El diputado libertario Javier Milei acordó la conformación de un frente electoral con el Partido Demócrata (PD), una vieja tendencia política del establishment argentino. El pacto fungirá para Milei como una plataforma para extender el armado de La Libertad Avanza hacia todo el territorio nacional. Estamos ante una nueva demostración de la impostura que representa el planteo anticasta de los liberales y de la integración y vinculación de estos con lo más granado de los partidos tradicionales del país.

Este episodio fue precedido por todo un tour en búsqueda de apoyos a un armado político de tipo nacional. Es que La Libertad Avanza no cuenta actualmente con los requisitos legales necesarios para ir hacia una empresa de ese tipo. El frente solo ha servido como una estructura para dar pelea en las elecciones legislativas porteñas de 2021. La consumación del acuerdo, cuyo arquitecto fue el otrora asesor de comunicación de Cavallo, permitirá integrar en el frente liderado por Milei al Partido Libertario (PL), al PD, al Movimiento de Integración Desarrollista, a Dignidad Popular, y a Unite (Infobae, 31/5). Mucho antes de esto, incluso, el PD intentó acercarse a personajes como Ricardo López Murphy o José Luis Espert, lo que no llegó a puerto alguno.

La vinculación del PL con el PD reafirma el carácter reaccionario y antiobrero de la orientación política de Milei. El PD, hoy presidido por Carlos Balter, es un sucesor del Partido Autonomista Nacional (PAN) del viejo Julio Argentino Roca. Fue parte de la denominada Concordancia, en la que junto a la Unión Cívica Radical Antipersonalista y el Partido Socialista Independiente gobernó la Argentina entre 1932 y 1943, periodo que fue conocido como la Década Infame. Milei ha cantado loas al PD, diciendo que este “es parte de la historia grande de la Argentina” y que “es un verdadero honor que lo acompañen en la reconstrucción del país”. La concepción que el libertario tiene de “hacer historia” es la del PD a la hora de ejercer el poder, a saber, montar un régimen ultrarrepresivo y corrupto; el PD también apoyó el golpe del ’55 contra Perón y formó parte del gobierno surgido de allí.

Todo esto no es más que la derivación lógica, en el plano político-electoral, de la tentativa de Milei de encarnar los anhelos directos de la clase capitalista tomada de conjunto, o sea, introducir una reforma laboral que vaya a fondo contra los derechos adquiridos por la clase obrera, exenciones impositivas a las empresas y libertad cambiaria. La pretensión de llevar adelante semejante plan de guerra contra los trabajadores necesita de un reforzamiento del aparato estatal, fundamentalmente de sus instrumentos despóticos y represivos. Por este motivo es totalmente incapaz de alterar las bases sobre las cuales se erige la casta política, que es inherente al régimen social capitalista.

Milei no tiene bajo ningún punto de vista una alternativa para sacar al país del atraso. Por el contrario, como vocero del gran capital, de llegar a la Casa Rosada no dejaría de respetar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que implica tarifazos, devaluación, retroceso industrial del país, más inflación, más penurias para las masas, y también choques con los distintos sectores capitalistas afectados. En este terreno coincide con la casta, o sea, con el gobierno y la oposición de Juntos.

El acuerdo con los herederos de Roca es clarificador, Milei despotrica contra la casta pero se integra a ella y la defiende. No pretende terminar con ella ni tiene las condiciones para hacerlo. Llamamos a los trabajadores y a los jóvenes a luchar contra los fascistas libertarios y a constituir una alternativa política propia e independiente.

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