Políticas

12/10/1988|245

NUESTRA POSICION FRENTE A LA IZQUIERDA UNIDA”

Perón hizo famosa en el país la frase que dice que la “única verdad es la realidad”, pero se le olvidó agregar el complemento que, este sí, no se le había escapado al inspirador alemán de la idea: que al mismo tiempo “la única realidad es la verdad”. Traducido- al lenguaje de la política que preocupa hoy a la izquierda y a una parte de los activistas obreros esto quiere decir que un frente político solamente tiene perspectivas “reales" y puede transformarse en un poto de reagrupamiento “real” si se delimita en términos de clase de los explotadores y si traduce en su programa y organización la tendencia de las masas a superar la explotación del imperialismo y del capitalismo. Es decir, si plantea "la verdad” de la situación histórica actual.

Cualquiera puede hacer “realidad” un frente “trucho", pero como le ocurriera ya al Frepu se pulveriza ante la primera prueba de importancia—en este caso en la crisis de Semana Santa y la firma del “acta democrática”. Con esa experiencia, la izquierda democratizante demostró que es incapaz de servir como un ancla de la que se agarre la vanguardia de la dase obrera para su lucha. Más "trucho” fue todavía, si cabe, el Fral, que a pesar de sus desmedidas ambiciones "estratégicas”, no pasó de un recurso electoral que fue sucesivamente abandonado por diversas organizaciones. El Frepu pretendió encamar la “Identidad peronista" del pueblo, una empresa en la que fracasó miserablemente, sin percibir ni remotamente que el planteo significaba la autodisolución política de la izquierda. La izquierda debe darle a las masas que han seguido hasta ahora al peronismo una nueva alternativa política, y de ningún modo reforzar la tendencia de la que aún ellas no se han emancipado de marchar como furgón de cola de los políticos “populares" y demagógicos de la burguesía Si Villaflor hubiera sido elegido diputado en las listas del Frepu de 1985, la izquierda habría entregado la banca parlamentaria a un hombre que se pasó casi inmediatamente al campo del cafierismo y que ahora seguramente apoyará a Menem. La "verdad" del Partido Obrero que luchó contra la “realidad” del Frepu se demostró diez mil veces más “real” que el planteo de sus adversarios. Las escisiones políticas que se produjeron en el PC y en el Mas tienen su causa fundamental en el fracaso del frentismo “trucho”. Ahí está también la razón de la “crisis” de la izquierda en los medios populares. No negamos que el Partido Obrero no ha logrado en este período una penetración profunda en el movimiento obrero, pero ello no se debe a su política, cuyo acierto fue confirmado por todos los acontecimientos de importancia, sino a que debe remar contra los prejuicios democratizantes que aún existen en la vanguardia obrera.

Molinas

Desde hace casi un año el Fral se ha venido esforzando por estructurar un frente encabezado por un funcionario del Estado y rodeado por una corte de “personalidades” que apoyó la experiencia alfonsinista y que propone ante el fracaso de ésta una versión mejorada del cuento de “no pagaremos la deuda con el hambre del pueblo”. Ninguna organización de izquierda se levantó contra este engendro reaccionario, con la excepción del Partido Obrero. Muy tardíamente, cuando Molinas mismo ya hubo “autopinchado” su candidatura, el Mas se atrevió a criticarla y hasta cierto punto a cuestionarla, limitándose hasta entonces a propugnar la “interna democrática”. Molinas y Auyero proscribieron al PC y al Mas, no fueron éstos lo que se delimitaron enérgicamente de los agentes patronales del Estado. Durante un año la discusión de un frente de izquierda estuvo parada debido a las negociaciones con los “referentes democráticos”. Soto cuando Molinas dio su última palabra, hace menos de sesenta días, ofrendando al PC el 20% de las candidaturas de la eventual “alianza”, ésta se pudrió irremediablemente. En todo este tiempo solamente el Partido Obrero luchó por un frente de izquierda Ahora que el frente “molinista" ha fracasado, es decir a “último momento”, el Fral y el Mas se han puesto a concretar la “Unidad de Izquierda”. Hasta que no hubo fracasado el frente de “centro-izquierda", el Mas y el PC se comunicaban por medio de “señales de humo”. Sin embargo, desde hace tres semanas el PC y el Mas están excluyendo al PO de la discusión para formar un frente de izquierda con el argumento de que seríamos nosotros los frentistas de “última hora” y de que el proceso de homogenización entre ellos se encontraría “muy avanzado”. La “realidad” desmiente el “argumento”; se pretende, como ya ocurriera en 1985, colocar al PO ante un hecho consumado. Los campeones de la “amplitud” del frente lo achican cuando se trata de la izquierda y solo la conciben para englobar a la derecha. Para el PO un frente debe incluir a todos los que luchan contra el sistema de explotación y su Estado, y al mismo tiempo el frente debe esforzarse por ganar para su campo a todos los luchadores que tienen ilusiones en los movimientos populares de contenido burgués, a través de la acción y de la crítica.

