Sindicales

24/1/2002|738

Organicemos la huelga general

Los trabajadores portuarios vienen soportando despidos, suspensiones, atrasos y desdoblamientos salariales.


Los obreros del pescado que trabajan en negro en las cooperativas truchas. están prácticamente parados.


Al habitual receso de fin de año se le ha sumado el abarrotamiento de las cámaras frigoríficas. Como su ganancia aumenta con la devaluación (exportan a valor dólar), las patronales han paralizado la producción. Estaban especulando mientras condenaban al hambre a las familias portuarias.


Frente a esta situación, los capitanes y marineros han comenzado a discutir la necesidad de volver a salir a la lucha para obtener un aumento en los básicos garantizados y reclamar el ajuste automático de la equiparación salarial dólar (actualmente se actualiza recién a los 40 días).


En el Soip se acabó la burocracia sindical


Mientras tanto, el Soip ha entrado en su fase final de descomposición.


El Ministerio de Trabajo ha designado al frente del sindicato a un delegado “normalizador” que pretende rescatar a una burocracia completamente acaba­


da. La batería de fraudes y proscripciones lanzada contra la clasista Lista Celeste provocó una avalancha de avales y candidatos (se presentaron un total de 60. sobre los 36 requeridos inicialmente) encabezada por combativos delegados y activistas.


Las distintas listas, en las que pretende reciclarse la burocracia, no cuentan con los requisitos mínimos. Sus principales candidatos se encuentran fuera de la actividad y no pueden alegar estar cumpliendo mandato, pues el mismo “ha fenecido en 1998" (resolución 679 del Ministerio de Trabajo).


A la huelga


El centro de la campaña electoral de la Comisión Provisoria - Lista Celeste es preparar el movimiento huelguístico, organizando reuniones y comisiones de lucha por fábrica y barrio, y la puesta en pie de ollas y comedores populares.


Se trata de unificar a los marineros, estibadores y trabajadores del pescado detrás de una conclusión: no podemos permitir que los empresarios ganen como nunca mientras nos condenan a la hambruna y nos imponen una nueva rebaja salarial.


La recuperación de nuestros dere­chos y de nuestras organizaciones sindi­cales son dos tareas indisolubles, que se encuentran a la orden del día.