Néstor Pitrola en la Mesa redonda, en el Congreso: “Las privatizaciones del menemismo al kirchnerismo”
"Un escenario elevado de la campaña electoral"
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Participaron las coordinadoras de ex trabajadores de YPF y Gas del Estado (de Buenos Aires, Comodoro y Neuquén) y delegados telefónicos en lucha por el resarcimiento y los bonos. Se presentó a las privatizaciones, como el recurso de crisis del capital financiero, que se lanzó sobre las empresas estatales de la ex URSS y bajo las prebendas del consenso de Washington, hacia Latinoamérica, de la mano de la burocracia sindical.
Pablo Eibuszyc, delegado de Foetra, explicó el proceso de desindustrialización provocado por las privatizaciones telefónicas, que con la flexibilidad laboral y suba de tarifas, superelevó las ganancias de las compañías. “En 2006, Kirchner extiende el contrato de los '90, sin límite, permite el juicio por la pesificación en el Ciadi y entrega la telefonía móvil y transmisión de datos, con tarifas desreguladas”.
Rubén Ruiz, secretario general del sindicato del gas (APJ), marcó que la privatización de Gas del Estado comenzó en la dictadura y el gobierno radical. Después de despedir, las privatizadas bajaron las condiciones, pero se empieza a “pudrir” por los tercerizados. “Pero no todo es lo mismo”, expresó por la creación de Enarsa y la nacionalización del 51% de Repsol. Aunque señaló: apuntan a la entrega de Vaca Muerta a Chevron. Y que “el poder real está muy por delante de nosotros. La unidad nos cuesta mucho. El FIT ha tenido éxito en muchos lugares, pero hay que ir por millones de trabajadores que no son de izquierda”.
Néstor Pitrola hizo eje en que las privatizaciones no responden al “neoliberalismo”, sino a una fase de declinación capitalista dirigida por los gobiernos del régimen, inclusive por los “antineoliberales”. Son la adaptación de una política de Estado a la crisis capitalista porque la explotación de la producción tiene una tasa declinante, y van hacia la gran especulación con la deuda empalancada más de 60 veces. Llevan el lucro capitalista a todo, atacando incluso al medio ambiente.
En el país abrió una crisis en 2001, aún no cerrada, con los radicales vendidos a Macri o Massa, y el peronismo estallado, sobre todo en los sindicatos (Moyano apoya a Macri). En 2008 comenzó el fin de la experiencia kirchnerista: el capital sojero rompe por la crisis fiscal. Desde 2011, el gobierno toma un rumbo totalmente conservador: pago al Club de París, ley privatista de ferrocarriles y ley Chevron, con la indemnización a Repsol, por el doble de lo que hoy vale YPF SA y que tiene sólo el 16% de la explotación petrolera, con Soros de accionista. Por eso Macri apoya a Galuccio, es el esquema Petrobras que estalla en Brasil y acá, por el subsidio al precio interno del crudo. Hay una nueva generación de privatizaciones: Argentina Digital, entregada por monedas. En este contexto la centroizquierda, con Stolbizer y De Gennaro, ha quedado enterrada por acompañar la agenda del gobierno. Scioli, con Urtubey, pidió la escupidera al FMI, Techint y las petroleras están con él. En Grecia, en medio de una catástrofe humanitaria, están privatizando hasta el Partenón y acá vienen por eso, por la “restructuración”.
Finalizó: “La unidad de la clase obrera se da en la medida que se ve como alternativa política, ésta es la batalla del FIT, en un ascenso sostenido dejando atrás la fallida experiencia con la centroizquierda y el kirchnerismo. Esto está en juego en esta elección”.