Políticas

19/12/1990|320

En el congreso del PC

Otra vez prohíben la palabra del PO

Publicamos el texto del discurso no pronunciado de Christian Rath

Con motivo de la realización de su reciente XVII° congreso, la dirección del partido comunista invitó al Partido Obrero a hacerse presente con una delegación y a dirigir un saludo político. Los dirigentes del PC violaron, sin embargo, este compromiso al no autorizar la palabra de los delegados del P. O. En I. U. en general se ha hecho un hábito evitar que el P. O. haga uso de la palabra, algo que se extiende a los medios de comunicación, en los cuales condicionan (cuando pueden) su asistencia a la exclusión del Partido Obrero.

El lector podrá leer más abajo el discurso preparado por Christian Rath en nombre del P.O.

La prohibición de la palabra a una delegación invitada pretende convertir a la presencia de ésta en un acto de solidaridad política de cara a la opinión pública. Se trata de una maniobra aviesa. Las diferencias políticas del PO con el PC son profundas y de principios, de manera que es de baja politiquería la maniobra de encubrirlas. En los congresos partidarios se han expresado muchas veces polémicas políticas agudas como consecuencia de los planteos de las delegaciones invitadas El P.O. no envió una delegación para cumplir con obligaciones diplomáticas sino para exponer una posición política. Vicente, Guidobono y hasta Viale hicieron uso de la palabra, pero ella le fue prohibida al P.O. Nos cumple denunciar la maniobra del PC y señalar su intención de distorsionar la posición política del Partido Obrero.

 

“Compañeros:

“En nombre del Partido Obrero reciban un saludo revolucionario.

“Compañeros:

“Si consideramos la situación internacional en su conjunto, es indudable que vivimos un momento histórico revolucionario.

“La descomposición de la burocracia stalinista y la aparición de gigantescos movimientos de masas en la URSS y en Europa oriental se ha combinado con manifestaciones de una crisis económica de gran amplitud en el conjunto de las naciones capitalistas, incluso las más desarrolladas, y hasta con crisis políticas y luchas de masas, como por ejemplo, la renuncia de la Thatcher, las manifestaciones estudiantiles en Francia, las huelgas en Italia, la huelga ferroviaria en la zona oriental de Alemania y la huelga indefinida en la República Dominicana.

"Ante una situación de esta envergadura, el problema de los problemas es la calidad del factor subjetivo, es decir, la existencia de una orientación y programa revolucionarios.

“La situación en la Unión Soviética es una clara ilustración de la importancia decisiva que tiene el factor subjetivo, es decir, el programa y el partido. Porque desde cualquier punto de vista que se la considere, la situación de la URSS es típicamente revolucionaria y se asemeja en numerosos aspectos al período que caracterizó a Rusia entre febrero y octubre de 1917, pero con la enorme salvedad de que no existe en esta oportunidad un partido bolchevique que derroque a la burocracia e instaure una verdadera dictadura proletaria, para poner fin a la “catástrofe que amenaza” a la URSS.

“La característica enormemente revolucionaria de la etapa actual se manifiesta en el rápido agotamiento que están sufriendo las tentativas derechistas, como por ejemplo en Polonia y Alemania, tanto en el plano económico como en la resistencia que ofrecen las masas El rasgo más sobresaliente del presente período lo constituye, por sobre todo, la aparición del proletariado soviético como clase, atomizado durante setenta años por la burocracia contrarrevolucionaria y, próximamente, por la intervención que tendrá el propietario de los Estados Unidos, empujado a la lucha por la crisis económica y las agresiones criminales del imperialismo.

“Para poder desarrollar el factor subjetivo que haga emerger de la presente situación mundial una revolución socialista son necesarias algunas conclusiones insoslayables que se derivan del conjunto de la experiencia histórica del presente siglo.

"La primera tiene que ver con el reconocimiento del carácter contrarrevolucionario de la burocracia stalinista y del aparato internacional que ésta formó sobre la base de la burocratización y asimilación de los partidos comunistas. El pronóstico trotskista y de la IV° Internacional con relación a que la burocracia es una fuerza social hostil a la revolución mundial, a que es un punto de apoyo del capitalismo mundial en los Estados obreros y a que es la base social y política de cualquier tentativa de restauración capitalista, ha sido completamente demostrada por la historia. La perestroika es la expresión de una política de restauración capitalista, que procura disimular su carácter ante las masas y que tiene fuertes connotaciones empíricas como consecuencia de la resistencia de esas mismas masas.

