Políticas

18/2/2010|1117

Moyano Bicentenario

Moyano califica al Fondo del Bicentenario nada menos que de “revolucionario”. Asegura que “ese recurso no será destinado para salvar empresas”, sino “a juntar reservas” (Página/12, 14/2). La insistencia en esto por parte de quienes proponen gastarlas tiene su explicación, pues retener reservas cuando hay fuga resulta en una devaluación. El superávit de la balanza comercial de 2007 a 2009 se evaporó con la huida de capitales. Pero, por otro lado, Moyano quiere creer que los salarios reducidos que se han pagado a los obreros suspendidos, por parte del gobierno, son un beneficio para esos obreros y no un medio para instrumentar las suspensiones –antesala del despido– y para debilitar la capacidad de acción de los trabajadores. Este macaneo revela que Moyano no defiende los intereses de la clase obrera. El costo de la crisis ha caído sobre los hombros de los trabajadores. Los capitalistas se han metido los subsidios en el bolsillo y alimentado la fuga de capitales al exterior. El 2009 fue el año de “mayores transferencias de utilidades y dividendos de las multinacionales a sus países de origen en las últimas décadas. Serían cerca de 7.000 millones de dólares. El resultado es que de cada 10 dólares que ganaron en la Argentina, sólo reinvirtieron 3,8” (Crítica, 14/2).