El presidente electo Javier Milei indicó en declaraciones a Radio Mitre que antes de asumir su mandato, el próximo 10 de diciembre, visitará Estados Unidos e Israel. Y, si bien aclaró que “el viaje tiene una connotación más espiritual que de otras características” (el dirigente “libertario” se estaría convirtiendo al judaísmo), coincide con su planteo de que el eje de la política exterior de su gobierno pasará por un alineamiento con estos dos países.

El canciller israelí, Eli Cohen, invitó públicamente al nuevo titular de la Casa Rosada a visitar su territorio y le recordó su promesa de campaña de trasladar la embajada argentina desde Tel Aviv a Jerusalén, siguiendo los pasos de Donald Trump, en 2018.

El Estado de Israel está llevando a cabo una operación de características genocidas sobre la Franja de Gaza, con el aval de Estados Unidos. Hay más de 12 mil muertos, incluyendo 5 mil niños. Los ataques aéreos incluyen hospitales, escuelas y centros de refugiados, además de un bloqueo que ha puesto la región al borde de la hambruna, pese a lo cual, Cohen tuvo la desfachatez de afirmar, el 25 de octubre pasado, que Israel no atacaba a civiles.

Milei no vacila en respaldar esta operación criminal y elogió el discurso del juez de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz, quien justificó, en un acto organizado por la Daia (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas) la carnicería en desarrollo en nombre del “derecho de Israel a defenderse”, tras la incursión de Hamas del 7 de octubre. Cabe decir, sin embargo, que también Sergio Massa, rival de Milei en el ballotage, se alineó con la ofensiva israelí, al punto de desautorizar un tibio comunicado de Cancillería que expresaba su consternación por el bombardeo de un centro de refugiados.

Mientras Israel espera al nuevo mandatario argentino, el gobierno norteamericano lo felicitó por su triunfo electoral, a través de mensajes de Joe Biden y algunos de sus funcionarios más importantes. Si bien Milei despierta ciertos resquemores entre los demócratas, debido a su buena relación con Trump, Washington ve al “libertario” como un ariete para contener el desarrollo de los negocios chinos en Argentina y en la región. En cuanto a otro asunto de peso de los vínculos bilaterales, el del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), Milei afirmó que “nuestras líneas de trabajo están trabajando con las del Fondo”. En el comienzo de la campaña electoral, el ahora presidente dijo que postulaba un ajuste aún más duro que el que reclama el organismo financiero.

El viaje de Milei a Estados Unidos e Israel, por tanto, simboliza la orientación de la política exterior del nuevo gobierno, y en cierto modo también, de la política doméstica. Implicará una profundización del sometimiento al imperialismo, que el propio gobierno del Frente de Todos ya llevaba adelante: son conocidos, por caso, los aceitados lazos de Massa con la embajada norteamericana y el ajuste y devaluaciones que llevó a cabo en su paso por el Palacio de Hacienda, siguiendo los dictados del organismo. Respecto a Israel, Alberto Fernández lo eligió como primer destino de sus viajes internacionales.

La ruptura con el FMI, la defensa de salarios y jubilaciones, de la educación y de la salud, y el repudio al genocidio contra el pueblo palestino dependerán de la organización y la lucha de los trabajadores y la juventud.

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