"El reconocimiento del carácter contrarrevolucionario del stalinismo debe llevar naturalmente a otras conclusiones. Una es la referida a la necesidad de una revolución política que acabe con la burocracia e instaure una dictadura proletaria. La admisión del planteo de la revolución política significa restablecer la unidad de la revolución socialista como fenómeno mundial, revolución que no está ni estuvo nunca encarnada de ninguna manera en las castas burocráticas. Otra conclusión es la necesidad de superar la concepción menchevique del seguidismo a las burguesías nacionales y de la defensa de los Estados nacionales democráticos, teoría con la cual el stalinismo impulsó la coexistencia pacífica del proletariado mundial con el imperialismo, es decir la integración de la clase obrera al orden mundial imperialista

"El stalinismo aún no ha muerto ni como casta ni como programa. El imperialismo  procura asimilar pacíficamente a la burocracia para evitar el hundimiento de los aparatos estatales del este y porque la burocracia es la que con más fervor está impulsando la privatización económica en su propio beneficio. El programa menchevique-stalinista está vigente en la izquierda democratizante del mundo entero, y ello se expresa en el abandono de la independencia de clase de los partidos de izquierda que votan y apoyan a partidos patronales; en el alineamiento con la burguesía democrática en las crisis políticas o político-militares; en la firma de pactos sociales; en la burocratización de los sindicatos que dirige esa izquierda. La política menchevique, que consiste en contener la revolución en los marcos democrático-burgueses, fue sistemáticamente aplicada en Nicaragua y ha llevado al hundimiento de la revolución.

“La estrategia revolucionaria marxista se resume en un concepto: internacionalismo de la clase obrera, el cual significa la coordinación de la lucha de clases del proletariado de todos los países contra el capitalismo mundial para realizar la dictadura del proletariado. Sólo esta unidad puede servir de apoyo a los pueblos que luchan por la liberación nacional. Las burguesías tercermundistas han fracasado miserablemente en sus planteos de independencia; la mayor parte de ellas se ha pasado al imperialismo. Hoy, menos que nunca, tiene vigencia la "tercera posición”, porque la lucha de clases al interior de las naciones oprimidas y dependientes ha empujado a la burguesía e incluso a la capa superior de la pequeña burguesía en brazos del imperialismo. Ahí está para probarlo la crisis en el Golfo Pérsico. El tercermundismo es un concepto contradictorio inviable, esto porque el nacionalismo es incapaz por definición de una acción histórica o internacional unificada.

"Es necesario continuar y profundizar el bolchevismo, que se ha mantenido vivo por la acción de las corrientes genuinamente representantes de la IV° Internacional. Para un revolucionario no hay otra salida.

“En pocos lugares son más evidentes como en Argentina las limitaciones de las políticas que pretenden sacar al capitalismo de la crisis por la vía de la confiscación económica sin precedentes de las masas. Los Estados que han emprendido este camino se encuentran en quiebra económica y política. Para ofrecerle a las masas una salida hay que construir un polo revolucionario y desenmascarar los intentos traidores del democratismo pequeño-burgués. El frentismo sólo tiene porvenir como factor de polarización política, de organización cotidiana, de desenmascaramiento del impotente parlamentarismo y electorerismo burgueses, de desarrollo de una verdadera vanguardia obrera y de impulsor de la acción de masas. Argentina oscila entre la catástrofe del retroceso productivo y la catástrofe de la hiperinflación. Estas condiciones condenan al aniquilamiento a todas las corrientes políticas que se basan en el orden actual, sea en su variante inmovilista o en su variante reformada.

“Esta es la estrategia del Partido Obrero. Llamamos a ustedes a sepultar teórica y prácticamente al stalinismo y a iniciar por fin una discusión política que se ha intentado negar sistemáticamente, para poner en pie un frente revolucionario de cara a la situación del país y a la situación internacional."