Monumental repudio al gobierno de Verani
Seguir
Al cumplirse un año de impunidad en el caso del triple crimen de Cipolletti, la denominada “megamarcha” puso de manifiesto el estado de ánimo adverso al gobierno del menemo-aliancista Verani.
En primer lugar, por su masividad: más de 30.000 personas, la mayor movilización de toda la historia de Río Negro.
En segundo lugar, porque por primera vez, los trabajadores se suman con sus banderas gremiales y reivindicativas (hospitales, docentes, etc.). Había delegaciones muy numerosas de varias localidades del Alto Valle y de la vecina Neuquén. Los que no pudieron viajar se movilizaron en sus ciudades, por ejemplo en Bariloche, Jacobacci, Viedma, etcétera.
En tercer lugar, por la presencia imponente de la juventud. Colegios enteros, muchos de ellos de Neuquén, tras sus carteles identificatorios y una columna de casi una cuadra de la “Coordinadora de Estudiantes Secundarios de la región” {Río Negro, 12/11).
Por último, porque luego de tanta liturgia y concelebraciones religiosas, el discurso de la compañera estudiante de Ciencias de la Educación (al estilo del “yo acuso” por la Amia) “fustigó a la policía, al juez de la causa y al poder político y a los que piden que marchemos en silencio” (La Mañana del Sur, 12/11) arrancando el aplauso de la muchedumbre.
Todo esto, más el millar de manifestantes que hicieron el escrache frente a la comisaría cuarta, marcando a fuego a quienes están metidos hasta el cuello en el triple crimen, muestra de sobra que la población no está dispuesta a tolerar un nuevo caso María Soledad o un nuevo Río Colorado, es decir, la continuidad de la impunidad por muchos años.
Verani sigue reprimiendo
La respuesta del gobierno, histérico ante el repudio popular y consciente de que “se supo ayer con claridad que el esclarecimiento o no de los asesinatos de Cipolletti incidirá directamente en otras cuestiones de principal interés político, como por ejemplo las elecciones del año próximo” (ídem), una vez más reprimió a los manifestantes a balazos y gases, lanzando una cacería contra los transeúntes, al finalizar la marcha. Hubo 12 detenidos ai azar, todos jóvenes y todos ellos brutalmente golpeados durante la detención y luego dentro de la comisaría.
Todos fueron liberados por la movilización popular que se concentró a las puertas de la comisaría cuando se conoció la noticia. Esto obligó al juez Norry a hacerse presente, impidiendo que se llevara a los detenidos a General Roca, sede del Juzgado, y a liberarlos, para que “no hablaran con la prensa”. Por supuesto esto potenció aún más las denuncias por los golpes de la policía.
La “megamarcha” deja una clara delimitación.