Políticas
29/9/2018
Molina y el Barba, dos intendentes, la misma inundación
Preparemos asambleas populares.
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Mientras los medios anunciaban el alerta meteorológica, los vecinos comenzaban a preparar, baldes, bolsas de arena y a subir los electrodomésticos. Y es que las inundaciones en Quilmes y en toda la provincia son parte de la vida cotidiana.
Este sábado son miles los vecinos inundados en San Francisco Solano, Bernal y Quilmes. Zanjones y arroyos desbordados. Los pozos sépticos de una ciudad donde solo la mitad tiene cloacas se ven desbordados por la suba de las napas que no tienen por donde drenar producto de los negocios inmobiliarias y el curro de la obra publica.
Durante los años de gestión del Barba Gutierrez no se hizo ni una sola de las obras necesarias para evitar las inundaciones que dos por tres azotan las barriadas. Su gobierno incluso las empeoró, como Mussi en Berazategui: beneficiaron a la especulación inmobiliaria y la construcción de countrys, que inundan todos los barrios alrededor; benefició a las industrias que tiran desechos en los arroyos, mientras que el negociado de la basura convirtió a predios enteros en depósitos de basura ilegal y la entrega de la ribera en manos de Techint, que sigue rellenando y destruyendo el humedal necesario para evitar las inundaciones. Los coletazos de los cuadernos del kirchnerismo mostraron en números hasta donde llegaba el negocio de la obra publica en Quilmes y toda la provincia de Scioli. La bajada de la autopista debía costar 7 millones, se licitó por 13 millones y costó 27 millones. El bajo vías de Guido se licitó en 13 millones, y terminó costando 30 millones. Obras enteras y licitadas con bombos y platillos y con la presencia de los vecinos que las habían arrancado con la lucha, nunca fueron llevadas adelante, como las bombas de Villa Luján.
El gobierno de Molina, como el de Maria Eugenia Vidal, llegó a la intendencia con la promesa del cambio en un municipio destruido, y no resolvió ni uno solo de los problemas. Son necesarios al menos 2.000 millones de pesos para entubar los arroyos y evitar las inundaciones. Ningún presupuesto lo incluye. Son partidas miserables que encima el municipio ha subejecutado sistemáticamente De las 20 obras publicas en ejecución de la gestión de Molina, solo dos colaborarían a evitar las inundaciones, una sobre la calle Chile en Ezpeleta y una estación de bombeo en Bernal.
Las obras sobre la Ribera que son las afectada por las sudestadas y el relleno ilegal del humedal se tratan de un "embellecimiento", que incluye luces, guardavidas y algún patrullero. Las obras de ‘maquillaje’ de partida mixta, municipal y provincial o municipal y nacional, han sido la regla en el gobierno de Cambiemos. Mientras el ajuste arroja cada vez mas trabajadores a la periferia, el municipio no tiene un solo plan de viviendas.
Sin embargo el niño mimado de VIdal y Macri ha invertido 350 millones de pesos en Lebacs que dejan intereses monstruosos que reinvierten permanentemente en nuevos negocios financieros. Se trata de un fondo de garantía, un atractivo para los especuladores, el Estado además de garantizar una tasa altísima, pone sus propios recursos en la timba.
Los habitantes de Quilmes, como todos los habitantes de la Provincia de Buenos Aires, han sido rehenes por años de un Estado municipal y provincial que actúa como garante de los negociados de los capitalistas y es constitutivamente corrupto, donde las coimas y los sobreprecios son la regla. Sólo con estos metodos pueden garantizar las ganancias de los especuladores a costa de los trabajadores.
El ajuste de Macri, VIdal, el FMI y todos los disfrazados de opositores empeorará nuestras condiciones de vida. Los trabajadores en todo el municipio debemos organizarnos para tomar en nuestras manos los destinos de la obra publica, ellos en todas sus variantes ya han demostrado que no van a resolverlo.
Pongamos en pie Asambleas Populares en cada barrio que discutan las obras necesarias, cómo llevarlas adelante y que se ponga como objetivo controlar el presupuesto municipal para las obras, reclamando la apertura de los libros contables del municipio para saber en que estado están. Es necesario acabar con el negociado de las licitaciones corruptas y truchas entongadas con la burocracia sindical de la UOCRA, en este sentido, estas Asambleas también deberían discutir el empadronamiento de todos los trabajadores en cada barrio que hayan perdido su empleo por el ajuste para que sean ellos quienes lleven adelante las obras cobrando un salario por ello.
Organicemos una salida propia de los vecinos quilmeños. Fuera Vidal, todos los garantes de la timba financiera y los corruptos.