Políticas
1/2/2021
DEUDA PROVINCIAL
Ofensiva buitre por el pago de la deuda externa bonaerense
Kicillof en default.
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Después de nueve meses y once postergaciones sucesivas, Axel Kicillof volvería a patear para adelante el vencimiento del plazo fijado para la reestructuración de la deuda externa provincial. El largo tiempo transcurrido retrata una negociación empantanada que aviva el apetito de los bonistas y sus exigencias de mayores beneficios. Buenos Aires, la provincia de mayor peso en el país, integra el pelotón de los Estados provinciales en default.
Blanqueadas públicamente, y en parte, las aspiraciones de los bonistas nucleados en el Grupo Ad Hoc que dicen representar a los tenedores de la mitad de la deuda externa bonaerense: la quita de intereses contraofertada por los fondos buitres rondaría los 3.300 millones de dólares contra los 5.500 propuestos por el gobierno del Frente de Todos.
En puja está, también, el período de gracia para empezar a pagar la “deuda reestructurada”. La llamada oferta de “deuda sustentable” formulada por Kicillof en abril del 2020 partió del reconocimiento de la totalidad de la usuraria y fraudulenta deuda externa, amasada con los gobiernos peronistas y agravada hasta un total de 12.000 millones de dólares por Vidal.
Aunque se descarta otra postergación impuesta por el rechazo de los “acreedores”, el tándem Kicillof-López naufraga bajo la presión de White Case, el estudio jurídico que asesora al Grupo Ad Hoc y que amenaza con “acelerar el default de uno o más bonos” ejecutando las “obligaciones contractuales” en los tribunales de Nueva York.
El propio ministro de Hacienda bonaerense, Pablo López, firmó un comunicado a mediados de enero junto a ministros de otras provincias en default reclamando seguir las “negociaciones de buena fe” frente a la ofensiva judicial. Toda una muestra de debilidad y alarma.
Kicillof viene quemando cartuchos para mostrar capacidad de pago. Primero con la votación del presupuesto de ajuste 2021 que arrancó con el impuestazo a las patentes y luego con las paritarias del 1% para los estatales. El préstamo por 500 millones de dólares votado en común por el Frente de Todos y Juntos por el Cambio sigue en el limbo y está sujeto a que la provincia de Buenos Aires salga del default y cierre el acuerdo de deuda.
Sin “colchón” para frenar la ejecución judicial en proceso de Ad Hoc-White Case, al gobierno de Kicillof lo asfixia la “doble nelson” de acreedores y prestamistas. El estudio White Case también “asesora” al pulpo BlackRock por la “deuda” de más de 6.000 millones de dólares que los buitres le exigen a YPF. El presente de la cesación de pagos bonaerense se dirime en varios frentes y también con el gobierno de Alberto Fernández y Martín Guzmán, cuya prioridad es el acuerdo con el FMI y una salida a la crítica situación de la petrolera “estatal”.
La declaración de guerra de los bonistas anuncia nuevas crisis políticas, incluida la que se derivaría de una cesación de pagos en regla en la provincia de Buenos Aires.
Kicillof corre contra el tiempo. Las expectativas electorales del kircherismo y las de Máximo Kirchner como cabeza del PJ bonaerense deberán transitar por estas arenas movedizas, sobre todo cuando el gobernador Kicillof anunció que el 2021 será el “año de la reactivación”, lo que implica el acceso al crédito, y cuando además y en los próximos meses podría producirse la temida “segunda ola” de la pandemia, con sus consecuencias recesivas.
Con estos ases en la manga, los buitres aprietan para forzar una definición y capitulación en breve de Kicillof. Lo que está claro es que los nacionales y populares van a acentuar el ajuste para que el rojo financiero de la provincia lo paguen los trabajadores. A fuerza de postergaciones, la ” reestructuración” de la deuda bonaerense terminó empalmando con el demorado acuerdo con el FMI y sujeta a sus condicionamientos.
El Plenario Nacional de Tribuna de la Salud y el Congreso Nacional de Tribuna Docente sesionarán en un febrero caliente en Buenos Aires y en todo el país. Organicemos los reclamos paritarios frente a una inflación que pulveriza salarios y jubilaciones, y la intervención de los trabajadores en asambleas y plenarios para defender los puestos de trabajo, la salud y contra la precarización laboral. No al pago de la deuda externa.