Políticas

2/12/2010|1157

Panorama político

Los respetos no son a la viuda

Después de haber fracasado en restringir los superpoderes, reformar el Consejo de la Magistratura o impedir el presupuesto por decreto, la llamada oposición se ha metido en la campaña electoral. Los últimos escarceos en el Congreso dejaron ver sus múltiples vasos comunicantes con el kirchnerismo. Es que, por ejemplo, el uso de reservas para seguir pagando la deuda usuraria es una garantía que oficialistas y opositores ofrecen a los acreedores del Club de París, que no ha sido objetado por el FMI.

El peronismo federal

No es, entonces, el “respeto a la presidenta viuda” lo que ha llevado a la oposición a borocotizarse y, ahora, a desplazar su interés a la campaña electoral, mientras el gobierno legisla por decreto. Los K han neutralizado a los opositores mediante la apropiación del programa de estos -por ejemplo, el arreglo con el Club de París, la ratificación de las ART o el acercamiento al FMI. En el marco de la campaña electoral, Duhalde y Rodríguez Saá esperan una alianza con Macri e incluso con Reutemann; en tanto, Das Neves, Solá -quizá también Reutemann- parecerían dispuestos a participar de la interna del PJ K. En ese redil común entrarían Massa y el conjunto de los intendentes disidentes del conurbano. Reutemann parece decidido a hacer esto en las elecciones adelantadas de Santa Fe. La “interna abierta y obligatoria” habría dejado entonces de ser una quimera, pero si se convierte en real, obligaría a los progres de Sabatella a ir a votar a ella.

La nueva Alianza

Los últimos debates parlamentarios para sepultar el “acuerdo cívico y social” dejaron ver una fractura en el radicalismo. A la división entre alfonsinistas y cobistas, se acoplan otras dentro del cobismo y del alfonsinismo -como aflora con las pretensiones del senador Sanz-; de los bloques de diputados y senadores, la división se proyecta ahora a la cuestión electoral. Alfonsín quiere realizar un frente electoral con Binner y Stolbizer, que Cobos rechaza. Sanz, el tercero en discordia, apoya el “frente progresista” con Binner, pero encabezado por él -algo muy pero muy interesante, porque la prensa lo presenta como “el candidato de los empresarios” -entre ellos Techint. Si Alfonsín-Sanz imponen el frente en una interna que quieren en marzo, podrían precipitar la ruptura de Cobos y la formación de otro eje opositor de éste junto a De Narváez o Macri.

La nueva Alianza o “frente progresista” que pergeñan Alfonsín y Sanz ya mostró sus lazos con el gobierno en el curso del debate sobre el Presupuesto. Para Sanz, “el presupuesto del gobierno estaba mejor confeccionado que el que había redactado Prat Gay” (Clarín, 5/11). Días después, Stolbizer propuso archivar las denuncias contra el gobierno por sobornos a diputados, acompañada por el socialismo. Desde el Parlamento, el “frente progresista” está apuntalando la transición política en función de los intereses capitalistas. Cuando el Congreso deba votar el pago de deuda con reservas, dice Ambito: “El oficialismo cree que desde el radicalismo alfonsinista y el socialismo habrá apoyo” (18/11). Los “progresistas”, comenzando por Binner, le han propuesto al gobierno la conformación de un Consejo Cívico y Social. De este modo, la oposición se acopla al ‘pacto social’ con Moyano.

Solanas

Solanas insiste en rechazar una nueva “Alianza”. Pero un legislador porteño de su palo, Hourest, anunció su apoyo a la candidatura de Alfonsín, debido a que considera a la postulación presidencial de Solanas como “testimonial”. Jorge Ceballos, un solanista de Libres del Sur, se acaba de reunir con Alfonsín en La Matanza, donde dejaron abierta la postulación de Ceballos como candidato a intendente de una “oposición unida” (Clarín, 27/11). Eduardo Buzzi, el representante de los ‘campesinos’ sojeros, acaba de ubicar al vice de la Federación Agraria como candidato de Solanas a la diputación de Santa Fe, luego de haber operado para la aprobación del proyecto de Presupuesto K. No hay, como se puede ver, fronteras sociales infranqueables entre los bloques capitalistas que se preparan para las elecciones.

El Ejecutivo se apresta a gobernar en 2011 sin restricciones, pero no tanto porque pueda apelar al ejercicio del decreto, sino porque la llamada oposición ha decidido dejarle el campo abierto. La disputa electoral servirá para ocultar esta cohabitación política. Lo que no podrán evitar, sin embargo, ni unos ni otros es una profundización de la crisis en sus propias tiendas políticas. Lo más probable, no lo menos, es que se asista a una enorme dispersión electoral -quizá más en la llamada oposición que en el oficialismo. Esta variante del proceso político próximo no deja de ser interesante, porque una capitalización electoral de la disgregación opositora por parte de quienes representamos la oposición obrera al charlatanerismo K sería un gran paso previo para una confrontación final entre los socialistas y los “nac & pop” del Club de París, del FMI, de las nuevas petroleras y de la viejas mineras.