MUJERES PRESAS | "Leonera": Mucho más que una pélícula

En noviembre pasado, la Cámara de Diputados nacional dio media sanción a un proyecto de ley por el cual las presas embarazadas o con hijos menores de cinco años podrían cumplir prisión domiciliaria. El proyecto se explica porque, en dos décadas, el número de presas se multiplicó por diez hasta alcanzar 1.112 sólo en las cárceles federales. En un país donde la población presa crece a un ritmo nueve veces mayor que la población en general – impulsada por el rigor de las condenas y la tendencia a que el proceso se sustancie con el detenido adentro-, el número de mujeres presas creció un 356% entre 1989 y 2005, casi tres veces más que los varones. De ellas, ocho de cada diez no tenían condenas anteriores y el 63% cayó por algún delito vinculado con el narcotráfico. En general son "mulas" (transportan drogas ilegales), un "oficio" reservado a mujeres jóvenes muy pobres, "que buscan una oportunidad" (Clarín, 13/3/06).

Así las cosas, los penales federales femeninos (sólo en la provincia de Buenos Aires hay cinco) están que explotan: por ejemplo, en la Unidad 3 de Ezeiza, que tiene capacidad para 374 internas, viven 721. Pero, además, las cárceles también se llenaron de chicos porque la ley prevé que hasta los cinco años no sean separados de su madre. El Informe 2008 de Derechos Humanos del CELS advierte sobre el incremento del encarcelamiento a "grupos que merecen especial consideración, como las mujeres embarazadas y con hijos pequeños". En la provincia de Buenos Aires hay 903 presas, nueve de cada diez sin condena, bajo prisión preventiva (La Nación, 3/5). El 10% está con sus hijos: hacia diciembre de 2007 había 75 madres alojadas con 84 chicos, la mayoría en la Unidad 33 del barrio platense Los Hornos. Allí murió Yoel, un bebé de cinco meses, aunque su mamá rogó durante una semana que lo viera un médico porque tenía bronquiolitis, una enfermedad perfectamente curable. En los últimos tres años, otros cinco chicos murieron por causas evitables (Página/12, 9/11/07). En la cárcel de Ezeiza hay otros 94 chicos; en el resto del país, nadie sabe.

Las condiciones de detención de mujeres y niños son aberrantes y violan todos los pactos de DDHH que suele blandir el kirchnerismo. Si ya es aberrante que un niño crezca en prisión, las condiciones de hacinamiento y maltrato potencian al infinito esta desgracia. Un informe de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) bonaerense señala la falta absoluta de atención médica, la comida insuficiente e inadecuada y la falta de camas, de espacio y de calefacción.
Las internas de la Unidad Penal Nº 46 – que fueron extras de la película La Leonera, de Pablo Trapero- "a nueve meses del rodaje viven en condiciones infrahumanas (…) reciben alimentos incomibles, no acceden a atención sanitaria ni psicológica, ni reciben educación ni practican deportes, permanecen encerradas 22 horas diarias en celdas de 2×3 metros". La Unidad está inhabilitada judicialmente pero continúa en funciones. Su titular – que ha prohibido el ingreso de alimentos-  reconoció "que la única ambulancia tiene el motor fundido; no hay profesionales, no hay laboratorio de análisis clínicos, ni servicio de ginecología ni de odontología". Tampoco hay heladera para conservar medicinas ni vacunas, ni silla de ruedas, ni camilla para atención ginecológica, ni caja de sutura o monitor desfibrilador, entre otras cosas. Además, aunque la ley exige que las presas sea custodiadas por personal del mismo sexo (artículos 190 y 192), la mayor parte del personal que las cutodia son hombres que se dedican a acosarlas y a registrar a los familiares con una brutalidad tal como para que no vuelvan (Perfil, 1/6).

En el año 2006, una resolución de la Subsecretaría de Política Penitenciaria bonaerense sugirió a los jueces la excarcelación de las madres de menores y embarazadas. Era una respuesta parcial a una situación explosiva: las presas de Ezeiza estaban en huelga de hambre para que las embarazadas pudieran cumplir arresto domiciliario (11/10/06). Más allá de la resolución, el CELS y la CMP aseguran que en la mayoría de los casos sus pedidos de excarcelación "no obtuvieron respuesta positiva". En mayo de este año, el Servicio Penitenciario bonaerense volvió a sugerir la excarcelación.

La CMP dijo que aunque hay "casos de mujeres que llevan más de cuatro años detenidas junto a sus hijos sin condena (…) los jueces siguen renuentes a aplicar medidas alternativas a la prisión preventiva (…) y que son muchos los magistrados que privilegian la continuidad de las prisiones preventivas más allá de todo plazo razonable".

También subrayó "no sólo el efecto negativo que tiene para los niños y sus madres el encarcelamiento sino, además, el impacto que la detención de las mujeres tiene sobre el núcleo familiar; es decir, sobre los niños que no viven en prisión junto a su madre y deben ser institucionalizados o quedan bajo el cuidado de terceros".

El proyecto de ley – que aún no ha llegado al Senado-  también deja el beneficio de excarcelación librado a la voluntad de cada magistrado. Es un saludo a la bandera.

Olga Cristóbal