Políticas

7/7/2007|899

"Nuestro hombre en la Corte Suprema"


El juez Antonio Boggiano, ministro integrante de la Corte Suprema de Justicia, enfrenta la posibilidad de un juicio político y la destitución, por su voto favorable en el fallo Meller, que convalidó un negociado memorable de guías telefónicas contra el Estado Nacional. Fue por eso que el ex integrante de la Corte Moliné O’Connor fue enjuiciado y destituido.


 


Sin embargo, Boggiano, que fue acusado por el actual gobierno “de pertenecer a la mayoría automática menemista” (La Nación, 29/4) tendrá “más tiempo para la defensa”, porque “el Senado demora el juicio político” (ídem).


 


El aire a Boggiano se lo dio la impoluta candidata de la nueva política, la senadora Cristina Kirchner, “con sutiles maniobras dilatorias, siendo la titular de la Comisión de Asuntos Constitucionales” del Senado (ídem).


 


Bajo la divina providencia


 


Sucede que Boggiano es “el” juez católico, hasta el punto que, aun sometido a juicio político por el Senado de su país, "fue recibido en el Vaticano por Joseph Ratzinger”, 24 horas antes de “ser ungido papa” (ídem). En ese momento tan especial, Boggiano y el papa inminente no “abordaron su precaria situación en la Corte. Pero el tema estuvo implícito”. Boggiano conoce a Ratzinger desde 1987 y se han visto en numerosas oportunidades.


 


Esos encuentros con Ratzinger, amén de numerosos, resultaron clave, como cuando en 1993 la permanencia de Boggiano en la Corte estuvo también amenazada. Entonces, “el titular de la Congregación para la Doctrina de la Fe le dio a Boggiano algunos consejos. Y Boggiano continuó en la Corte” (ídem).


 


Todo el clero “tiene una muy alta estima de Boggiano”. En “noviembre último, el nuncio apostólico, Adriano Bernardini, manifestó al canciller Bielsa su interés por la suerte del magistrado” (ídem).


 


Habrá fumata blanca


 


En estas condiciones, la situación de Boggiano es tema de conversación en numerosos cónclaves. Su destino fue discutido en la embajada en la Santa Sede por una cumbre peronista integrada por los ministros Aníbal Fernández y Rafael Bielsa, los gobernadores Solá de Buenos Aires y Gioja de San Juan, y los presidentes de los bloques oficialistas de ambas cámaras del Parlamento. La mayoría consideró que la “renovación de la Corte debería darse por concluida con los cuatro cambios ya introducidos” (es decir que Boggiano debía quedar en la Corte), y en prueba de ello “varios de los presentes elogiaron a Boggiano, tanto por su defensa de los derechos humanos como también de la pesificación (¡!), algo que el gobierno de Kirchner siempre valoró especialmente” (ídem).


 


Boggiano dice que “en este juicio político me conforta la voluntad de Dios y me anima la oración y la ayuda de tanta gente” (ídem).