Políticas

26/9/2024

Obras de reversión del gasoducto Norte

Reventó un caño durante la prueba hidráulica. Falta de controles a la orden del día.

Gasoducto Norte.

Cumpliendo la ley de Murphy (“si algo puede ir mal, irá mal”), una serie de hechos concatenados produjo que un caño en forma de codo de las obras para la reversión de gasoducto Norte, se abriera como una lata de sardinas durante la prueba hidráulica de presión. Otro codo se “hinchó” pero no llegó a reventarse. Demasiados indicios para no despertar las alarmas.

Como la prueba de hermeticidad se hace con agua y no con gas, la falla no produjo una explosión, pero muestra que no es un “accidente” propio de toda obra, sino el desenlace de toda una trama previa de negociados sin el menor interés por las medidas elementales de controles de calidad, sobre todo en una obra de gas.

Para Tenaris (Techint) no hay grietas, hay negociados

Las obras para la reversión del sentido de flujo del gas en el gasoducto Norte, vienen desde el gobierno de los Fernández-Massa. Precisamente este último, en plena campaña, anunció la obra de reversión cuando en julio del año pasado inauguró el primer tramo del gasoducto Presidente Néstor Kirchner (el medio gasoducto).

La Enarsa “nac&pop” realizó un acuerdo con Tenaris (del grupo Techint) para la provisión de los caños necesarios, para lo cual la empresa tuvo a disposición U$S 30 millones para importar una parte de esos caños, así como la chapa para fabricar el resto en la planta Siat de Valentín Alsina (también del grupo Techint). Las partes importadas provienen de Brasil, desde Confab (otra siderurgia del grupo Techint). Precisamente uno de los codos que reventó es una de las piezas importadas desde aquel país.

Ya con el nuevo gobierno, y tras frenarse las obras, hubo cambios que a la postre se concatenaron para que finalmente la ley de Murphy se cumpla. A saber. Enarsa figura entre las empresas a privatizar según la Ley Bases, y es la empresa responsable del control de calidad de la chapa y los caños de la obra de reversión del gasoducto Norte.

Por su parte Techint, a traves de su siderúrgica en Brasil (Confab) y la de Argentina (SIAT), es la responsable de la fabricación de esas piezas, que deberían fabricarse bajo las estrictas normas de calidad. Pero además Techint, junto con Sacde (del grupo Midlin) son las responsables de la construcción de la obra. Lo que se dice, un negocio de punta a punta. Pero eso no es todo. Enarsa sufrió un proceso de achicamiento de personal calificado, que fue reemplazado por funcionarios allegados al ministro de Economía, Luis Caputo. El mismísimo jefe de gabinete en su informe al Congreso, tuvo que admitir que hoy Enarsa tiene menos personal pero mucho mayor masa salarial, concentrada en esos nuevos funcionarios, entre los cuales hay varios ex Techint. Entre ellos quien es responsable de la Unidad de Gasoductos de Enarsa, quien luego de jubilarse, lo convocaron para la obra.

La Memoria Descriptiva de la obra del año 2023, realizada por esta Unidad, es muy precisa sobre las normas de calidad que debe cumplir cada tarea de la misma.
Entre otras cuestiones, establece que “El valor de la presión de diseño que se adoptará para la prueba hidráulica de los gasoductos y las instalaciones a construir es de 97.00 kg/cm²”. Pero para la prueba en sí, se debe llevar la presión (según requiere la Memoria Descriptiva de la obra), a los 145.50 kg/cm2 durante varias horas. Esto es lo que no aguantó el codo que se reventó. O sea, el zorro puesto a cuidar el gallinero termina en la Ley de Murphy ¿Qué exigencia de controles de calidad pueden implementar, si todos los que deben hacerlo son dependientes del dueño del circo?

Enarsa y su privatización

Las empresas y organismos del Estado funcionan siempre como mecanismo de protección del negocio capitalista, a veces, se las privatiza directamente y ya no existen disimulos. En este caso, más allá de estar sujeta a privatización por la Ley Bases, la sociedad estatal ya es una escribanía de los intereses capitalistas privados (el lucro), no está para el control estatal sobre las normas de seguridad y de calidad.

Enarsa depende del secretario de Energía de la Nación, Eduardo Rodriguez Chirillo. Precisamente el funcionario había convocado por nota del 9 de septiembre (unos días antes que reventara el caño) a una asamblea de accionistas, para hacer cambios en el directorio. Entre dichos cambios se encuentra el nombramiento de un nuevo presidente, Tristán Socas, proveniente del mundo de las finanzas. Es un elegido por Santiago Caputo para proceder a la privatización de Enarsa.

El reventón del caño puso al gobierno y al nuevo directorio de Enarsa en una encrucijada de la cual pretendió zafar diciendo que “falló el control de calidad en la fábrica y también de los contratistas”, como si Enarsa (el comitente de las obras) no tuviera ningún papel que cumplir en los controles de calidad. Por su parte los “contratistas” trataron de minimizar lo ocurrido. En la obra pública no se producirán mayores roces entre organismos estatales y privados. No hay grieta alguna allí.

Pero….

Si un codo se reventó y otro se hinchó por la presión durante la prueba hidráulica, todo debe ser puesto bajo inspección rigurosa. Hay que considerar que el caño no cedió por una falla de la soldadura, sino por una falla del material (el acero del caño). O sea es una falla estructural.

Se trata de caños que en parte fabricó Siat en Valentín Alsina, pero otra llegó importada desde Brasil. Si hay una falla estructural en un codo, bien puede existir también en el acero con que se construyeron parte de los caños de la obra.

Debe considerase el punto. Porque si bien el gobierno tiene urgencias de habilitar el gasoducto para los primeros meses del año entrante (antes del invierno), no es menos cierto que su caudal inicial de 19 millones de metros cúbicos por día, va a llegar a los 29 millones de metros cúbicos diarios en el futuro. O sea deberá inyectarse gas a mayor presión.

El CEO para el Conosur de Tenaris, Javier Martínez Álvarez, dijo referido a los caños para esta obra: “Estamos corriendo para fabricar los tubos” (Mas Energía 12/9/2024). El apuro del gobierno para no tener un stress gasífero el invierno venidero (luego que la paralizó durante meses) aporta uno de los pasos para que finalmente la Ley de Murphy se haga realidad.

El negocio capitalista en el sector energético es una bomba de tiempo en desarrollo para el ambiente, y potencial para las vidas y bienes de las poblaciones por las cuales pasan estos ductos. Estatizar toda la industria energética bajo control obrero es una medida en favor no solo de la naturaleza, sino también de las vidas humanas.

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Las mismas empresas que mantienen el servicio vaciado y pugnan por mayores tarifazos. –
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