Izquierda Unida

Para cualquier que quiera ver resulta claro que las negociaciones entre el Mas y el PC para formar la llamada Izquierda Unida son el producto del fracaso del frente con Molinas. La Izquierda Unida no nace, por lo tanto, de una evolución política de las direcciones de la izquierda democratizante sino de la impasse en que entró su política. Pero una impasse es, naturalmente, una oportunidad para luchar por producir una evolución política. En diversos sectores obreros, por minoritarios que sean, que han agotado virtualmente sus ilusiones en tos partidos patronales, existe una tendencia favorable a dar esa lucha. Un frente que pueda servir para luchar por la evolución política de la vanguardia obrera significaría un verdadero paso adelante en un país donde los explotados no tienen una expresión inde-pendiente y donde reiteradamente juegan de segundo violín de los partidos patronales.

Tanto el PC como el Mas han dicho que la IU sería un “acuerdo electoral”, donde no habría lugar para un acuerdo "estratégico”. Contradictoriamente con esto afirman que están por lanzar a la discusión las “bases políticas y programáticas” del "acuerdo electoral". Si esas “bases” no son un “acuerdo estratégico", deben necesariamente constituir una indicación al menos de un rumbo estratégico, de lo contrario no son “bases” de nada. De la misma manera, un acuerdo “estrictamente” electoral significa que no se establece una línea unitaria de acción en todos los terrenos de la lucha de clases, y es por eso que tanto el PC como el Mas se niegan a hablar de “frente”. Pero de la misma manera, un "acuerdo electoral" que no indique una línea de acción general es una frase vacía, se limita a esconder una política de reparto de candidaturas. En este caso, se produciría el singular fenómeno de que los candidatos concurrirían a los comicios sin ninguna clase de mandato. Semejante alternativa pondría a la izquierda muy por detrás del más mentiroso de los parlamentarios burgueses. El carácter vacío del sistema electoral burgués alcanzaría, de darse estos extremos, su peor expresión. Toda la "sanata” sobre la imposibilidad de acuerdos “estratégicos” esconde las segundas intenciones de sus autores, que se reservan para sí un cambio de alianzas para antes incluso de que terminen de contarse los votos. La sola pretensión de querer luchar contra Angeloz, Menem y Alsogaray sin un enérgico programa político, delata una posición inconsistente y augura un resonante fracaso electoral. Sin una herramienta de combate los militantes de izquierda y los activistas sindicales no podrían nunca unir y potenciar sus esfuerzos para conquistar a los trabajadores que puedan ser impresionados por la demagogia menemista, o que puedan ser presionados por las corrientes de “Izquierda" del peronismo (como De Genaro) que llama a votar por Menem. La conclusión de todo esto es que hay que abrir un debate político de todos los planteos de los partidos frentistas con la participación de los militantes, activistas y bases.

Lo poco que ha trascendido sobre lo que sería el planteo que ofrecería la IU del PC y del Mas, es que ella sería una alternativa “nueva” contra los representantes fracasados del “sistema”. Esto no quiere decir naturalmente nada, y lo que es aún más irónico no impresiona a nadie. El Partido Obrero, en cambio, está impulsando un petitorio que dice que el “frente político de los trabajadores y los explotados” debe servir para “combatir el monopolio político de los partidos patronales... y que organice la lucha de conjunto por un gobierno de trabajadores”, es decir, que “expropie al imperialismo y al gran capital”, establezca el “control obrero de la producción", “luche por expulsar a la burocracia de los sindicatos” y plantee la “unidad socialista de América Latina”.

El Partido Obrero no levanta una muralla china entre los programas electorales y no electorales, lo que importa es que sean el punto de partida de una acción consecuente.

Interna abierta

Nadie podría ofenderse si decimos que la cuestión de las candidaturas preocupa más al Fral y al Mas que el mismo programa Son los intereses divergentes con relación a las candidaturas lo que ha dado lugar a que se plantee la llamada “confrontación abierta”. Es lo que se llama una “solución de crisis”. La posibilidad de verse obligados, al final, a votar por candidatos del partido rival, le quita el sueño y le saca canas a los dirigentes tanto del Mas como del PC. Este hecho plantea la posibilidad de una escisión futura-de la IU, antes de las próximas elecciones.

