Políticas

19/11/1998|608

Monumental repudio al gobierno de Verani

Al cumplirse un año de impunidad en el caso del triple crimen de Cipolletti, la deno­minada “megamarcha” puso de mani­fiesto el estado de ánimo adverso al gobier­no del menemo-aliancista Verani.


En primer lugar, por su masividad: más de 30.000 personas, la mayor movilización de toda la historia de Río Negro.


En segundo lugar, porque por primera vez, los trabajadores se suman con sus banderas gremiales y reivindicativas (hos­pitales, docentes, etc.). Había delegaciones muy numerosas de varias localidades del Alto Valle y de la vecina Neuquén. Los que no pudieron viajar se movilizaron en sus ciudades, por ejemplo en Bariloche, Jacobacci, Viedma, etcétera.


En tercer lugar, por la presencia impo­nente de la juventud. Colegios enteros, muchos de ellos de Neuquén, tras sus car­teles identificatorios y una columna de casi una cuadra de la “Coordinadora de Es­tudiantes Secundarios de la región” {Río Negro, 12/11).


Por último, porque luego de tanta litur­gia y concelebraciones religiosas, el discurso de la compañera estudiante de Ciencias de la Educación (al estilo del “yo acuso” por la Amia) “fustigó a la policía, al juez de la causa y al poder político y a los que piden que marchemos en silencio” (La Mañana del Sur, 12/11) arrancando el aplauso de la muchedumbre.


Todo esto, más el millar de manifestan­tes que hicieron el escrache frente a la comisaría cuarta, marcando a fuego a quie­nes están metidos hasta el cuello en el triple crimen, muestra de sobra que la población no está dispuesta a tolerar un nuevo caso María Soledad o un nuevo Río Colorado, es decir, la continuidad de la impunidad por muchos años.


Verani sigue reprimiendo


La respuesta del gobierno, histérico ante el repudio popular y consciente de que “se supo ayer con claridad que el es­clarecimiento o no de los asesinatos de Cipolletti incidirá directamente en otras cuestiones de principal interés político, como por ejemplo las eleccio­nes del año próximo” (ídem), una vez más reprimió a los manifestantes a balazos y gases, lanzando una cacería contra los transeúntes, al finalizar la marcha. Hubo 12 detenidos ai azar, todos jóvenes y todos ellos brutalmente golpeados durante la de­tención y luego dentro de la comisaría.


Todos fueron liberados por la moviliza­ción popular que se concentró a las puertas de la comisaría cuando se conoció la noticia. Esto obligó al juez Norry a hacerse presente, impidiendo que se llevara a los detenidos a General Roca, sede del Juzgado, y a liberar­los, para que “no hablaran con la pren­sa”. Por supuesto esto potenció aún más las denuncias por los golpes de la policía.


La “megamarcha” deja una clara deli­mitación.