Políticas

24/9/2020

Ocupaciones: del terrateniente Casimiro Gómez a la toma más numerosa que lleva su nombre

Neuquén, una historia de 116 años de especulación inmobiliaria.

Diputada Provincial PO-FITU

El pasado 12 de setiembre se cumplieron 116 años de la capitalidad de la ciudad de Neuquén. Como cada aniversario los gobiernos del municipio gustan recordar el pasado histórico como forma de ocultar la realidad de miseria social que asola la ciudad. Este año la pandemia ha dejado, como nunca, expuestas todas las necesidades de la población trabajadora. Y la vivienda es una de esas necesidades sin cubrir, con un déficit de 70.000 en toda la provincia, más de la mitad en la Capital.

Pero no solo viviendas, tampoco se cubren servicios básicos. En la meca de Vaca Muerta más de 20.000 familias no cuentan con gas natural y a un ritmo de entrega de mil viviendas anuales (con viento a favor), se requieren 70 años solamente para cubrir la necesidad existente hasta el momento.

La capitalidad fue parida por la especulación inmobiliaria a sangre y fuego

En 1879, en la llamada zona del Paraje Confluencia (hoy Neuquén), un ambicioso empresario del cuero, llamado Casimiro Gómez supo usar sus vínculos con el presidente Julio Roca y el ejército Argentino, que por entonces estaba en pleno exterminio de los pueblos originarios de la Patagonia. Lejos de pueblos “salvajes”, cuando los militares dominaron el lugar se encontraron con una geografía organizada con acequias para el cultivo del trigo de las comunidades preexistentes.

En 1881 se firmó el tratado de límites entre la Argentina y Chile asegurando definitivamente la posesión de Argentina para los territorios de la Patagonia Oriental, que llevó a una nueva delimitación política de los territorios de la entonces Gobernación de la Patagonia en 1882, por los ríos Agrio, Neuquén y Negro. En 1884 la resistencia de los pueblos originarios fue quebrada con la rendición del protagonista de “Malón Grande”, Manuel Namuncurá (padre de Ceferino), en el fortín de Pulmarí.

El coronel José Manuel Olascoaga unos de los jefes militares “expedicionarios” fue condecorado como el primer gobernador por la llamada Organización de los Territorios Nacionales, que creó el Territorio Nacional del Neuquén. Y éste declaró como primera capital a Campana Mahuida de dicho Territorio Nacional, luego trasladadas a Codihue y Ñorquinco (de manera provisoria y a su paso) hasta que unos años más tarde sería remplazada por Chos Malal en 1887.

Despejada la zona de la presencia de pueblos originarios, el empresario del cuero Casimiro Gómez amasó cuantiosos recursos como proveedor privilegiado de monturas y aperos para el ejército.
Las tierras de la Confluencia, arrebatadas a los pueblos originarios, fueron entonces rematadas a muy bajo costo (un peso el m2). Casimiro Gómez, como uno de los fundadores de la Unión Industrial Argentina (UIA) tenía un plan de acaparamiento, aprovechando el remate.

De modo que en 1902 cuando el gobierno nacional concretó un gran negociado con la empresa británica Ferrocarril del Sud para extender la red ferroviaria desde Bahía Blanca hasta el territorio nacional, Casimiro Gómez estaba preparado: las tierras por las que pasaría el tren y se instalaría la estación eran de su propiedad, compradas a precio vil, un negocio redondo. El acuerdo con los ingleses incluía el otorgamiento de tierras, la construcción del actual puente ferroviario y ¡exenciones impositivas por 50 años!

De Chos Malal a la Confluencia

Por esos años el gobernador era Bouquet Roldán, un buen amigo de Casimiro Gómez (ya dueño de casi toda La Confluencia). De modo que el amigo Bouquet Roldán gestionó el trámite que destronaría a Chos Malal como capital y trasladando en 1904 el asiento de la misma a lo que hoy es Neuquén. Como ocurre en la historia oficial, los asesinos se transforman en héroes o próceres, y los especuladores inmobiliarios como pioneros. Así Casimiro Gómez quedó estampado en la historia como el ciudadano ilustre que donó las tierras para la pujante capital. Falso.