Más que una “interna abierta”, estamos en presencia de una “externa cerrada". ¿No se está llamando acaso a votar a gente que puede ser exterior a esos partidos, exterior a la izquierda e incluso exterior al movimiento obrero o a los trabajadores, para designar una lista seleccionada internamente por las direcciones de esos partidos? La interna abierta sería, al revés, que se dé la oportunidad al movimiento obrero a designar sus candidatos por medio de asambleas, en las cuales se establezca también el mandato político de esos candidatos. Un procedimiento de este tipo sería un factor de organización política. En 1985, cuando el Mas se propuso romper el Frente que había establecido con nuestro partido para reemplazarlo por el Frepu, se realizó una gran asamblea obrera en la UOCRA de Neuquén que decidió rechazar al FP, en la cual participaron activamente los trabajadores. Luego, el frente revolucionario derrotó electoralmente al Frepu en Neuquén, desmintiendo con esto que la acción consciente de la vanguardia obrera quite “rédito electoral”. Solo el método de la asamblea obrera, estudiantil, barrial, campesina puede darle solidez al frente, asegurar su condición democrática y convertirlo en herramienta propia de las masas.

La falsa "interna abierta” plantea el peligro inaudito de que aparatos extraños a la izquierda pretendan intervenir para desvirtuar candidatos. ¿Por qué un De Gennaro, o un "Barba” Gutiérrez, o hasta un ministro como Brunatti, no habrían de movilizar a sus “punteros" para que ganen sus aliados cotidianos del Fral? es sabido que la “Interna” de la izquierda es intensamente discutida en los círculos oficiales, los cuales bien podrían mover a sus propios “punteros” digamos a título de hipótesis que en favor del Mas, con el cálculo de que de este modo "escracharían” para siempre a la dirección del PC que encabeza Echegaray. Estos ejemplos ponen en evidencia las limitaciones del método decidido por el Fral y por el Mas. Que en lugar del método de la democracia obrera se escoja el de las "primarlas” norteamericanas, no es por cierto una elección caprichosa. Claro que, en 1985, el FREPU designó sus candidatos a "dedo".

Nuestra posición

EI dilatado análisis que hemos efectuado hasta aquí ha pretendido fundar una caracterización política de la propuesta de concretar la Izquierda Unida y es al mismo tiempo una caracterización del terreno en el que el Partido Obrero se propone continuar su lucha frentista revolucionaria y estructurar a la vanguardia de la clase obrera en un partido obrero revolucionario. En las actuales condiciones del desarrollo de la vanguardia obrera en Argentina nadie puede simplemente ignorar una “interna" de la izquierda. Se plantea sencillamente luchar por un verdadero frente de izquierda, explotando para elfo el fracaso del falso frente con Molinas y la tendencia de aquella parte del movimiento obrero que quiere oponer un polo de lucha contra los partidos de la gran patronal proimperialista.

El Partido Obrero reclama antes que nada participar de las discusiones monopolizadas por el Fral y el Mas. En esas discusiones hemos de plantear una clara delimitación de clase de los partidos burgueses y un programa de lucha que responda a las tendencias más profundas de las masas, tal como está contenido en nuestro petitorio. Señalaremos las limitaciones de las “primarias” y propondremos la selección de candidatos de lucha de los trabajadores, esto por medio de asambleas.

En el marco de este planteamiento el Partido Obrero profundizará su campaña por el pronunciamiento de los activistas obreros y populares, sea por medio de petitorios como de asambleas, y se esforzará porque esta campaña de tugara la selección de los hombres y mujeres que realmente debieran encabezar en los diferentes niveles una lista electoral de la izquierda. En este cuadro el Partido Obrero debatirá la convocatoria a un congreso de trabajadores y de la izquierda, que deberá homogeneizar el conjunto del planteo frentista, tanto en el plano programático como organizativo.

Las diversas contradicciones que caracterizan a la izquierda deben ser tenidas en cuenta, en particular si se toma en consideración la forma concreta que la IU quiere darle a lo que llama un “acuerdo electoral”. Esto quiere decir que el PO podría realizar acuerdos políticos pardales con determinados partidos u organizaciones de la izquierda cuando los términos de esos acuerdos sirvan para vehiculizar más profundamente el planteo frentista revolucionario. Este tipo de compromisos son tanto más valiosos cuanto que permiten ampliar el campo de acción con referencia a los activistas y militantes.

El Partido Obrero nunca ha ignorado los procesos políticos que pueden ejercer una influencia sobre la maduración de lo más avanzado del proletariado, y mucho menos ha renunciado siquiera una vez a dar la lucha, no ya por sus posiciones, sino por hacer avanzar al movimiento real de la clase obrera contra el capital. La delimitación política del marxismo revolucionario con relación a la izquierda democratizante es un arma de ludia, no una justificación de la inacción. Hay que agotar por medio del combate todas las experiencias que aún tienen un valor de educación o progreso político para las masas, así como no hay que vacilar en mandar al tacho de basura los procesos artificiales, es decir, “truchos”. La distinción entre unos y otros se comprueba en la acción.

11-10-88