Nuestras provincias del litoral no figuran en los planes del FMI
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Hace por lo menos ocho meses que se había pronosticado la catástrofe climática que se abatió sobre las provincias mesopotámicas y chaqueñas. Pero los gastos de prevención y de ayuda no aparecieron, al lado del pago de los intereses de la deuda externa, o del aumento de los gastos militares votados por el PJ y la Alianza, o de los subsidios para la absorción de bancos quebrados, en el presupuesto del 98 ni en los acuerdos con el FMI. ¿ No retrata esto como nada podría hacerlo a un régimen social, a un gobierno y a su ‘graciosa’ oposición?
Los informes económicos desbordan con el crecimiento de los créditos para la construcción. Esto coincide con la desbordante especulación inmobiliaria que tiene lugar en Puerto Madero, Retiro, el Abasto, los ‘shoppings’ en las provincias y los ‘countries’. Las escenas de la catástrofe litoraleña muestran, en cambio, las precarias viviendas de nuestro pueblo, sus terrenos inundables y la ausencia de la más mínima prevención contra los desbordes de los ríos o las grandes lluvias.
A la hora de los colchones y de las frazadas faltaron los helicópteros y los medios de transporte, en un país que cuenta con pistas de aterrizaje hasta en Anillaco. Lo único realmente conmovedor fue la solidaridad popular, al extremo que las ropas y alimentos enviados por los ciudadanos no encuentran el espacio de almacenaje que corresponde. Esta es otra demostración de que los trabajadores no deben esperar nada de la clase capitalista y que todo depende de ellos mismos; por eso es que necesitan con urgencia una política y un partido obreros.