Un escándalo se produjo en la provincia de Misiones, en las últimas horas, a raíz de la viralización de chats íntimos del ahora expresidente del Instituto de Fomento del Agro y la Industria de Misiones (Ifai), Juan Marcelo Rodríguez, que dan cuenta de conversaciones en las que se utilizaban contratos laborales con la entidad como moneda de cambio para recibir favores sexuales por parte de mujeres jóvenes y pobres.

Tras el escándalo Rodríguez presentó su renuncia y fue rápidamente reemplazado por otro conocido personaje de la renovación, Roque Gervasoni, como un intento para que este gravísimo hecho pase rápidamente al olvido.

La filtración de las capturas de pantalla revelan que no se trata de un hábito individual, sino que era una práctica sistemática que incluía a varios funcionarios jerárquicos del instituto, con manejos más parecidos a un club nocturno destinado al “consumo de mujeres” antes que una institución gubernamental.

Una mancha más al tigre

El Ifai cumple la función de cooptación de la pequeña y mediana burguesía local. De ahí se derivan los manejos punteriles y el uso de la caja a discreción. El Ifai les consigue subsidios, reducción de impuestos.

Este no es el primer escándalo que atraviesa las internas del Ifai, que nunca cumplió la función de fomentar nada más que la contratación de ñoquis pagando favores políticos o los chanchullos de la Renovación, que ya han hundido a varios exdiputados y exintendentes por diversas denuncias por malversación de fondos, siendo el más resonante el megadesvío de fondos del Plan Jatropha, para el desarrollo de biocombustibles en la provincia, estimándose que alcanza la extraordinaria cifra de 500 millones de pesos.

El barniz de género de la renovación

Este escándalo pinta de cuerpo entero la grave situación económica y social, donde la crisis agravada por el acuerdo con el FMI aumenta los índices de desempleo. Las mujeres, siendo las más golpeadas por la crisis, no les queda más salida que la de depender el favor de los varones poderosos de las provincias, dejándolas a la merced incluso de estas prácticas que rozan la prostitución, que son moneda corriente en todos los partidos patronales.

Esta es la política de género y también de empleo joven de la Renovación: a las mujeres o se las condena a la desocupación o a la precarización de barrer veredas por menos de lo que es un plan social o se las condena a ser “la amante” de los funcionarios. Este es el lugar que los partidos patronales les dan a las mujeres en la política y la militancia, el resto de políticas son maquillaje y verso para la tribuna. Ni la ley de paridad, ni el parlamento de la mujer, ni ninguna de esas políticas fantasmas logran desenquistar estas prácticas.

Es muy importante que esto no quede en la renuncia de Rodríguez, sino que se haga una comisión de control, se abran los libros y se vea en qué se van los fondos del organismo y que se ponga firme en la entrega de tierras y herramientas a los trabajadores. Sólo un gobierno de los trabajadores podrá combatir el regenteo, la desocupación y la malversación de fondos que beneficia a los dueños del poder.

Para combatir estas violencias se debe avanzar a fondo con el vuelco de los recursos en políticas de trabajo genuino, volcando el enorme superávit fiscal que tenemos en la provincia, por segundo año consecutivo, en un plan de viviendas bajo convenio y bajo control. Insistimos en la necesidad de que el movimiento de mujeres y diversidades de la clase trabajadora nos volvamos a organizar en los encuentros provinciales que tengan como bandera los reclamos de las mujeres trabajadoras.