Políticas
4/12/2025
Milei justifica los cierres de empresas y despidos masivos
El presidente justificó los cierres y despidos con un mensaje para defender los intereses de las patronales.
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Javier Milei.
El presidente Javier Milei salió a “justificar” los cierres de industrias y lugares de trabajo, que acumulan más de 200.000 despidos bajo su gobierno, alegando una supuesta reorganización productiva de los capitalistas que eventualmente daría lugar a la creación de nuevo empleo. Si bien los capitalistas reconvierten sus negocios para salir indemnes de la crisis, lo cierto es que se fugan a la timba financiera y negocios como la minería, de nula o baja creación de trabajo, descargando a su paso la crisis sobre los trabajadores, con despidos, suspensiones, ajuste y miseria.
Los dichos del presidente tuvieron lugar en el cierre de la jornada Encuentro de Líderes, realizada el pasado miércoles 3 en La Rural, donde Milei no pudo eludir dar cuenta del cierre de una multiplicidad de lugares de trabajo, en sintonía con una caída de la actividad económica en los rubros industriales, productivos y comerciales.
Milei señaló que “si se abre la economía y determinado sector quiebra es porque el bien que se está trayendo de afuera es de mejor calidad y/o más barato. Cuando pasa eso, tienen un ahorro que lo van a gastar en otro bien, que además es más productivo y lo quiere la gente. No se genera pérdida de empleo y como van a un sector más productivo, la economía gana en productividad, y además como los individuos disponen de mayor calidad de bienes, son más felices”.
Esta idea guarda algo de cierto y algo de falso. Lo primero tiene que ver con la capacidad de las patronales para reorganizar sus negocios, cerrando una planta que produce para convertirse directamente en una empresa logística que importa el mismo producto y lo revende en el mercado interno, con un plantel de empleados significativamente menor; o que directamente se dedican a la timba y los negocios financieros. Mientras que lo segundo intenta ocultar que los trabajos perdidos nunca son recuperados, debido a la naturaleza parasitaria y antiproductiva de las reconversión de los negocios capitalistas.
Así tenemos que mientras la actividad económica industrial y comercial se encuentra en franco retroceso, con cientos de miles de despidos, lo único que “prospera” bajo el gobierno de Milei son los negocios del sector financiero –muchos de ellos asegurados por el propio Estado- y algunas actividades específicas con baja demanda de trabajadores, como la minería.
Los trabajadores despedidos, en cambio, deben “reconvertir” su actividad hacia empleos devaluados y de mayor precariedad, como conductores de aplicaciones de transporte y/o delivery, pasando a jornadas de trabajo extenuantes y al fraudulento régimen de monotributistas, donde ya existe una sobreoferta de trabajadores que acentúa la crisis.
También es falso que con este proceso aumenta el poder adquisitivo de los trabajadores, que ahora podrían acceder a “bienes de mayor calidad” y mejor precios de otros países, ya que esa capacidad de compra se encuentra comprometida por un mercado que se achica debido a los despidos y el ajuste sobre los salarios, liquidando cualquier expectativa de un repunte mágico del consumo.
El discurso de Milei no va dirigido a los trabajadores, para darles tranquilidad frente al proceso en marcha, sino a las patronales, que puede recuperar su rentabilidad desplazándose hacia mercados más rentables, aunque esto demande destruir la capacidad productiva de la industria instalada.
El esquema planteado por el gobierno de Javier Milei propone una economía basada en los negocios financieros y de un puñado de multinacionales que se dedican a la explotación de los recursos naturales del país, valiéndose de los despidos en la industria y los servicios para imponer una reforma laboral antiobrera que deprima todas las condiciones salariales y laborales de los trabajadores, solo para aumentar la rentabilidad capitalista, sin ninguna expectativa en crear trabajo genuino como tanto repiten.
Solo los trabajadores podemos defender los puestos de trabajo y la capacidad productiva del país, con un programa económico propio ligado a las necesidades populares y no a los intereses del capital financiero y el imperialismo. Para esto hay que derrotar la ofensiva antiobrera de Milei y sus colaboradores.
