Políticas

4/10/2012|1242

Orlando Barone y el secuestro de Ana Guzzetti

EXCLUSIVO DE INTERNET


Fue el 8 de febrero de 1974. La Triple A ya funcionaba a pleno, y asesinatos y atentados eran cosa cotidiana. Aquel día, el Presidente dio una conferencia de prensa en la residencia de Olivos. La periodista Ana Guzzetti, del diario El Mundo -controlado entonces por el PRT-, le preguntó por la actividad de los "grupos parapoliciales de ultraderecha". Perón, colérico, respondió: – ¿Usted se hace cargo de lo que dice? Eso de parapoliciales lo va a tener que probar ¡Tomen los datos para que el Ministerio de Justicia inicie una causa contra esta señorita! Guzzetti insistió: – Quiero saber qué medidas va a tomar el gobierno para investigar tantos atentados… El viejo general la interrumpió: – ¡Las que se están tomando! Esos son asuntos policiales que están provocados por la ultraizquierda y la ultraderecha. La ultraizquierda, que son ustedes -señaló a la periodista-, y la ultraderecha, que son los otros. De manera que arréglense entre ustedes, la policía procederá y la Justicia también. El Poder Ejecutivo lo único que puede hacer es detenerlos a ustedes y entregarlos a la Justicia, a ustedes y a los otros. Ana fue detenida en el mismo lugar, secuestrada y torturada. (Dicho sea al pasar, Perón no decía la verdad cuando hablaba de "los otros" para referirse a la ultraderecha: él mismo había fundado la Triple A, que al principio se llamó Comando Libertadores de América, en una reunión en Olivos el 8 de octubre de 1973, la noche de su cumpleaños. En cuanto a la Policía, en efecto actuaba: el núcleo inicial de la Triple A fue integrado por miembros de la Policía Federal). La aberración En el programa "6,7,8" del 26 de setiembre, el recontraalcahuete Orlando Barone recordó que él estuvo en aquella conferencia -era entonces plumífero del diario La Nación, uno de los medios que con mayor fuerza impulsaron el golpe junto con La Opinión, de Jacobo Timerman, y La Tarde, que dirigía el actual canciller, Héctor Timerman-. Según Barone, aquella pregunta "descolocó totalmente a Perón" y añadió: "eso se llamó una provocación"… de Guzzetti. "¿Cómo vas a dar una conferencia de prensa si van a mandar a alguien -como Guzzetti- para provocar?". La aberración llegó al extremo de que Gabriela Cerruti, invitada en el programa, le reprochó haber elegido un ejemplo "poco feliz", porque "esa historia terminó con el secuestro y la desaparición de la periodista". Se produjo entonces un silencio de tumba entre el resto de los alcahuetes. Cerruti, se debe señalar, le reprochó el ejemplo, pero no la cuestión de fondo. Barone se vio obligado a pedir disculpas, pero aun entonces hizo hincapié en el meollo de la cuestión: él quería destacar la actitud de Perón de exigirle a la periodista "que se hiciera cargo". En otras palabras: no estuvo bien eso de secuestrarla y torturarla, pero sí procesarla por formular preguntas irritantes. He ahí el corazón de la ley de medios, su sustancia. Conviene recordar otra vez que la Presidenta advirtió que el 7 de diciembre se termina "la cadena del desánimo", no el monopolio mediático porque, en ese caso, la "desinversión" debería afectar también a la "Korpo" oficialista. Lo que se termina, según CFK, es un medio disidente, una voz opositora. Con ese propósito, Barone, ex alcahuete de los Mitre y de Magnetto, como ahora lo es de los K, convoca en defensa del gobierno al último Perón, al de la Triple A, al de la reforma represiva al Código Penal, al de la ley de contratos de trabajo que instauró el empleo precario. Ni la Corpo ni la Korpo. Que los medios de prensa queden en manos de los trabajadores, de las organizaciones políticas, sociales y sindicales. No a la voz única de la "cadena de la felicidad".


A. Guerrero