Otra vez, la patota contra la 60

Brutal agresión de la burocracia de UTA

El martes 24, unos 70 trabajadores de la Línea 60 marcharon a la sede central de UTA para participar de la elección de delegados congresales, una elección que ha sido convertida por la burocracia en un acto de digitación del aparato. Al arribar encontraron el portón cerrado y el lacónico informe de un hombre de Fernández: “La elección ya se hizo”. En el interior, la burocracia informaba a los que habían votado que “la contra” había llegado tarde.

Una patota de la burocracia avanzó sobre el micro de La 60 y comenzó a agredir a los compañeros, lo que desató una batalla campal en la calle Moreno, sede de la UTA, en la que los compañeros de Monsa tuvieron tres heridos. Los matones no la sacaron barata.

El enfrentamiento abrió una enorme deliberación en las líneas de la empresa y replanteó el debate sobre la expulsión de los agentes de la burocracia que actúan como matones en su interior y sobre el conjunto del conflicto que se abrió hace nueve meses. En febrero de 2007, los trabajadores enfrentaron mediante la movilización las elecciones truchas que la burocracia trató de armar a espaldas de la comisión interna y de los trabajadores, en uno de los ramales de la empresa.

Piquetes obreros impidieron la maniobra, echaron a la burocracia y luego, en una asamblea general, resolvieron un paro de 24 horas contra la agresión de la patota de la UTA y la ofensiva de la empresa.

La patronal despidió a 48 trabajadores. Sucesivas conciliaciones voluntarias fueron dilatando el conflicto, con reincorporaciones a cuentagotas que finalmente lograron el reingreso de 44 trabajadores (otros cuatro “arreglaron”).

En todo este período la burocracia, en acuerdo con la patronal, ha hecho entrar más de 200 chóferes. La empresa mantiene a casi un centenar de trabajadores en negro. No acepta bajo ningún concepto que los socios (o “componentes”) trabajen por convenio y no por vuelta, como lo vienen haciendo.

Lo más importante: la elección en el ramal 216, origen del conflicto, no volvió a hacerse y la interna de La 60 fue dividida en dos: de un lado quienes representan a la Línea 60 del otro, el resto de ramales de la empresa.

Según se comenta, la empresa está en tratativas de venta con Dota, uno de los grandes pulpos del transporte automotor de colectivos, que pondría dos condiciones para hacer la operación: limpiar la enorme deuda de Monsa y “limpiar” el activismo de la empresa.