Políticas
6/8/2023
Neuquén: más gas, con tarifas más caras
El reino del revés.
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Producción récord de gas
Según lo que enseñan los economistas que pregonan como sagradas las llamadas leyes del libre mercado, cuando un bien abunda (aumenta la oferta) la tendencia es que bajan los precios. Ahora bien, en Neuquén la producción de hidrocarburos no para de incrementarse, alcanzando los récords históricos de producción que ya hubo hace más de 20 años. Sin embargo, esa mayor oferta es contemporánea con los mayores aumentos de tarifas de electricidad, gas, combustibles y otros insumos.
Tratándose de materias primas que son la base energética para la producción de usinas, industrias, destilerías, etc., la aparente contradicción con las leyes de mercado la explica nada menos que la intervención estatal. Algo que para los “liberales” y también los “nac&pop” sería inconcebible.
No se trata de ninguna contradicción, sino que ambos parten de premisas falsas: no hay libre mercado y el Estado no interviene en la economía en función de los intereses generales sino del capital.
El FMI dicta, Massa y los gobiernos aplican
El gobierno de Neuquén se jacta de ser “el propietario de los recursos”. Sin embargo asistimos en estos días a una escalada de tarifas junto a las celebraciones oficiales de la mayor producción de Vaca Muerta. Mientras los gasoductos y oleoductos transportan crecientes volúmenes cuyo objetivo final es la exportación, las colas por una garrafa y la calefacción a leña/carbón se sigue cobrando vidas o intoxicados en la provincia.
Y allí donde se debe recurrir al uso de electricidad, las facturas llegan a importes cada vez más caros de las familias.
En el caso de la electricidad la provincia la distribución domiciliaria está en manos de cooperativas por su forma societaria, pero que no se apartan mucho de cualquier sociedad comercial con fines de lucro. En la Capital actúa la CALF, en otras localidades como Plottier, Cutral Có, Zapala, etc. actúan cooperativas locales.
El transporte lo realiza un ente estatal, el Epen, que también distribuye en localidades más pequeñas del interior.
La quita de subsidios al consumo domiciliario que el FMI puso como condición para liberar U$S 7.500 millones y oxigenar las chances políticas de Massa, tiene como contrapartida el brutal aumento de tarifas que vivimos.
Sociedades anónimas como Camuzzi, entes estatales o cooperativas “sin fines de lucro” ya han anunciado la aplicación de estos aumentos. Lo cual, de paso, confirma que el subsidio iba a parar a los bolsillos de las empresas y solo indirectamente eran un beneficio del usuario. Las empresas no perdían con el subsidio, y tampoco perderán ahora sin él, porque lo transfieren al precio del servicio.
La conectividad y un sistema nada “amigable”
Como ya se puso en evidencia durante la pandemia, hay extensos sectores de la provincia con una pésima cobertura de internet. Y para el caso de los centros urbanos donde existe buena cobertura, quedó demostrado que una gran parte de la población, sobre todo de bajos recursos, no tiene los dispositivos adecuados tecnológicamente o directamente desconoce su uso.
Entonces no resulta extraño que el grente comercial de CALF, Roberto Mayorga diga que “muchas familias en tomas recién regularizadas, están en el grupo sin subsidios, que según el plan inicial del gobierno nacional apuntaba al 10% más rico del país”. (RN, 29/7). Y esto es así porque no se inscribieron en el Rase (Registro de Acceso a los Subsidios de la Energía). Lo cual evidencia dos cuestiones: por un lado que en las tomas no hay conectividad o no hay dispositivos (PC, notebook, etc.), o directamente no existe la práctica de realizar trámites on line, y por el otro la función que cumple la “regularización” que no es otro que incorporarlos al cobro de todos los servicios y tarifas como clientes.
Solo en la capital hay 42.000 familias que se quedan sin subsidios, un gran porcentaje en las tomas “regularizadas”, a lo que se suman otras 32.000 familias en el interior.
Una catástrofe social. En la provincia de la hidroelectricidad, las usinas termoeléctricas y los parques eólicos, pagar la electricidad que se consume es la bancarrota familiar.
Con el gas la situación es similar, o peor aún, porque estos aumentos abarcan gran parte del consumo invernal, que es cuando ese consumo es mayor.
La aparente contradicción entre mayor producción, abundantes recursos energéticos y la carestía de las tarifas que producen la disminución del uso de un recurso que existe por parte de los más pobres, se resuelve de una sola manera: nacionalizando toda la industria energética bajo el control de obreros y consumidores. Es lo que está en el programa de acción y que defendemos en la campaña de la lista Unidad de Luchadores y la Izquierda, que por eso le dolemos a los dueños del poder.
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