Políticas

11/10/2020

Neuquén: entre el colapso sanitario y la perspectiva de defol

El gobierno en la encrucijada. Luchemos por una salida de los trabajadores

La situación epidemiológica y sanitaria en Neuquén está llegando a puntos dramáticos. El Centro Universitario de Estudios en Salud, Economía y Bienestar (Cueseb) pidió volver a circulación estricta ante el cuadro exponencial de casos y pronosticó que, de seguir así, la provincia podría superar los 35.000 casos en los próximos 18 días. Actualmente la provincia contabiliza 14.045 casos. En esa línea, el Colegio Médico Neuquén también reclamó volver a fase 1, indicando “hace más de 15 días que tenemos 99% de ocupación y desde el punto de vista sanitario y epidemiológico es necesaria la restricción porque está comprobado que es lo único que sirve para evitar la propagación del virus”.

El jueves 8 de octubre, la provincia tuvo un récord de muertos, con 16 decesos y 466 casos. Además de las siete ciudades más importantes con circulación comunitaria, el 60% de las localidades de la provincia cuenta con casos activos, mostrando la extensión geográfica que alcanzaron los contagios. La elección sobre a quién destinar un respirador ya es una realidad en la provincia, algo que fue confirmado por varios directores de hospitales y clínicas.

El cuadro actual ha sido pavimentado por la liberalización de las actividades económicas y la falta de preparación del sistema de salud. Importa señalar que el gobierno planificó al sistema de salud con un parámetro de contagios que en el peor de los casos superaba los 1.400 casos. Sobre este pronóstico, se votó un endeudamiento de 140 millones de dólares, donde se incorporarían 40 camas UTI (unidad de terapia intensiva). Sin embargo, aunque el endeudamiento está habilitado, aún no se concretó debido a las tasas de intereses a las cuales debe acceder y además porque Neuquén está reprogramando los pagos de deuda en moneda extranjera. La incorporación de respiradores no fue acompañado del personal especializado para el manejo de los mismos.

Como se verá, con los niveles de casos diarios, con una tasa de duplicación de los contagios menores a los quince días, la saturación del sistema de salud, la economía liberada en un 96%, el panorama es absolutamente crítico.

El gobierno en la encrucijada

El gobernador neuquino se encuentra en una encrucijada en el manejo de la situación sanitaria. Su negativa a volver a fase 1 es claro que no responde a criterios sanitarios, sino que una marcha atrás en las actividades económicas sacudiría a una escala mayor la economía provincial. El gobierno tiene todo un frente único patronal, que desde petroleras, hoteleros, hipermercados, cámara de la construcción y la industria, exigen continuar con las actividades. En todas las ciudades turísticas, las agencias se encuentran armando paquetes turísticos que incluyen el extranjero. La entidad que agrupa a las “pymes petroleras” anunció que con el nivel de actividad en la cual se encuentran está en riesgo el pago de los salarios, advirtiendo que una restricción implicaría más despidos y suspensiones.

Por otra parte, el gobierno tiene otro frente abierto que consiste en el reperfilamiento del pago de la deuda provincial externa. Se tratan de 900 millones de dólares y el plazo de aceptación de esta renegociación vence este viernes 9. Sobre esto, existe silencio de radio del Estado. Para el gobierno, que se estiren las negociaciones representa un problema adicional estando acuciado por el golpe devaluatorio, lo que aumentaría la deuda en dólares y por lo tanto mayor erogación de pesos para cancelarla.

Inmerso en este panorama, el gobierno se ve obligado a tomar ciertas restricciones determinadas por el cuadro exponencial de casos y el nivel de ocupación de camas. Pero estas medidas son ineficaces, primero porque una restricción vehicular, sin el levantamiento de las actividades, no garantiza bajar la circulación. De hecho, en el primer día de restricción, el nivel de movimiento no bajó considerablemente. Y segundo, porque todos los especialistas señalan que las restricciones de cuatro días no aportan a la baja de los contagios, teniendo que tener un plazo mínimo de 14 días.

Por otra parte, el gobierno debe superar las demandas sindicales en curso. No porque la política de las direcciones de ATE, Aten, UPCN, sea establecer un plan de lucha por la recomposición salarial, sino por la bronca e inquietud en los trabajadores, la cual ha sido contenida por el estado crítico del sistema de salud y los niveles de contagios.

Nuestro programa

La llave maestra del gobierno en cuanto a la pandemia es cargar sobre la responsabilidad individual. Así lo graficó el jefe de gabinete provincial, Sebastián González, cuando señaló “hemos llegado hasta aquí por la imprudencia de las reuniones sociales y la falta de responsabilidad”. Por ello, una de las grandes tareas es una delimitación sistemática de la responsabilidad del gobierno en cuanto la falta de preparación del sistema de salud y la política deliberada de levantar actividades económicas sin criterio sanitario. Gutiérrez apunta que la pandemia le brinde el marco para profundizar su ofensiva de ataque a los trabajadores.

Por ello, importa levantar un programa que parta de la cuarentena real, la centralización del sistema sanitario, los elementos de protección personal, los testeos masivos y periódicos, la jornada de seis horas en salud, la reapertura de Clínica Cutral Co, el pase a planta de los precarizados, el aumento general de salarios y el seguro al parado de $30.000. Esto, ligado al planteo del no pago de la deuda y un impuesto a las grandes fortunas. Esta orientación debemos desenvolverla actuando en un frente único en las luchas que se desarrollan en la provincia. Expreso Argentino, las grandes tomas de tierras, entre ellas la ocupación de 500 familias del Chañar, ceramistas, desocupados, docentes y la oposición en salud y ATE.

Hay que profundizar ese camino y por lo tanto una gran iniciativa es concretar el encuentro regional de Neuquén y Río Negro del Plenario Sindical Combativo para fijar un programa y un plan acción común que golpeé como un solo puño a las patronales y al gobierno.