuro inmediato, por parte del gremio.

Según los datos recabados por el Indec, los trabajadores tuvieron una caída en sus salarios, con una suba del 17,2% en los salarios del sector registrado contra la inflación del 20,6% en enero. El golpe es más duro entre trabajadores del sector público, que solo subieron un 12,1%, y el sector no registrado.

En términos interanuales los salarios subieron a enero 191,5% (Ripte) contra una inflación del 254,2%, unos 62,7 puntos porcentuales por debajo, lo que representa una caída real del 18%.

Las estimaciones privadas para la pérdida salarial en el primer trimestre del 2024 se ubican en una caída del 20% contra la inflación, lo que muestra una clara orientación del gobierno, desde donde se liberalizan los negocios y precios de los capitalistas y se ancla lo salarios.

El gobierno nacional permitió subas del 154% en las prepagas, para los primeros cuatro meses del año, mientras los combustibles ya acumulan un 169% desde noviembre a la fecha, en comparación con el vapuleo a los salarios e ingresos populares, sumada la consagración de un ajuste fenomenal sobre las jubilaciones que viene de larga data.

Milei admite que en la actualidad se pagan “salarios de miseria”, responsabilizando únicamente a “20 años de populismo” –integrando aquí el gobierno de sus aliados de Cambiemos-, sin embargo su orientación lleva a ajustar aún más estos salarios y producir una recesión sin precedentes, con niveles altísimos de pobreza e indigencia.

A esto se suma que el gobierno encabeza una ofensiva antiobrera con miles de despidos en las dependencias públicas y que tiene en carpeta una reforma laboral que busca atacar aún más a fondo las condiciones laborales y salarios de los trabajadores, en términos ya de un retroceso civilizatorio.

El gobierno de los mal llamados “liberales” actúa, como todo Estado burgués, interviniendo para “contener” los salarios, una política de intervención de precios que tanto dicen repudiar. Una orientación que busca satisfacer los intereses de la casta capitalistas contra los trabajadores.

La situación entre los trabajadores sigue acumulando presiones y conflictos, con la organización de diversos sectores en lucha contra los despidos y el ajuste, y paritarias que se recalientan por la intervención patronal del Estado y la lucha contra el ajuste inflacionario y salarial.

Todo esto demanda una acción colectiva y unificada de los trabajadores, con el paro y el plan de lucha para derrotar la ofensiva de Milei y abrir paso a las reivindicaciones obreras y populares. En este camino se inscribe la necesidad de una asamblea nacional de trabajadores, ocupados y desocupados, y sectores en lucha, para tirar abajo definitivamente el plan motosierra de Milei y compañía.

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