Nacionalistas contra Malvinas
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El desarrollo del juicio a los responsables políticos y militares de la guerra de Malvinas ha servido para desnudar la completa impostura del “nacionalismo” sea uniformado o no. Luego de haber demostrado su total impotencia en la lucha contra la flota invasora, se encuentra ahora sosteniendo las mismas tesis antinacionales y proimperialistas de sus jueces, los alfonsino-caputianos.
¿Soberanía?
¿A qué obedeció realmente la ocupación militar de las Malvinas? La dictadura estaba convencida de que contaría con el apoyo de Washington para hacer una demostración de soberanía que fuera compatible con los intereses estratégicos de Estados Unidos. Según el canciller Costa Méndez “el general Halg sostenía que la posición argentina debía tener la seguridad de que el problema de la soberanía, de alguna manera, se Iba a resolver favorablemente a la Argentina; que él y Reagan estaban en esa posición... (pero que era necesario) darle una salida honorable a Inglaterra” (Página 12, 27/7).
Los “nacionalistas” ocuparon militar-mente las islas descontando el aval de la Casa Blanca. La dictadura pretendía explotar la posibilidad de una integración política, económica y militar privilegiada con los yanquis, que fuera capaz de darle otros diez años de vida. Galtieri —también según Costa Méndez—le expresó al enviado de Halg que “si nos reconocen la soberanía pueden hacer lo que quieran (con las islas); si quieren vuelven los soldados ingleses, los cosacos, vuelvan los que quieran...” (Página 12,27/7).
Seis años después del desembarco, los defensores de los militares acusados confirman que la estrategia de la Junta estuvo dirigida a la obtención de un acuerdo diplomático y estratégico con los yanquis.
“El desembarco en Malvinas respondió a que no había mejor opción que el uso de la fuerza para llevar a Gran Bretaña a la mesa de negociaciones, (lo) que se aprobó bajo la condición de que no hubiera escalada bélica** (Defensa del almirante Anaya). "Galtieri creía que la reacción británica sería sólo diplomática y que Estados Unidos sería neutral. La isla Gran Malvinas fue ocupada por una razón política: como medida de presión para obtener mejores réditos de la negociación con Gran Bretaña” (Defensa del general Parada).
La tentativa de obligar a los británicos, incluso por la fuerza militar, a iniciar una negociación diplomática bajo la “sombrilla protectora” yanqui, fue apoyada por toda la burguesía (y por toda la izquierda, con excepción del PO) en 1982. Aún hoy, el alfonsinista Moreno Ocampo sostiene que “conquistar (temporariamente) las Malvinas era apto, factible y aceptable”.
Los “nacionalistas” no plantearon nunca la soberanía Incondicional sobre las islas argentinas. Se pretendía modificar el status nacional de Malvinas para acelerar la penetración militar norteamericana en el Atlántico.
Los “errores” de Galtieri.
La acción unilateral de la dictadura desató, sin embargo, una crisis internacional y se convirtió en una guerra nacional contra el imperialismo. Intervinieron para ello, por sobre todas las cosas, las contradicciones interimperialistas. En tanto una fracción del imperialismo ponía el acento en
una integración completa de América Latina para ir a la guerra contra Nicaragua, otra (¡y en esta estaba el Pentágono!) reclamaba impulsar los "procesos democráticos” y no profundizar los conflictos militares regionales.
El alineamiento de los yanquis con la Thatcher (que tenía un frente con el Pentágono) comenzó a fracturar el frente burgués de apoyo a Galtieri, quien empezó a ser presentado por la burguesía como un "aventurero". Durante el juicio, el fiscal Moreno Ocampo caracterizó a la Junta como “Irresponsable” debido a que enfrentó al país con el imperialismo yanqui.
Los propios “nacionalistas” opinan lo mismo. Hugo Ezequiel Lezama, para quien el juicio “es un agravio a las Fuerzas Armadas”, escribió en La Nueva Provincia (11/7) que “el primer error de la Junta fue no advertir que la ‘llave’ del caso Malvinas fue, es y será los Estados Unidos. Este primer error le Impidió advertir que, de haber esperado un poco más, los Estados Unidos estaban dispuestos a maniobrar en un sentido favorable a la Argentina sin que los hechos la colocaran en la Imposible disyuntiva de optar entre la solidaridad a nuestro país y la solidaridad con Gran Bretaña. El segundo error fue creer que una vez tomadas las Islas todo podía entrar en una negociación de carácter diplomático”.
Democratizantes y “nacionalistas" coinciden en criticar a Galtieri, por haber puesto en peligro las relaciones existentes entre la burguesía nacional y el imperialismo, y de ningún modo por haber traicionado la causa nacional.
¿No se podía ganar?
“La guerra estaba perdida desde un principio”, declaró el defensor del vicealmirante Lombardo. La tesis del marino “nacionalista” coincide, como dos gotas de agua, con la del fiscal, para quien “el curso de acción elegido para consolidar y asegurar la soberanía se tornó impracticable”. ¿Es esto verdad?
La dictadura hizo un esfuerzo limitado por ganar la guerra, a la que nunca había pensado llegar (“Malvinas nunca fue una hipótesis de guerra estudiada como tal por el Ejército Argentino” declaró el coronel Agular, Clarín, 12/8).
La camarilla galtierista se negó natural-mente a movilizar al pueblo, a armarlo, a confiscar al imperialismo. Para la dictadura, su propia derrota era el mal menor. Lamí Dozo criticó en el juicio la insuficiente acción militar argentina cuando el desembarco inglés en San Carlos y el apresuramiento de la rendición. Claro que para el aviador “Menéndez debió haber retrasado la rendición 48 ó 72 horas (porque) teníamos informaciones que eso podría llevar, a través del accionar de la señora Kirkpatrick y de Clark (funcionarios de la cancillería yanqui) a un alto el fuego, a que conversáramos” (Página 12,9/8).
Ningún "nacionalista” criticó estas limitaciones políticas. Al contrario, el “ultra- nacionalista" La Prensa (10/8) congratuló a Galtieri por traicionar la causa de Malvinas. “La guerra —dice La Prensa- pudo haber sido ganada si el gobierno se hubiese avenido a “bandearse”, o hubiera amenazado hacerlo, al ‘otro* bando de los dos principales que se enfrentan en el mundo. Galtieri no quiso prestarse a semejante maniobra... de la que Argentina habría salido histórica y políticamente estafada”.
Los “nacionalistas” prefieren la derrotado la causa nacional a manos del imperialismo antes que la victoria de la nación oprimida si esto significa la derrota, o el resquebrajamiento, del orden imperialista mundial. ¿Es posible mayor declaración de fe antinacional?
Caputos de uniforme.
Durante el curso del juicio, los “nacionalistas” han coincidido con las tesis fundamentales de sus jueces, los democratizantes alfonsinistas, y su mandante, el imperialismo. Tanto para unos como para otros, la lucha antimperialista, en defensa de los derechos y reclamos de la nación oprimida por el imperialismo, es una “aventura", un “error”.
No debe sorprender tal “confluencia”, pues unos y otros, democratizantes y “nacionalistas”, son expresiones de una misma clase social: la impotente y castrada burguesía nacional argentina.