Políticas

22/11/2019

Neuquén: Presupuesto 2020, un festival de especulación financiera y de concesiones a grandes empresas

El gobernador de la provincia del Neuquen, Omar Gutiérrez, logró la aprobación en general del Presupuesto 2020. Se votó  por mayoría con 25 votos aportados por los bloques del MPN, sus colectoras, Cambiemos y  diputados referenciados en el kirchnerismo como Mariano Mansilla, Pamela Mucci, Teresa Rioseco. Javier Bertoldi, del Frente para la Victoria, también dio su voto positivo. Es decir que todos los partidos de la provincia, con excepción del Frente de Izquierda, pusieron sus huellas digitales en un presupuesto contrario a la población.


Este Presupuesto reduce las alícuotas del Impuesto sobre los Ingresos Brutos y del Impuesto de Sellos, dos tributos que gravan la actividad de las empresas. Esta rebaja impositiva implica una disminución de los ingresos fiscales, ya que la recaudación por estos conceptos aumentaría un 20,5% y 25,5% respectivamente, menos de la mitad de la inflación esperada. Esta suerte de subsidio a las patronales es costeada con un incremento del impuesto inmobiliario que pagan los vecinos por sus viviendas, que crecerá un 47%. La carga impositiva, de la que tanto se quejan los capitalistas, recae sobre la población trabajadora, que también soporta el IVA en el consumo y Ganancias sobre buena parte de los salarios.


La dirigente del Partido Obrero, Patricia Jure, quien asumirá como diputada del Frente de Izquierda el próximo 10 de diciembre, caracterizó el Presupuesto como “un gran operativo financiero con los fondos buitres”, ya que lo destinado a los intereses y comisiones de la deuda con la banca crecen un 48% respecto al año en curso, alcanzando 18.000 millones de pesos. ¡Una vez y media de lo destinado a obras públicas! En una provincia en la que el 70% del endeudamiento está nominado en dólares, pretenden blindar los rendimientos de los bancos y usureros.


En esa línea, el oficialismo provincial convocó a sesión especial de la Legislatura para los días 27 y 28 de noviembre, con la intención de aprobar un nuevo endeudamiento por 11.000 millones de pesos. Estos créditos serán tomados indefectiblemente a una tasa de interés sideral, puesto que –con el país afuera del mercado voluntario de crédito y en medio de la reestructuración de la deuda- se pronostica pagar un 5% por encima de lo que pagaría la deuda soberana de Nación, es decir que se arrimaría a un usurero 30% de interés anual en dólares. Esto, cuando el resultado financiero de 2018 arroja un saldo positivo de 1.700 millones de pesos, y en 2019 de 900 millones, lo que demuestra que Neuquén no tiene necesidad de endeudarse a tasas usurarias. Se trata de otro negociado fenomenal para la especulación financiera, que sin embargo contará aún con mayores beneficios.


Es que el artículo 11 del proyecto enviado por el gobernador Gutierrez “exime de todo impuesto y/o tasa provincial —creado o a crearse— a la emisión, comercialización, recupero, rentabilidad y todo acto vinculado a las presentes operaciones de crédito público”. Semejante regalito es un premio a quienes, por amortización de la deuda, embolsaron este año 5.000 millones de pesos y anuncian llevarse el año entrante más de 7.000 millones. Como se podrá apreciar, el presupuesto público es un botín de la especulación financiera y un festival de concesiones a los grandes empresarios de la provincia.


Las partidas para terminar los 30 jardines inconclusos, para planes de vivienda popular, infraestructura escolar y de salud, la reactivación de la PIAP, el apoyo crediticio a las gestiones obreras, los programas contra la violencia de género, todas ellas han quedado relegados una vez más ante la orientación del gobierno del MPN, que prioriza garantizar con los recursos del Estado la mayor tasa de beneficios a los pulpos petroleros y especuladores financieros.


El Partido Obrero plantea una orientación que se opone por el vértice a este rumbo de ajuste, en defensa de la vivienda, la salud, la educación, el salario y el trabajo, un programa que requiere que la crisis la paguen los capitalistas.