Neumático: Romper la trampa

El conflicto del neumático ha entrado en lo que parece la “norma general” de los últimos grandes conflictos del movimiento obrero: los trabajadores deben enfrentar – como en el Casino, Mafissa, el Subte, la 60, Emfer y Ecotrans-  una larga ofensiva combinada de las patronales, la burocracia y el Ministerio de Trabajo.

El acta de conciliación obligatoria firmada en el Ministerio de Trabajo fue rápidamente “interpretada” por las patronales del neumático como la oportunidad de reventar el conflicto. Coincidentemente, las tres grandes patronales aceptaron “retrotraer” el conflicto y a la vez “licenciaron” a los 150 despedidos con goce de haberes. Transformaron estas “licencias” en virtuales despidos encubiertos.

Junto con la actitud negrera de las empresas del neumático hay una enorme responsabilidad de la dirección del gremio y de la CTA en esta maniobra patronal.

1) La firma del acta de conciliación se hizo sin un cuarto intermedio para someterla, allí mismo, en el Ministerio (antes de firmarla), a una asamblea general de los 1.500 trabajadores movilizados para su rechazo o aceptación.

2) No se deja constancia que cualquier discontinuidad que se produjera en retomar las tareas habituales de los despedidos equivalía a retomar automáticamente el paro general votado. Esta omisión, por parte de la dirección del gremio, no tiene un gramo de ingenuidad.

3) Además de la firma de la directiva y de algunos directivos de las tres seccionales del neumático, aparece entre los firmantes del acta Horacio Meguira, el asesor gremial de la CTA. Meguira conoce perfectamente estos “recursos” patronales por haber intervenido en centenares de conciliaciones obligatorias legales, truchas y semi truchas. Esto muestra claramente que la intención de la dirección del gremio, avalada por la dirección de la CTA, era la de aceptar esta trampa patronal.

4) En Pirelli y Firestone esto se comprobó rápidamente cuando la dirección del gremio llamó a acatar la conciliación trucha con los despedidos, de hecho, afuera por temor a “mayores represalias”.

La premeditación de la patronal de estos despidos es muy clara. Junto con los luchadores que venían impulsando asambleas y el reclamo del aumento salarial del 35% hay, entre los despedidos (hoy “licenciados”), muchos que habían pedido previamente a la empresa un retiro voluntario y que ahora están siendo llamados a “arreglar”. Los arreglos, incluso por cifras superiores a la indemnización, tienen el propósito de quebrar el ánimo de los compañeros y producir una división entre los de adentro y los de afuera, y entre los que de afuera siguen y los que no siguen la lucha planteada.

Las empresas quieren usar estos “licenciamientos” truchos (que pueden extenderse en el tiempo e incluso sumar luego el adelanto de las vacaciones de los “licenciados”) para desarmar el conflicto, desmoralizar a los trabajadores y cambiar el eje de la lucha del salario a la de la reincorporación de los compañeros.

Con las fábricas trabajando y más de 150 trabajadores efectivos “licenciados ” – afuera en Pirelli y Firestone y adentro en Fate, pero sin que las patronales les den tareas-  las patronales han pasado a la ofensiva con el desvergonzado aval del Ministerio de Trabajo, que repite como un calco el sistema de conciliaciones truchas que son estiradas todo lo que sea necesario hasta que los conflictos se desangren.

Las patronales cuentan con la pasividad de la dirección del gremio, que nunca quiso ir a un paro por el salario. El paro fue arrancado por el activismo, primero de Fate y luego de Pirelli, que en una extraordinaria asamblea general derrotó la posición de la directiva y obligó al paro general. La dirección del gremio esta más empeñada en sacarse de encima un activismo combativo, que desde hace meses lo jaquea con sus luchas por mejorar los salarios y las condiciones de trabajo de sus representados.

Reconstruir

Le corresponde a la dirección del gremio desconocer la conciliación trucha, llamar a una asamblea general largamente reclamada por el conjunto de los trabajadores y decretar un paro general hasta que los despedidos se reintegren a sus tareas habituales. Lo mismo le cabe a la CTA. Pero es evidente que esta rectificación no está en sus planes.

Los luchadores de las tres fábricas tienen distintas responsabilidades en la lucha, derivadas directamente del grado de representación que tienen sus agrupaciones en cada una de ellas.

El desafío central está planteado en Fate. De la acción de Fate dependerá que la balanza de esta pulseada contra las patronales, el Ministerio y la propia dirección del gremio se incline para el lado de los trabajadores.

Hay que rodear de solidaridad este conflicto, sumarle fuerzas y ayudar a la coordinación con otros grandes conflictos que se están desarrollando simultáneamente con características similares, como los de Ecotrans y Emfer.

Pongamos todo para que triunfen estos conflictos. En ellos está en juego parte del destino del activismo de los próximos años.