Políticas

22/4/1987|178

Otra traición al pueblo

La crisis militar ha servido para la completa consagración del “punto final”.

Los sediciosos pidieron la destitución de diversos generales y la obtuvieron.

Como lo dijimos en el volante que repartimos el domingo en la Plaza de Mayo y en Campo de Mayo, la base del acuerdo fue el “acta democrática” firmada por los partidos patronales, la oligarquía y los monopolios bancarios, industriales y comerciales. Esta acta establece el principio reaccionario y antidemocrático de que “la reconciliación de los argentinos sólo será posible... (con) el reconocimiento de los distintos niveles de responsabilidad de las conductas y hechos del pasado”. (“Obediencia debida”.)

¡Pero ésta es una “reconciliación nacional” en los términos de los genocidas!

¡Es una “reconciliación nacional” que viola la independencia de la justicia y la igualdad ante la ley!

El diario La Nación (20.4) dice que “la independencia de los poderes es una regla de oro... pero la Corte misma constituye un cuerpo político y debe actuar como tal”. Es decir que debe renunciar a la independencia y suscribir también el acuerdo con los sediciosos.

Fue con el “acta democrática” en la mano, es decir, con el compromiso dé una ley de absolución, que el gobierno fue a negociar. Pero los subversivos exigieron más: exigieron la remoción de algunos mandos, y fue aceptado, y exigieron que Alfonsín en persona les asegurara el acuerdo, y Alfonsín fue en persona a asegurárselo. El gesto “heroico” fue una patraña.

Si esto no es capitulación en toda la línea, ¿qué otra cosa es?

¿Se ha producido o no, como lo denunciara el Partido Obrero desde el jueves 16, una descomunal traición al pueblo?

Saquemos las conclusiones. Los patrones y sus instituciones: partidos (peronismo y UCR en primer lugar), Iglesia, entidades empresariales son enemigos de la democracia política y de la independencia nacional.

Fueron traidores en toda la historia del país, no debe asombrar que sigan siéndolo. El programa de ellos es el de Alsogaray, éste dio la línea, los pobres de Cafiero y Alfonsín sólo pusieron su cara de demagogos.

Bajo la presión de esta capitulación, se reforzará el dominio de la burocracia y de la camarilla militar en el Estado y se intentará atacar las libertades democráticas. “Democráticos y patoteros ya co-gobiernan aplicando la política del FMI.

En vísperas del 1° de Mayo saquemos las conclusiones: HAY QUE CONSTRUIR UN GRAN PARTIDO OBRERO Y SOCIALISTA PARA LUCHAR POR LOS DERECHOS DEMOCRÁTICOS Y PARA QUE LOS TRABAJADORES DEJEMOS DE IR A REMOLQUE DE LA CLASE QUE NOS EXPLOTA Y DEL IMPERIALISMO.