Otra vez la patota

Patovicas cortaban la calle en Libertador y Dorrego al mando del secretario general de la Asociación Gremial del Personal de Hipódromos, Manuel Quiroga.




Eran unos sesenta. Inconfundibles. Se los ve cada noche en la vereda de los boliches y a menudo en los diarios, por golpear y hasta asesinar pibes. Este miércoles 2 de enero, por la tarde, los patovicas cortaban la calle en Libertador y Dorrego al mando del secretario general de la Asociación Gremial del Personal de Hipódromos, Manuel Quiroga.


Los habían puesto ahí para que cumplieran el papel de fuerza de choque contra los trabajadores del Casino, quienes se proponían escrachar a Cristóbal López, el megaempresario que instaló tragamonedas en el Hipódromo de Palermo.


Hicieron de las suyas. Uno de ellos, por ejemplo, le puso una pistola en las costillas a Carlos Reyes, camarógrafo de América TV, como para que no quedaran dudas acerca de quiénes eran.


A cien metros de allí, más de 500 trabajadores del Casino se veían apretujados por el cordón policial.


Ahí había un cordón de mujeres, gente con sus chicos, cantos, tronar de bombos.


“Ésta es la fuerza invasora que quieren reprimir esos matones”, decía el delegado Leonardo Bonanni, y añadía: “Son tipos contratados, están armados. Es la burocracia sindical agarrada de la mano de Cristóbal López, sucia, violenta, mafiosa. Hay que terminar con esto, con la locura y la muerte. Yo le pregunto al gobierno ¿qué esperan? ¿otro Fuentealba?”


Cristóbal López, viejo amigo del matrimonio presidencial, es dueño del 51 por ciento de las acciones del Casino, domina la timba en Tucumán y en la Patagonia, y los favores del gobierno le permitieron acceder a la propiedad de empresas petroleras, de transporte, de recolección de basura.


Los trabajadores marcharon hasta el Monumento a los Españoles y ahí sesionó una asamblea masiva. Bonanni explicaba a sus compañeros:


“Los matones que nos pusieron multiplicaron el efecto de nuestra movilización, hay que aprovechar el envión”.


La asamblea habló de unidad con los trabajadores del Hospital Francés, de Metrovías, de Parmalat, de la necesidad de elaborar un pliego único contra los despidos, la represión, las patotas, la militarización de los lugares de trabajo. De la posibilidad de organizar una gran marcha conjunta.