Sin la estridencia de otras veces, el gobierno de la provincia de Neuquén ha refinanciado $14.000 millones (U$S 70 millones al cambio oficial) de su deuda a través de una emisión de Letras escalonadas hasta los próximos tres años. La nueva emisión de Letras del Tesoro neuquino pueden ser canjeadas por Letras emitidas durante el 2022 (que ya cobraron sus respectivos intereses).

La nuevas Letras, como no podía ser de otro modo bajo un gobierno al servicio de los fondos buitres, incorpora nuevos intereses a los ya usuarios de las Letras que se canjearon, que a su vez en su momento se habían emitido para ser canjeadas por otras Letras anteriores que a su vez se habían emitido para rescatar otras Letras anteriores. Es decir, una bicicleta de endeudamiento eterno en beneficio fundamentalmente de los fondos especulativos financieros y de los bancos “amigos” Galicia S.A. y Macro S.A. que cobran suculentas comisiones por ser co-colocadores de dichas Letras.

Por supuesto, las Letras están garantizadas en su pago de capital e intereses por los ingresos provinciales por coparticipación federal de impuestos y/o regalías. Un dato que resulta contradictorio con los rimbombantes anuncios oficiales sobre la estabilidad y fortaleza de la economía neuquina, es que la Calificadora de Riesgos Fix SCR S.A. ha calificado a las nuevas Letras como BBB (arg), es decir, una calificación media. Que no significa otra cosa que, aún con las garantías de Vaca Muerta, la provincia no es una isla como la presentan.

Con estos reemplazos de unas Letras por otras, el gobierno neuquino ha refinanciado para los próximos años vencimientos del 7 de abril y el 28 de julio del corriente año, desmintiendo que la provincia goza de buena salud financiera.

Las tasas de interés

Del monto total adjudicado al capital financiero, apenas una cuarta parte se rige por tasas “nacionales”, como la Badlar, más un 8,9%. El resto se adjudicó atadas al dólar o al CER. También en estos casos pagan una sobretasa de entre 2,5% y 6% en dólares y del 5,8% y el 8,5%, las que se actualizan por CER. Es decir que las tres cuartas partes de la nueva deuda paga intereses de usura.

Esto implica que ante el alto riesgo de devaluación y creciente inflación, los pagos trasladados hasta el año 2025 por el equivalente de U$S 52 millones requerirán decenas de miles de millones de pesos para poder afrontarlas o asistiremos a la continuidad de la bicicleta, y las Letras recientemente adjudicadas volverán a canjearse en su momento por otras nuevas, y así en la eterna calesita que forra las arcas de los bancos co-colocadores y de los bonistas especuladores.

Por ejemplo una parte de las nuevas Letras ofrecen una tasa Badlar (actualmente en 74%) más la sobretasa del 8,9%, para reemplazar a Letras emitidas el año pasado con tasa Badlar (52%) más una sobretasa del 7%. Todo ello en detrimento de los recursos financieros que reclaman en forma urgente no solo los salarios estatales, sino la infraestructura de salud y educación.

Este verdadero subsidio parasitario al capital financiero es ocultado bajo la alfombra por parte de la vocinglería de campaña contra la ayuda social que conquistan las organizaciones piqueteras. Ayuda social que no solo es una ínfima parte de este festival de bonos y Letras del Tesoro provincial, sino que son la antítesis de un uso parasitario, ya que es utilizado para mitigar, al menos parcialmente, el hambre y la miseria por miles y miles de neuquinas y neuquinos. Y que al gastarse, fundamentalmente al consumo popular, tributan el impuesto IVA que luego ingresa por coparticipación federal, esto se usa para garantizar el pago a los especuladores financieros.

Es decir, son las y los trabajadores desocupados quienes financian la usura financiera, y no al revés.
Romper con esta bicicleta es un programa que la candidata a gobernadora del Frente de Izquierda, Patricia Jure, plantea en su intensa campaña electoral y mediática: nacionalizar la banca y la industria energética bajo control obrero para terminar con la usura y la fuga de capitales y recursos, como parte de la lucha por un gobierno de trabajadoras/es. Eso es una salida.

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