Para Massuh, los reyes magos existen

Papelera Massuh, que está en concurso preventivo desde hace 11 años, recibirá del gobierno casi un tercio de las utilidades en concepto de canon anual por la producción de sus plantas papeleras ubicadas en Quilmes y San Luis, ahora arrendadas por el fideicomiso público Papelera Quilmes.

Mientras tanto, Guillermo Moreno podrá seguir interviniendo como jefe de personal y dar órdenes, pero la firma está a cargo legalmente del vicepresidente de Massuh, el empresario Daniel Moulia.

Un verdadero milagro. La plata la ponen los jubilados, el gobierno la administra y rescata una empresa en quiebra fraudulenta sin que el vaciador ponga un mango. Así lo precisa el acuerdo entre el grupo privado y el fideicomiso que maneja Moreno, pero lo administra formalmente el Banco Nación a partir de fondos aportados por la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses).

El vaciador Héctor Massuh, que seguirá siendo el dueño de Papelera Massuh, no deberá esperar al cierre del balance anual para compartir las ganancias con Moreno, ya que contará con un pago mensual del 2,5 por ciento de la facturación del mes anterior.

Este dinero se destinará a cubrir las deudas que el grupo tiene, por unos 250 millones de pesos.

El precio o canon por el arrendamiento anual será similar al 30% de las utilidades operativas de las plantas. Más allá de ese reparto, se prevé un sistema mensual de adelantos por un valor equivalente al 2,5% de la facturación del mes previo.

El plazo de contratación es de tres años, con la posibilidad de renovar por otros tres “de común acuerdo”, que permita la totalidad del rescate, nunca que el patrón pierda la empresa quebrada y vaciada.

Los trabajadores de Massuh están recibiendo a cuenta gotas parte de la enorme deuda salarial pendiente. Moreno paga en tickets canasta de los supermercados de las zonas parte de los sueldos. Las empresas que prestan servicios de luz, agua y gas a Massuh recibirán como pago la edición de los recibos.

La experiencia es tan novedosa como precaria; huele a una aventura que se puede abandonar ante la primera crisis política fuerte.

A Moreno, un “todo terreno” del kirchnerismo, le sobra desfachatez. Se está desconociendo la discusión de los convenios, pues este “convenio marco” es un acuerdo unilateral que desconoce por tres años las normas paritarias. Aprovechan las diferencias políticas con la burocracia papelera para obviar discusiones que se deben efectuar en las normas de las discusiones laborales vigentes. Aun cuando haya comenzado un precario proceso productivo que los trabajadores pueden defender, se hace más necesarios que nunca defender dos grandes problemas centrales.

Uno es la campaña por la expropiación definitiva de Massuh por parte del Estado, y que la fábrica pase a funcionar bajo control de los trabajadores. La otra es la continuidad de un proceso de organización sindical independiente del Estado y las patronales. La experiencia en Paraná Metal indica lo precario de estos rescates; es necesaria la elección de delegados por sección y un pliego de reivindicaciones pendientes. Los reclamos obreros son inferiores, en dinero, al canon que se paga por el rescate al vaciador.

Juan Ferro