El terrateniente canjeó el 20% de sus tierras para el ferrocarril a cambio de la condonación de impuestos en la escrituración y mensura del 80% restante, arrebatadas al pueblo mapuche. Y formó la sociedad inmobiliaria y financiera llamada provocativamente “Nueva España”.

La nueva capitalidad re-revalorizó las tierras y entonces terminó vendiendo al municipio a un precio entre un 500/600 % superior al que las compró, para destinarlas a los primeros loteos para la vivienda, espacios de la nueva urbanidad (catedral, reparticiones, matadero, etc.), y consolidación de un aparato estatal con crecientes impuestos municipales.

Como perla de la historia, Casimiro Gómez integró hacia 1908, la trágica Sociedad Importadora y Exportadora de la Patagonia (La Anónima), que junto a la familia Menéndez y Braun se apropiaron de gran parte de la Patagonia contra los pueblos Onas y Shelknam entre otros. Y fueron parte de la patronal asesina de los obreros de la “Patagonia Rebelde” hacia 1920/21.

Pasó de talabartero a terrateniente, con una sociedad de almacenes generales, estancias y una flota naval. Sus sucesores en 1980, y durante la dictadura videliana, vendieron las acciones de Austral al Ministro Martínez de Hoz, en una operación que involucró también delitos de lesa humanidad.

116 años después, la toma Casimiro Gómez

Tras el descubrimiento e instalación del primer pozo petrolero hace 102 años, Neuquén no paró de crecer en habitantes y pobreza tras sucesivos gobiernos antiobreros y represores. El colapso habitacional es la historia de la capital de la provincia más joven del país y la especulación inmobiliaria fue un factor determinante en más de un siglo.

La inmensa mayoría de los barrios han sido el resultado de la lucha de clases, motorizados por las ocupaciones. Gran parte de la planta urbana se inició con tomas de tierras. A principio de 2020 y con decenas de miles viviendas faltantes, se produjo una toma de más de 1.500 familias (unas 5.000 personas) en la meseta de la capital.
La toma se ganó el nombre de la calle en donde está ubicada (paradójicamente llamada Casimiro Gómez), en la bajada de Pluspetrol y fue judicializada por el gobierno de Gutiérrez y Gaido (MPN), con varios intentos de desalojo a lo Berni. El hambre, el frío y la pandemia sin asistencia a las necesidades básicas favorecieron el autodesalojo.
Las principales interesadas han sido las petroleras que dominan la meseta y sus empresas proveedoras, como Iveco Argentina y una concesionaria de Mercedes Benz que amenazaron con una huelga de inversiones, para presionar el desalojo.

La lucha de las tomas ha sido el camino para obtener un lote ante la desesperante situación de desocupación creciente y salarios degradados que impiden pagar alquileres. Agravado con el hacinamiento en plena pandemia.
Desde la bancada del Frente de Izquierda- Partido Obrero tomamos la iniciativa por un plan integral de viviendas populares, con un plan a cinco años, en base a un relevamiento provincial, el control de organizaciones de lucha, la ejecución directa, la compra de cerámicos a las cooperativas Zanón, Cersinpat y Neuquén, la utilización de tierras ociosas, y un impuesto a las grandes fortunas y al capital para reunir los fondos suficientes.

Ya comenzamos un proceso de asambleas y audiencias con vecinas/os y organizaciones junto al Polo Obrero en una lucha permanente de marchas, piquetes y resistencia a los desalojos.

Enfrentamos el negocio de la especulación inmobiliaria por el derecho a la vivienda de miles de familias trabajadoras. Expropiar a los expropiadores es una merecida “revancha” de una historia que comenzó con los desalojos criminales a nuestros pueblos originarios, punto de partida de los “derechos de propiedad” que hoy reclaman los empresarios.

Que la crisis la paguen los capitalistas.

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