Una de los asentamientos en Moreno, en Ruta 23, frente a Catonas, tiene nombre y ya tiene historia: Barrio La Bibiana. Sus habitantes se instalaron en octubre del año pasado y se rehúsan a ser caracterizados como “toma”.

Si no son un barrio reconocido por el Municipio, es responsabilidad del Estado. Concretamente ellos están ya muy organizados: cuentan con división por manzanas, abrieron calles, tienen cuatro perforaciones para obtener agua y tanques comunitarios que abastecen de agua a todos. Tienen también electricidad, eligieron delegados y el último censo que hicieron arrojó 280 familias.

El IDUAR (Instituto para el desarrollo urbano, ambiental y regional de Moreno) los visitó, al igual que el Municipio en 3 ocasiones. Los censan, les explican sobre la confección de listados de familias con prioridades, les ofrecen llevarlos a otro lado, pero siempre todas las promesas municipales quedan en la nada. El último ofrecimiento del Municipio fue conseguirle un flete a todo aquel que fuera persuadido de irse.

La intendenta Mariel Fernandez se jacta de haber desalentado 140 tomas en Moreno. Ya ha dicho que trabaja codo a codo con Berni en una mesa de criminalística contra todo tipo de usurpaciones. Llegaron al ridículo de votar la conformación de Parques agroecológicos para cuidar los terrenos que estén “amenazados” de ser usurpados. El Frente de Todos más bien no aporta nada para resolver el enorme déficit habitacional que tienen los vecinos de Moreno.

Supuestamente hay un desalojo programado para el 5 de octubre. Queremos ver la orden, el juez tiene que dar la cara. Hoy se votó cortar la Ruta 23 en reclamo de una mesa de negociación con el Municipio de Moreno en la búsqueda de resolver este conflicto.

¡Ningún desalojo en La Bibiana!

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