¿No éramos vagos, Casaretto?
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“Los planes sociales siguen siendo necesarios”, le dijo a Clarín monseñor Jorge Casaretto, presidente de Cáritas. Se trata del mismo obispo que trató de vagos a los jefes y jefas de hogar que cobran un subsidio. El obispo de Jujuy, Jesús Olmedo, dijo que “el que quiere comer que trabaje” y que hay que recuperar “la cultura del trabajo”.
El clero se hacía eco del planteo de la Cámara Argentina de la Construcción y la Sociedad Rural, que quieren mano de obra a precio vil y en negro. El acusado confesó. “Tomo con seriedad la queja de ciertos empresarios —dice Cassareto— que dicen que no consiguen mano de obra por los planes sociales. Debo aceptar que es verdad en algunos casos, pero la recuperación económica no alcanzó a todos (…) 6 de cada 10 chicos viven en un hogar pobre” (Clarín, ídem, destacado del diario). Ahora aboga “por el pase progresivo al plan Familias y el monitoreo para evitar el clientelismo en la distribución de planes”. Pero es lo que fracasó cuando los consejos consultivos que debían hacer el “monitoreo” probaron ser cuevas del clientelismo.