Políticas

28/4/2020

Nuevo Mas: mutualismo y adaptación al gobierno

“Defendemos la cuarentena como una medida sanitaria necesaria, pero a diferencia de la orientación del gobierno, queremos construir una cuarentena solidaria: desde abajo, autodeterminada, para que los trabajadores y sectores populares ayudemos a nuestros hermanos de clase que atraviesan una gran necesidad. Es por eso que hemos lanzado numerosas iniciativas de solidaridad fabricando elementos de protección como máscaras para llevar a los hospitales, recolectando donaciones para hospitales y comedores, garantizando los repartos de alimentos para las familias en las escuelas,  exigiendo la apertura de los sindicatos y facultades para que funcionen como espacio de organización para donar a quienes lo necesiten”( la izquierda web, Nuevo Mas, autor Pablo Pardo). Critican al Partido Obrero cuya orientación, dicen, es exigirle al Estado.


Bueno, cualquier lector podrá descubrir con facilidad que en el mejor de los casos el  Nuevo Mas se ha convertido en una organización filantrópica, completamente ajena a la lucha de clases, cuyos militantes se transforman a sí mismos en su contrario, para jugar el papel de samaritanos. Buena gente, pero no militantes de la clase obrera, y menos aún revolucionarios. Si el Estado no hace barbijos, nos dicen, los hacemos nosotros, si el Estado no paga un seguro al desocupado de $30.000, juntamos alimentos y los repartimos.


Cabe recordar que en los comienzos de la sociedad capitalista, cuando aún la clase obrera tenía una débil conformación como clase, surgieron las sociedades de socorros mutuos cuya función era juntar dinero para ayudar a un compañero en desgracia, costear un entierro, la cura de una enfermedad, etc. Pero el desarrollo de la clase obrera, la maduración de su conciencia, le permitieron dar un salto cualitativo en Inglaterra (cuna del capitalismo industrial) con la fundación de las trade unions (sindicatos o sociedades de resistencia) cuya función fue unir a los trabajadores por el salario, la reducción de la jornada laboral y las condiciones de trabajo, mediante la acción directa, esto es: la huelga, que los enfrentaba a los patrones, pero también al Estado. La clase obrera argentina recorrió también un camino parecido, hasta la fundación en 1857 de la Sociedad de Tipógrafos Bonaerense, el primer sindicato argentino.


Cabe enfatizar sobre el hecho de que el Estado capitalista en toda Europa alentaba las sociedades de socorros mutuos y prohibía y perseguía a las sociedades de resistencia. En España, por ejemplo, el Estado toleró la Asociación Mutua de obreros de la industria algodonera (mutual) y prohibió la Sociedad de tejedores de algodón (sindicato). La razón es muy simple. Una se adaptaba al Estado, la otra lo enfrentaba. Esto sucedía en 1841 ¿qué nos dice el Nuevo Mas? “Desde el Nuevo Mas nos organizamos para intervenir y desarrollar la ayuda mutua, tal como hacen espontáneamente los trabajadores de los barrios. Retomamos  la tradición histórica  de la clase obrera, garantizando la solidaridad de clase”.


Sensacional: el Nuevo Mas nos convoca a retroceder más de un siglo en la experiencia y conclusiones del movimiento obrero mundial y nacional para defender  al mutualismo, en lugar de organizar a los barrios que hacen colectas para organizarlos frente al Estado con sus reclamos dándole a esas iniciativas una perspectiva política, arrancándole  mediante la lucha las reivindicaciones. De esa manera intervenimos en favor de la reivindicación y contribuimos a un salto en la conciencia política y de clase de ese sector de trabajadores.


Los padres del socialismo científico razonaban al revés que el Nuevo Mas. Engels, en “La situación de la clase obrera en Inglaterra”, decía que los sindicatos  son “la escuela de guerra de los obreros donde se preparan para el gran combate en lo sucesivo ineluctable”, considerándolos una escuela de comunismo. El Nuevo Mas no solo quiere volver a las mutuales sino que quiere hacer retroceder a los sindicatos a Sociedades de Socorros Mutuos. Por supuesto que todo esto tiene sus consecuencias en términos prácticos: mientras el Partido Obrero, Tribuna Docente, y los sindicatos en los que el PO tiene incidencia tomaban iniciativas contra la ruptura de la cuarentena por parte del Estado y las patronales (SUTNA, Sutebas de La Matanza y Ensenada, AGD, Textilana, y un largo etcétera) oponiéndonos a la sobrecarga laboral en las escuelas y universidades mediante la virtualización forzosa, impulsando el pago de $30.000 de mínimo a los docentes sin trabajo y de FINES, impidiendo que las patronales impusieran la producción industrial como esencial (neumático), movilizando a las obreras de Textilana contra la entrega de la burocracia sindical textil, movilizando a los desocupados por alimentos que el Estado se niega a dar, a pesar de una ley que lo impone( el Polo obrero), el Nuevo Mas retrocede y nos llama a retroceder a la prehistoria del movimiento obrero. 


Somos organizadores o parte de los organizadores de infinitas asambleas y reclamos en los hospitales y centros de salud. El Partido Obrero y sus militantes docentes organizaron asambleas para imponer la cuarentena completa en las escuelas enfrentando la pretensión del gobierno de su presencia, aun sin clases, mientras la burocracia de SUTEBA celeste callaba frente a la pretensión de Vila, directora general de cultura y educación de Kiciloff. El Nuevo Mas no tomó ninguna iniciativa. Tampoco en la organización de comités de trabajadores que le den una dirección obrera a la cuarentena sobre la base de demandas al Estado para arrancárselas.


El papel de los socialistas revolucionarios es convertir a los sindicatos en herramientas que enfrenten al régimen capitalista y su Estado, en la etapa de descomposición de este régimen social y de pandemia, para que arriben a la comprensión de la necesidad de un gobierno de los trabajadores.  Hoy, contra la monumental entrega del pacto Gobierno, UIA, CGT que estableció el pago del 75% del salario no remunerativo. El mutualismo, a principios del siglo 19 pudo ser un principio de organización y unidad de los trabajadores; en pleno siglo XXI es un retroceso ideológico funcional al gobierno, a las patronales, a la burocracia sindical y al régimen en su conjunto.