Políticas

29/3/2023|1665

Para Cavallo, la dolarización de Milei solo es posible con una reforma laboral antiobrera

Cavallo en la CAC.

El exministro de Economía y referente económico del dirigente liberal Javier Milei, Domingo Cavallo, puso de manifiesto que la condición necesaria para una dolarización de la economía como proponen los “libertarios” debe ser una reforma laboral antiobrera que cimiente las bases de una nueva “estabilidad económica”.

Las declaraciones tuvieron lugar en la última reunión del Consejo Directivo de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), donde el exministro de Menem y De La Rúa manifestó que “en Argentina la idea de una dolarización solamente puede funcionar si el tema de la flexibilidad salarial o del funcionamiento del mercado de trabajo se resuelve por vía de reformas. Sin reforma laboral sería muy difícil”.

La observación es determinante para esclarecer los intereses que anidan detrás de la candidatura de quienes pregonan esta política, como el liberal Javier Milei. La dolarización en cuestión no sería para “revalidar” los salarios ante la inflación, sino para enterrarlos definitivamente.

La “estabilización” que plantea Cavallo supone avanzar sobre los convenios colectivos de trabajo, impulsando la flexibilización y precarización laboral, los salarios, el régimen de despidos y contrataciones, jubilaciones y cargas patronales, entre otras cosas, para sentar las bases de una mayor “seguridad jurídica” para los capitalistas.

El concepto de “flexibilidad salarial” hace referencia al lema del último encuentro patronal del coloquio Idea “Ceder para crecer”, y hunde sus raíces en el reclamo patronal de avanzar hacia una depresión salarial y de las condiciones laborales de los trabajadores, lo que se expresa en la “aplaudida” reforma de Toyota, en la política de techos paritarios y en el ataque a los programas sociales y el salario mínimo.

En otro extracto de su intervención, Cavallo señala que todos los problemas de la economía (inflación, déficit fiscal, apertura económica, etc.) no se pueden solucionar “si no se encuentra la forma de crear un clima de estabilidad dentro del cual se puedan ir implementando las reformas de fondo que necesita la Argentina”. Es decir, los autoproclamados “monetaristas” admiten que el problema no es monetario, sino de modificación en las relaciones sociales sustanciales de las clases: más golpes a los trabajadores para hacer rentable al capital.

Todo el discurso respecto a una economía bimonetaria, con convertibilidad o dolarizada pasa, necesariamente, por un ataque a fondo contra los trabajadores, lo que revela que este es el único consenso real entre la clase capitalista criolla y la que opera en el país, y que hace a los intereses estratégicos de las patronales por recomponer sus ganancias y perfilarse ante el mercado internacional con una nueva competitividad a base de un retroceso en los salarios y condiciones laborales.

Cavallo es claro: “En la década del 90 pudimos hacer todas las reformas que se hicieron (…) para las empresas que tenían que hacer cálculo económico y tomar sus decisiones de inversión y de producción”.

El slogan de Milei y compañía es volver a los 90, a lo peor de la casta política capitalista y a las medidas de Cavallo, que llevaron a miles de despidos, rebajas salariales, precarización laboral, privatización y liquidación de activos públicos y a una fiesta de negocios para los capitalistas que condujo al estallido social de finales del 2001, con millones de desocupados, los ahorristas confiscados y los trabajadores empobrecidos.

Más allá del planteo parcial de una eventual dolarización existe un entendimiento en los bloques políticos patronales sobre la necesidad de avanzar en reformas antiobreras, que busquen hacer rentables las ganancias capitalistas a costa de pasar por encima derechos laborales.

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