Políticas

1/7/1987|188

Budge, Dock Sud, Adidas, Corni

Ola represiva del gobierno

¿Se "Isabeliza" Alfonsín?

El gobierno de Alfonsín asumió el gobierno con la careta democrática. Se arrodillaron ante él partidos políticos, periodistas, historiadores, un amplio sector de sindicalistas y la inmensa mayoría de la izquierda. En nombre de “defender la democracia”, la izquierda se negó siempre a denunciar el carácter de clase del régimen democratizante y del gobierno, y por lo tanto a establecer la oposición de principios entre él y el conjunto de los explotados.

Aun hoy, cuando reventamos con salarios de hambre; cuando se han oficializado la mayoría de las leyes de la dictadura; cuando todos los políticos patronales y aun los izquierdistas (¡actas democráticas!) se han arrodillado ante los milicos y la justicia es una marioneta de los intereses represivos del Estado, siguen existiendo charlatanes que dicen que aún se puede opinar “porque estamos en democracia”.

Ahora, el terror

Los hechos de las últimas semanas nos muestran la caída total de este ca-. meló, pues el gobierno ha lanzado una política de terror sobre la población.

Han sido brutalmente asesinados tres chicos en la localidad de Budge y otros tres en el Dock Sud. En el primer caso los asesinos han sido excarcelados dejando impune un crimen que ya toda la Argentina reconoce como tal por la cantidad abrumadora de pruebas en contra de los asesinos. En el Dock Sud el caso tiene características similares.

Si la represión se ha largado en los barrios, al movimiento obrero no le va mejor. La fábrica Adidas, de San Martin, está sitiada por decenas de efectivos de la Policía provincial para quebrar los piquetes de huelga que defienden a un delegado del Comité de lucha que fue despedido y para abortar, preventivamente, la lucha que podría producirse ante los nuevos despidos que se preparan.

En Pacheco, la metalúrgica CORNI acaba de despedir 90 compañeros y la Policía provincial tiene sitiada la planta desde hace una semana. El viernes pasado estuvo a punto de ocurrir un hecho de gravedad imprevisible al resistir los compañeros del piquete de huelga él intento de “corrida” por parte de carneros pagados por la dirección de la UOM de Vicente López. El dispositivo policial para el viernes contaba con más de un centenar de policías, y el conflicto seguramente traerá aparejado algún enfrentamiento más profundo.

Algunas conclusiones

¿Dónde está el gobierno de la democracia? El gobierno alfonsinista está repitiendo el operativo de Ford a escala nacional, demostrando que éste no fue la excepción sino la regla.

Este gobierno, que se arrodilla ante los milicos y pacta con la patota sindical, sigue los pasos de Isabelita, con represión policial y parapolicial.

La dictadura militar vivió los “barriazos” como movilizaciones revolucionarias de los sectores más postergados. Alfonsín quiere quebrar ¡ahora! esto que ya se insinúa, que es la movilización de estos sectores más postergados, donde él hambre y la desesperación hacen estragos, y donde la bronca es más profunda, pues fue con el voto de miles de estos sectores que subió el gobierno de la demagogia y la entrega.

Las luchas del movimiento obrero son cada vez más tenaces. Se están sucediendo luchas duras de muchos días, con tomas de fábricas, huelgas largas, piquetes de huelga, que demuestran el surgimiento de una vanguardia “autoritaria” que ya no cree en las demagogias parlamentarias ni en la franela con los políticos para sacar sus conflictos adelante. Por eso el gobierno saca a relucir la “carta fuerte”, la represión indiscriminada y el terror de la policía uniformada y de “civil” contra las trabajadoras y trabajadores.

A grandes males, grandes soluciones. Contra los subcomisarios, Balmacedas y los milicos de la provincial, se forman comisiones de vecinos que se plantean la defensa organizada de los barrios, piquetes de huelga en los conflictos, construcción de direcciones combativas en los barrios y en los sindicatos, que enfrentan con la movilización la política rabiosamente antiobrera que subió con las ilusiones democráticas de las masas y que caerá sin pena ni gloria como enterrador de las aspiraciones de la población laboriosa.

Es la hora de conclusiones profundas, ahora que se cae la careta “democrática” de la burguesía nacional. Es necesario un gobierno de trabajadores, que dé plena satisfacción a los reclamos populares y brinde una salida antimperialista que no puede ser otra que el socialismo, y para esto necesitamos un Partido Obrero.