Políticas

11/6/2009|1087

Notas sobre la crisis latinoamericana

La crisis mundial se manifiesta en América Latina en toda sus facetas, y a hasta en su aparente negación. El festín financiero que se desenvuelve en este momento en la bolsa de valores de São Paulo está repercutiendo en una descontrolada apreciación cambiaria y en altísimas tasas de interés. La bancarrota mundial ha montado artificialmente una plataforma especulativa que tiene al gobierno Lula narcotizado, mientras la actividad industrial cae y los despidos no cesan.

Por otro lado, en Venezuela, la crisis ha tomado la forma de “nacionalizaciones”. La caída del precio del petróleo ha desbaratado el nacionalismo fiscal “boliburgués”. Con el proceso de nacionalizaciones, se ha estimado que sólo tres de las más importantes (Sidor, Banco de Santander y Cemex) reportaron un costo fiscal de alrededor de 4.000 millones de dólares. A esto, habría que sumarle 120 empresas menores que han sido estatizadas. En otras palabras, cae la actividad económica y los ingresos fiscales, y aumentan el endeudamiento y los riesgos de una “estanflación”.

En la práctica, se manifiesta el acierto de las críticas socialistas al modelo chavista: No se puede construir el socialismo ignorando el carácter burgués del Estado y comprando capital (a valor mercado). Cae de maduro que ningún proceso emancipador podría tener esa capacidad financiera. De ser así, los sujetos de la revolución serían los traders, brokers y banqueros de inversión… El ABC de la Historia es que las clases sociales vencedoras le hacen pagar la factura de la crisis a las vencidas. Sucede que en Venezuela la clase obrera está lejos de haber vencido, porque Chávez ha despilfarrado recursos soberanos en indemnizaciones capitalistas, y la crisis la está pagando el pueblo y no Techint. ¡Hasta Grondona se da el lujo de decir que el chavismo no es “socialismo” sino “estatismo”! (La Nación, 31/5).

Por su parte, Cuba profundiza su autoliquidación: refuerza el aparato policial mientras se avecina un nuevo “período especial”. La burocracia ha intentado sortear sus limitaciones “asesorando” al nacionalismo regional, y ahora, frente al fracaso del mismo, recurre a los viejos métodos estalinistas de las purgas hasta entre los suyos.

La crisis es ajuste. La burguesía quiere que el Estado asuma los costos de sus pérdidas. La discusión está en el método: ¿las nacionalizaciones chavistas o los subsidios kirchneristas? Obama acaba de asumir una posición bolivariana en el conflicto de General Motors. Se trata de la “dialéctica” del capitalismo, para evitar que la crisis la paguen los capitalistas!

Matías De Luchi