Políticas

21/11/2002|781

Para acabar con el hambre, que se vaya Miranda

Asamblea Constituyente

La muerte de cinco chiquitos por desnutrición ha provocado un estado de convulsión en la provincia y tiró abajo la campaña del gobierno de Miranda, que había declarado hace poco que Tucumán estaba saliendo de la crisis. La llegada de algunos fondos nacionales para pagar deudas salariales y restituir la operatoria de canje de los bonos por efectivo le hicieron creer que se le presentaba una nueva oportunidad, incluso para reformar la Constitución con vistas a la reelección.


Un régimen genocida


La muerte de los cinco chiquitos ha sacado a la luz pública la masacre que está provocando el actual régimen social: 50% de desocupación, duplicación de los índices de mortalidad, vaciamiento de los hospitales, reducción de la copa de leche al 20%. Para tapar la mugre y sus responsabilidades políticas, Chiche Duhalde salió a declarar que los fondos que la nación enviaba a la provincia eran suficientes. Los funcionarios locales se defendieron, a su vez, destacando que las cifras eran menores. En realidad, en esta situación hay un solo culpable, el régimen político capitalista y el gobierno en su conjunto, que en este año ha permitido la salida de 20 mil millones de dólares para los banqueros y que se jacta de haber aumentado la exportación de alimentos, pero oculta que ha sido a costa de que 36 mil chicos se mueran todos los años por causas evitables debidas a la mala alimentación. Mientras en los hospitales no hay algodón o cinta adhesiva, los ingenios y citrícolas lograron impedir una vez más el pago del impuesto a la salud pública, con la promesa de aportar voluntariamente a un fondo de ayuda hospitalaria.


Crisis política


Que la muerte de los cinco chiquitos haya alcanzado una difusión mediática, cuando la desnutrición y sus consecuencias son cosa de todos los días en la provincia, se explica por la profundidad de la crisis política. Las volteretas de Miranda, primero alineándose con Menem y luego con Duhalde, aunque ha permitido la llegada de algunos fondos ha terminado fracturando al PJ en varias tendencias, lo cual mantiene paralizada a la Legislatura y es el factor principal de disgregación del gobierno. En este marco se ha formado una suerte de Frente Cívico, motorizado por un ala del PJ con radicales y el centroizquierda (Pueblo Unido, socialistas); y aparecen otras formaciones, como es el caso del Partido Ciudadano Independiente o Faro Ciudadano, que pretenden cumplir el rol de los viejos partidos provinciales (Bandera Blanca, Vanguardia Federal, y últimamente el bussismo). Estos últimos han contado con el apoyo de la Sociedad Rural, de la cámara citrícola, o de la Unión Industrial y el diario La Gaceta. Esta fractura ha dejado a Miranda pedaleando en el aire; es la fuente que alimenta las constantes causas judiciales abiertas contra los funcionarios del gobierno y el propio Miranda, y es la que le ha dado soporte a las denuncias de las muertes recientes.


Fuera Miranda.


Por una Constituyente con poder


La muerte de los cinco chiquitos se ha producido en el marco de un reguero de movilizaciones por pan y trabajo: los trabajadores de la construcción, los limoneros, la movilización de más de 1.300 compañeros de las organizaciones agrupadas en la Asamblea Nacional Piquetera el jueves 7. Es que no hay salida al problema del hambre y la desocupación bajo el actual régimen social. Miranda ha sostenido que va a aumentar los controles sanitarios e incorporar a los beneficiarios de los planes Jefes y Jefas, o sea a agentes mal alimentados y mal capacitados, a la tarea de control de los servicios de salud. Se burla del pueblo.


Es necesario terminar ya con el régimen hambreador, y eso sólo se podrá logra r mediante la lucha, para que se vayan todos, para que una Constituyente con poder pueda adoptar las medidas sobre nuevas bases sociales para terminar con la epidemia de la desnutrición.


El Partido Obrero hace un llamado a luchar para echar a Miranda y entregar el poder a una Asamblea Constituyente provincial.