Políticas

3/12/2009|1111

Néstor Correa (AGD-UBA): “Un mismo movimiento histórico”

– Participamos en la Conferencia para promover una nueva dirección para el movimiento de los trabajadores, dirección en la que ya trabajamos en nuestros sindicatos. Defendemos la independencia de las organizaciones sindicales frente a la política de cooptación del gobierno, que en nuestros gremios se expresa en la constitución de organizaciones pseudosindicales adictas al régimen vía Moyano o vía la dirección de la CTA. Dividen al movimiento docente, facilitan las políticas privatizadoras e intentan poner límites a un movimiento que ha sido ascendente en los últimos cinco años y que, con una importante participación nuestra, logró blanquear los salarios en negro, que se empiece a superar la ignominia de los ad Honórem (incorporamos 3.000 docentes a planta rentada). La última conquista de la Conadu Histórica fue obtener el 82%. La lucha contra la burocracia sindical es el tema de los temas para el movimiento obrero argentino, que tiene una tradición de rebeldía poco comparable a nivel mundial. Y la burocracia sindical actúa como la principal loza que ha dificultado un cambio radical del país.

– Es la factura que pasó Belén…

– Belén le está diciendo a la burguesía “cuidado, nosotros fuimos los que los sostuvimos sistemáticamente bajo gobiernos democráticos y dictatoriales, unámonos contra el movimiento de lucha”. Pero no está solo. El otro día, un periodista le preguntó al secretario adjunto de la CTA, si la Central “también caracteriza que hay que superar una burocracia sindical”. Contestó: “No, de ninguna manera, nosotros no hablamos de burocracia sindical”. Se ven como complementarios o correctivos de esa loza burocrática. Ya vimos como actúan cuando les toca ejercer la democracia sindical en sus propios sindicatos. La preocupación de Belén es notable, porque no estamos en el ’70 cuando el movimiento antiburocrático les comía los talones (la huelga general del ’75, Ford, toda la zona norte, un activismo antiburocrático y clasista de envergadura colosal). Pero amanece este nuevo movimiento y Belén y sus cómplices dan el grito de alerta y llaman al Estado. Saben que es una tendencia muy profunda del movimiento obrero, tan profunda como la crisis de la burocracia…

– ¿Hay una continuidad entre esta generación y las corrientes clasistas de los años ’70?

– No me queda la menor duda. Hay interrupciones, hay derrotas que pueden crear la apariencia de que el movimiento obrero pierde su historia. Pero el movimiento obrero no pierde esa memoria y cuando existen partidos que mantienen esa memoria a través de su actividad cotidiana, de su prédica, de su programa, se hace más fácil recuperar esa trayectoria. Hoy el activismo joven, junto con quienes no somos tan jóvenes, unimos esas experiencias, alimentamos un mismo movimiento histórico que intenta construir un movimiento independiente, de clase, que se postule no sólo en los sindicatos sino en lo político ofreciendo una salida al derrumbe nacional, a una debacle capitalista que sostiene la miseria, el sojuzgamiento a la mujer, la violencia contra los niños y los jóvenes. Es decir, contra un sistema que provoca una inhumanidad creciente y permanente. Nuestra responsabilidad es dar satisfacción a las reivindicaciones inmediatas pero como parte de un movimiento que dé una salida de conjunto al país. Es por lo que luchábamos en los ’70. Nosotros, miembros del Partido Obrero, lo hacíamos con la conciencia de los fines históricos pero compartiendo con otros compañeros, con otras corrientes. Es la experiencia que hay que recuperar, criticar y superar, ahora sí constituyendo una dirección de clase independiente. En eso está el Partido Obrero, en eso estamos en la conferencia.